José Vicente Pascual: “Un poeta, un novelista, un escritor, es una isla en un archipiélago”

José Vicente Pascual. Foto: Manuel Cuenya

Manuel Cuenya

Aunque nacido en Madrid, José Vicente Pascual es leonés porque León, ahora mismo, significa casi todo para él, su mujer es leonesa, algunos de sus mejores amigos son leoneses, además siente que León es un lugar tranquilo donde puede reposar a cobijo del invierno y también cuando en otros lugares hace demasiado calor, demasiado ruido, como ocurre en casi todas partes. León es, en realidad, una elección en su vida, “probablemente la más venturosa”, aclara el autor de 'Almirante en tierra firme', una novela breve por la que recibiera el Premio Hispania de Novela Histórica en 2013, en la que ha intentado humanizar la figura de un héroe, el marino y gran militar Blas de Lezo, “alguien que fue ante todo un gran hombre en el sentido amplio de la expresión. Venció a los ingleses en multitud de ocasiones y en la terrible batalla de Cartagena de Indias, pero si hubiese salido derrotado, su valor personal y su mérito militar habrían sido exactamente los mismos. Y no nos habríamos acordado de levantarle un monumento”, manifiesta José Vicente a propósito de este personaje cuya dimensión humana está por encima de su heroicidad, porque a menudo “los héroes que se elevan sobre pedestales, convertidos en estatuas de mármol o bronce, al final sólo sirven para que les caguen las palomas (o para que alguien los retire y los esconda en algún almacén, por imperativos legales)”, agrega a la vez que cree que la literatura, en ocasiones, puede servir para poner en evidencia lo importante, “sin dejar que el brillo de la retórica desvirtúe el fondo esencial de las cosas”. Lo esencial no sólo como parte de la literatura sino de la vida misma, la literatura, sobre todo en León, como emanación libre y espontánea, “sin sospecharse a la sombra de nadie, ni de nada”, según José Vicente, convencido de que los narradores y poetas de la provincia leonesa, abundantes y notables, han tenido la gran fortuna de crecer sin el canon del pasado, la reverencia y la culpa, y aun por el hecho “de no estar sometidos a la obligación de un gran mito como, por ejemplo, el de García Lorca. Yo creo que esa es una de las razones de la vitalidad de la creación literaria en el entorno leonés”. No obstante, el creador de 'La hermandad de la nieve', que también recibiera el Premio Hislibris 2012 a la mejor novela, no es muy partidario de los patriotismos culturales “porque, por mucho que nos empeñemos, al final siempre resulta que un poeta, un novelista, un escritor, es una isla en un archipiélago”, precisa José Vicente, que escribe de un modo creativo desde que tiene memoria, aunque no sabe por qué lo hace, lo cual sería “más una tarea de diván y manual freudiano que de reflexión en el presente”. En todo caso, sí es consciente de que no concibe su existencia sin escribir, y también de los escritores que más le han influido, entre los que se hallan, aparte de los clásicos en cualquier idioma, los grandes maestros de la narrativa hispánica contemporánea: Carpentier, Cunqueiro, Pla, Miguel Espinosa, Perucho, Martín Santos, Juan Eduardo Cirlot...en una lista que sería interminable, según él, conocedor de que entre sus autores preferidos siempre están y estarán aquellos que le hayan aportado algo, que lo hayan emocionado, que le hayan enseñado algo y le hayan hecho sentir lector agradecido, en definitiva. Como es el caso de G. K. Chesterton, que, con su 'Ortodoxia', ha sido el último autor capaz (y muy capaz) de deslumbrarlo; “aunque semanas antes me emocionaba con Sapkowski y su tremenda novela 'Víbora'. Entre uno y otro hay suficiente espacio para llenarlo con cientos de nombres', sintetiza este narrador, que ha vivido durante cuatro décadas en Granada, donde desarrollara una intensa labor, como escritor y colaborador periodístico en medios como el diario 'Ideal' de Granada o 'La Opinión de Granada'. A este respecto, cabe señalar que, para José Vicente, el periodismo literario ayuda a comprender algunos elementos básicos del oficio de escritor, ”te hace consciente de que cuando escribes tienes que saber a quién te diriges en concreto, qué lectores, qué público. Por otra parte se ensayan las virtudes de la concisión, la precisión y la eficacia del discurso narrativo, algo que para un novelista resulta muy importante“.

