Ana del Río: “La poesía es transmitir vida con las letras, pero desde el alma”

Ana del Río. Foto: M. Cuenya.

Manuel Cuenya

Leonesa de La Bañeza, Ana del Río acaba de publicar y presentar en la ciudad de León 'La vida aprendida' bajo la editorial LápizCero, a la cual está muy agradecida, que le ofreciera la posibilidad de publicar este poemario, después de conocerla como autora en el Ágora poética y haber incluido, asimismo, tres poemas suyos en la antología, 'Ágora de poesía'. Cuenta Ana del Río, que sin duda tiene nombre artístico, que si esta editorial no se hubiera fijado en su obra, seguiría con sus poemas escondidos en cajones, porque ella no se había planteado buscar editor. Pero ha llegado su hora, su buena hora, y ya podemos disfrutar, lectores y lectoras, de su ópera prima, que, según ella, es un libro bastante duro en ocasiones, reflejo de experiencias quizá no tan comunes (también variopintas) para la mayoría. “Un reflejo de sentimientos fruto de mis propias vivencias y de aprender las consecuencias que el comportamiento humano puede causar en terceras personas. Es un desnudar mi alma sobre el papel, deseando que llegue al corazón de todo el que al leerlo se sienta identificado”, aclara esta poeta que emigrara a finales de los sesenta, con tan sólo seis años y en compañía de su familia, a Suiza, país que recuerda con sus pros y sus contras: aquel primer viaje en tren con su padre y su hermano, reflejo típico de las fotos que vemos de los emigrantes de los 60 y 70. “Era un mundo nuevo. No es cierto que nos diesen tantas facilidades a los extranjeros como hoy se dice, hablando de los nuevos inmigrantes –rememora–. Siempre anteponen privilegios y derechos a los nacionales, no lo veo mal, pero la lucha no era tan fácil como la describen”, detalla, consciente de que aprendió mucho allí, incluso sufrió tratos racistas. No obstante, reconoce que ella, que sí destacaba en los estudios, acabó siendo valorada, porque en Suiza se valora, se promueve y hasta se contrata a quien sobresale, en la faceta que se tercie. Asimismo, en aquel país, al que fueran a parar tantos emigrantes españoles y españolas, se procura orientar a cada persona, a cada niño o niña, por el camino que perciben que puede despuntar. En este mismo sentido, recuerda que la enseñanza es diferente a la española, al menos la enseñanza obligatoria, en la que se hace hincapié en el verdadero aprendizaje por la comprensión y su aplicación a la vida. “Nada de memorizar listas interminables de batallas históricas o de reyes, y en literatura, nada de aprenderse listas de nombres de autores y sus obras. Se centra en enseñar la verdadera comprensión de la obra, en cómo está escrita y sobre todo en lo que realmente ha querido decir el autor. El saberse autores y obras, vendría después, con el tiempo, al leer los libros. Todo el aprendizaje se realizaba, durante las clases, nada de leer libros incomprensibles para niños en casa y traer comentarios”, puntualiza Ana, quien confiesa que, los ocho años que recibiera educación en Suiza, han marcado su forma de expresarse y de aprender, en definitiva, tanto a la hora de escribir como en la vida diaria.

'La vida aprendida es un reflejo de sentimientos fruto de mis propias vivencias y de aprender las consecuencias que el comportamiento humano puede causar en terceras personas. Es un desnudar mi alma sobre el papel, deseando que llegue al corazón de todo el que al leerlo se sienta identificado