Los héroes que se elevan sobre pedestales, convertidos en estatuas de mármol o bronce, al final sólo sirven para que les caguen las palomas (o para que alguien los retire y los esconda en algún almacén, por imperativos legales)

A pesar de que siente una especial vinculación de cariño y amistad con muchas personas que continúan en Granada, amigos de siempre que, al igual que él, no son granadinos “pata negra”, reconoce que nunca acabó de sentirse plenamente “integrado” en esa ciudad andaluza, porque su vida latía desacompasada con el pulso general de “aquel reino de Dios”, en el que, si bien hay gente de todas partes y de todas clases, “Granada es muy suya; o mejor dicho: los granadinos de cepa no te abren la puerta del todo aunque llames con toda amabilidad durante cuarenta años. Cuando escribía en la prensa local algún artículo que no era del gusto del 'granadino medio', la vox pópuli cultural me convertía automáticamente en 'escritor madrileño afincado en Granada'. No importaba que ese afincamiento durase toda la vida. Hay un núcleo duro, irreductible de granadinismo ensimismado, que necesita sentir la huella de un ADN irreprochablemente del lugar para reconocerte la gran virtud de 'ser granadino'”, confiesa este especialista en novela histórica, que nos recomienda la lectura de 'El ser granadino', un ensayo del profesor Nicolás María López Calera, que describe maravillosamente este singular fenómeno. “Entre otros hallazgos, López Calera argumenta que Granada ha adoptado como elemento icónico de su paisaje al ciprés (traído por los italianos para decorar sus famosos cármenes), porque ese árbol es el que mejor representa los atributos y espíritu del lugar: es alto, elegante, no da sombra y si acercas la mano e intentas acariciarlo, te pincha”.

La perspectiva, el tono, el ritmo y el estilo (¡el estilo, por favor!), son para mí absolutamente fundamentales

La literatura como vida

Aparte de especialista en novela histórica, José Vicente, que vive de la literatura, también ha publicado relatos y narraciones cortas como 'Mi corazón africano', entre otras. Y sabe que un relato breve, para que funcione bien, debe tener un planteamiento original, un desarrollo ágil y bien tramado y un final sorprendente que deje al lector pensando un rato. “En el caso de la novela, el final sorprendente, si bien recomendable, puede sustituirse por un desenlace que ponga al lector un pellizco en el estómago”, matiza este experimentado narrador, para quien lo más importante es saber narrar cada argumento con la debida pericia u “oficio”; “la perspectiva, el tono, el ritmo y el estilo (¡el estilo, por favor!), son para mí absolutamente fundamentales”. Cuenta que, hace varios años, una editora de la que aprendió mucho le enseñó que lo importante no es lo que se cuenta sino cómo se cuenta. “Si lo pensamos despacio, ¿a quién le importan las desventuras de un pirado que se cree caballero y se larga de paseo por La Mancha en compañía de un paleto que monta en burro? ¿Cómo es posible que una novela con un título tan horroroso como 'Fortunata y Jacinta' continúe siendo un éxito, 125 años después de su publicación? Lo dicho: la literatura, al final, es una cuestión de formas”, reflexiona este premiado autor, entre cuyos galardones literarios también se encuentran el Café Gijón o el Alfonso XIII, aunque el único premio que merece la pena –aclara– es el reconocimiento del lector. “Lo demás... Bueno, si te cae un dinerín, pues estupendo... vivo de esto y de vez en cuando, cada siete u ocho años, le entran a uno ganas de pillar el cheque de un premio. Y algo importante, antes de que se me olvide: si algún novelista te dice cosa distinta, te está mintiendo”, remata este escritor afincado en la actualidad en las Islas Canarias, cuya última novela, 'Interregno', publicada por Ediciones B, aparecerá en librerías este 3 de junio.

Entrevista breve a José Vicente Pascual

“Ningún partido político es lo que dice ser”

¿Qué libro no dejarías de leer o leerías por segunda vez?