Entre dos culturas

En ese singular país centroeuropeo, donde ha regresado en algunas ocasiones de visita, sigue viviendo una gran parte de su familia cercana. No obstante, Ana es y se siente leonesa, lo que significa, en su opinión, que pertenece a una región de paisajes variados y de gran belleza, caracterizada por un paisanaje luchador y una gran diversidad en las maneras de ser y de vivir. Si bien su infancia transcurrió en Suiza, además de haber vivido durante algunos años en otras ciudades españolas, lleva la mayor parte de su vida en su tierra y sus escritos están principalmente llenos de referencias a paisajes de León y a sus gentes, cuyo carácter, a menudo, se vuelca más con lo que llega de fuera que con lo que hay dentro. “Demasiadas veces nos dejamos obnubilar por las famas creadas por ciertos críticos y no sabemos ver la grandeza que tenemos al lado. Y todo esto lo digo pensando en más de un narrador o poeta leonés que conozco y se les lee poco, probablemente porque no tienen buena publicidad o por esa manía tan española de pensar que si a 'fulanito' le han dado un premio Nobel (por poner un ejemplo), hay que leerle porque es el mejor. Pero a veces esos premios sólo son el gusto personal de sus críticos o jueces. Me gusta leer de todo, tenga la crítica que tenga el libro y yo decido si a mí me gusta o no. Espero que a esos escritores, tan buenos que tenemos, vayan dándoles su oportunidad y saliendo a la luz, para disfrute de todos nosotros”. Así de contundente se expresa Ana, para quien la lectura ha sido fundamental en su vida y a la hora de escribir de un modo creativo, una excelente manera de aprendizaje, con la poesía siempre presente desde que aprendiera a leer. Entre sus lecturas de referencia figura la poesía de Jacques Prévert, los versos libres de este autor francés, que descubriera con trece años en las clases de Literatura en Lausanne. Y desde entonces ha escrito sus pensamientos en verso libre, “sus impulsos”, como a ella le gusta denominar a sus poemas, que comienzan siempre con un pensamiento, una frase que se le viene a la mente, que necesita plasmar por escrito para que no se le olvide, aunque a posteriori sean releídos, corregidos o también eliminados, “siempre nacen de lo que algunos llaman 'catarsis', aunque me parece excesivo dicho término”, según ella, que, si bien le apasionan los sonetos, las décimas, los romances, etc., se dio cuenta de que ese tipo de versos libres “(que también tienen su técnica para que el lector los pueda leer interpretando correctamente el tono que quiere darles el autor), eran el tipo de versos en los que yo me sentía cómoda para expresarme mejor”, matiza Ana, que reconoce, asimismo, la labor que realizan en León escritores como Juan Campal, Ramiro Pinto o Felipe Piñeiro, a quienes conociera en el Ágora de poesía, donde ella misma comenzara a declamar sus versos en público y al que sigue asistiendo en la actualidad.

Demasiadas veces nos dejamos obnubilar por las famas creadas por ciertos críticos y no sabemos ver la grandeza que tenemos al lado

Dicho sea de paso, Ana también ha participado en la Facendera artística leonesa y en Le Pasquín (incluso como anfitriona y organizadora de uno de estos eventos), todos ellos enriquecedores, sobre todo como modos de acercamiento de la poesía al gran público. Cuenta que a Juan Campal lo leía en sus artículos de opinión en el periódico desde hacía años, que le gustaba esa escritura suya muy trabajada, muy rica en vocabulario y con abundante pero sutil ironía en sus artículos. “También he leído sus libros y poemario, lógicamente estilos diferentes a los artículos. Un escritor muy exigente con su trabajo y que siempre sorprende, ya sea en sus artículos, novelas o poemas. Le he leído con gusto en todos sus estilos”, precisa. En cuanto a Ramiro Pinto, “el hombre conocido como activista”, con una abundante obra, dice Ana que ella prefiere definirlo como defensor de las causas justas, de protección y ayuda a todo el que lo necesita. “Refleja en sus escritos ese aprendizaje de sus luchas por la justicia a favor del pueblo y por ello puede ser a veces muy filosófico, cosa que a mí me gusta especialmente. Experiencias de la universidad de la vida, plasmadas en sus escritos”. Respecto a Felipe Piñeiro, a quien conociera más tarde que a Campal y Pinto, señala que le gusta mucho su poesía porque se identifica con su forma autobiográfica de escribir, con sus aforismos y pensamientos contundentes y a veces desgarradores, “aunque seamos diferentes escribiendo”, especifica esta poeta aficionada a la pintura, otra de sus pasiones, que considera que tanto la poesía como la pintura son una manera de expresarse, de expulsar y plasmar lo que ve, lo que experimenta, lo que siente... son expresión absoluta“. En lo que se refiere a la pintura, dice que el lienzo refleja imágenes de belleza que entran por los ojos, porque los cuadros hablan. Y que se puede pasar largos ratos observando un cuadro que le guste, porque los cuadros cuentan muchas historias sin hablar. ”Es la belleza que se transmite a través de la vista“, sintetiza. Por su parte, la poesía es algo similar: ”transmitir vida con las letras, pero desde el alma“. Para Ana, el arte es sinónimo fundamentalmente de expresividad. ”Si un pintor hace un retrato, pero no capta con el pincel la expresión de ese rostro, no me parece buen retrato. Si lo que lees te toca el corazón de alguna manera, me gusta aunque no sea quizás tan técnico como otros escritos perfectamente elaborados académicamente, pero que no te transmiten nada... He leído y escuchado a algún poeta leonés todavía inédito, que conjuga perfectamente técnica académica y puro sentimiento“, concluye esta poeta pintora, que también fuera colaboradora de la desaparecida revista 'Palavras contra Balium10', las palabras como un tranquilizante, y sigue escribiendo poesía en verso libre, al tiempo que prepara un nuevo poemario. ”Aprendiendo cada día de todo lo que leo y oigo. Es mi manera de expresarme porque, tanto en la vida diaria como en poesía, no busco competencias ni me marco metas de logros, más que seguir superándome a mí misma cada día, es el único premio que persigo. Aprendizaje constante y seguir descargando pensamientos y sentimientos en el papel con la pluma, porque es lo que me gusta“.