He leído más de una vez algunos títulos... A ver si recuerdo: 'El que acecha en el Umbral', de Lovecraft, 'Corrección', de Thomas Bernhard (necesario del todo, la primera vez no se entera uno de nada); 'El desierto de los tártaros', de Buzzati, 'Merlín y familia', de Cunqueiro (la sigo releyendo de vez en cuando); 'Viaje en autobús', de Pla, 'Cien años de soledad', de Gárcía Márquez. La que se lleva la palma, en cuanto a relecturas completas, es 'Los pasos perdidos', de Carpentier. Hay que leerla con veinte años, con treinta, con cuarenta, con cincuenta... Nunca es la misma novela.

Un personaje imprescindible en la literatura (o en la vida).

El feo Tersites. Es el único humano de verdad que aparece en la Ilíada. No es un rey ni un guerrero, ni un semidiós ni un héroe; es un paisano malencarado, malformado y malhablado que le canta las cuarenta a Agamenón por haberse quedado con las riquezas del templo de Apolo, tras desembarcar los aqueos en Troya. Odiseo le atiza con el palo de su lanza, por deslenguado, y lo deja más defectuoso aún. El menda sale corriendo y todos se ríen de él. Es el primer personaje común de la literatura occidental. A partir de él, la literatura es un larguísimo camino, de veintiocho siglos más o menos, hasta llegar adonde estamos; el único progreso que reconozco en el arte de la narrativa es que podemos escribir sobre cualquier Tersites de este mundo sin acogernos al perdón de la excepcionalidad, más bien al contrario. Tersites, ahora, es el protagonista. Ahora, como decía Cirlot, “los dioses yacen mudos como esclavos, lamiendo el oro rosa y el estiércol”.

Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable).

Los autores de esa clase son legión hoy en día, mejor omito nombres. En cuanto a libros, como su propio título indica, Kundera escribió uno de ellos, muy notable: 'La insoportable levedad de' no me acuerdo qué. No pasé del título.

Un rasgo que defina tu personalidad.

Soy de esas personas que piensan mucho antes de hablar, pero al final no saben callar. Cuando meto la pata, lo que sucede con frecuencia, lo hago con todo el viento a favor y después de haber sopesado mucho las ventajas de la derrota.

¿Qué cualidad prefieres en una persona?

En esto soy muy clásico, y en el sentido clásico te lo digo: la virtud y la belleza (viene a ser lo mismo, prácticamente).

¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?

La política, en general detestable. Esquizofrénica. Ningún partido es lo que dice ser; ninguno dice lo que en verdad es; ninguno hace lo que dice que va a hacer; ninguno dice de verdad o qué piensa hacer...

La sociedad, en general desorientada y un poco afectada por el ingrato placer de la autocompasión y, a veces, la autolesión.

¿Qué es lo que más te divierte en la vida?

Confesable: derrumbarme en el sillón y ver fantásticas series de televisón con mi mujer al lado, tumbada en el sofá. Las diversiones inconfesables, por su propia naturaleza, son inconfesables. Algunas engordan y otras ayudan a adelgazar, pero ya te digo: son inconfesables.

¿Por qué escribes?

Porque no sé hacer otra cosa. Creo firmemente que las personas debemos dedicarnos a lo que sabemos. Hay mucho diletante por ahí, mucho enteradillo y mucho chapucero.

¿Crees que las redes sociales, Facebook o Twitter, sirven para ejercitar tu estilo literario?

No. Sirven para muchas otras cosas, muy útiles a veces; pero para pulir el estilo, no. Mejor una buena página de Word recién abierta y por llenar con algo que merezca leerse.

¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?

Todo lo que he leído, todo lo que me entusiasma o conmueve, todo lo que quisiera hacer o sentir. Como decía Conrad: “Ese algo de la vida que quisiéramos vivir apasionadamente, pero sin el riesgo de poseer el valor para hacerlo”.

¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?

Llevo un blog desde hace años, aunque en los últimos tiempos está un poco abandonado. Se titula 'Lejos de Ítaca'.

Pausa publicitaria: http://jvipascual.blogspot.com.es

Una frase que resuma tu modo de entender el mundo.

“Sólo aprovecha el beneficio de la guerra aquel que conoce el beneficio de no hacer la guerra”. Con mis respetos a Sun Tzu.

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