Entrevista breve a Ana del Río

“La historia está para aprender de ella”

¿Qué libro no dejarías de leer o leerías por segunda vez?

La vida aprendida

Tendría muchos que releer y aún más los que me gustaría no perderme. Pero los de poesía son siempre libros para releer constantemente.

Un personaje imprescindible en la literatura (o en la vida).

Todos son imprescindibles y toda persona, para bien o para mal, siempre nos enseña algo sobre la literatura o la propia vida. Para aprender de ello y también para no repetir ciertas experiencias. Aunque hay muchos más, recuerdo ahora mismo a José Saramago, uno de los imprescindibles para mí, como escritor y gran persona que nos ha dejado tantas enseñanzas.

Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable).

Podría nombrar varios y no nombraré a ninguno, porque incluso lo que no nos gusta, también nos enseña.

Un rasgo que defina tu personalidad.

Lucha incesante y solitaria por la vida desde la infancia. Los logros, si los hay, que sean propios, no fruto de influencias y las derrotas que son muchas más, también.

¿Qué cualidad prefieres en una persona?

Lealtad.

¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?

Me produce gran tristeza e impotencia. La historia está para aprender de ella y nuestro pueblo parece olvidarse hasta de la más reciente. Los países, que mejor funcionan, han entendido que los gobernantes no son elegidos para venerarles y servirles, sino que su obligación es servir al pueblo. Nuestra sociedad y su excesivo individualismo sólo da mayor poder a quienes lo utilizan en beneficio propio y sin escrúpulos. Perder ciertos valores sociales, nos autodestruye. Aún veo demasiada pasividad en la población, espero que esto siga cambiando por el bien de todos y de nuestros hijos.

¿Qué es lo que más te divierte en la vida?

Depende del momento y el estado de ánimo, pueden ser muchas cosas. Charlar con unos buenos amigos, ratos de aislamiento, la jardinería, la música, leer, escribir, pintar, pasear por el campo y disfrutar la naturaleza, los animales... Lo mejor de la vida, lo que más disfrute me produce, son las cosas sencillas de cada día.

¿Por qué escribes?

Es mi forma de expresarme.

¿Crees que las redes sociales, Facebook o Twitter, sirven para ejercitar tu estilo literario?

Las redes sociales, aunque se demonicen a veces, también nos sirven y mucho, para acercarnos unos a otros, conocer a más autores y obras, tener mayor información y para aprender de diferentes estilos, aunque a la hora de leer con calma, siempre prefiero el papel.

¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?

Todo lo que haya leído anteriormente me enseña y me puede inspirar, pero en el momento de plasmarlo en el papel, siempre son ideas y estilo propios. Aunque sin pensarlo expresamente, supongo que toda lectura se va reflejando en nuestro estilo, que siempre va evolucionando, sería en tal caso una mezcla de todas las fuentes.

¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?

No tengo blog, aunque hace tiempo pensé en crear uno. Solamente me expreso y leo cosas de otros blogs a través de Facebook, por lo que no sigo ninguno en concreto y al mismo tiempo leo varios. Las publicaciones de algunos blogs sí que son otra herramienta literaria y otra fuente a mayores de conocer nuevos escritores.

Una frase que resuma tu modo de entender el mundo.

Cada vez entiendo menos al mundo y más aún cuando veo tanta falta de justicia, de pérdida de valores, de moverse sólo por intereses. Demasiados materialismos y presunciones inservibles y una tremenda falta de empatía.

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