José Ignacio García: “Gregorio Fernández Castañón es un espejo donde me miro”

José Ignacio García. Foto: Juan José Pérez Araguz.

Manuel Cuenya

José Ignacio García García, el autor de 'Entre el porvenir y la nada', con el que ganara el Premio Miguel Delibes de Narrativa en 2009, presume de que sus orígenes literarios están en León. Si bien nació o lo nacieron en San Sebastián -algo meramente anecdótico, porque apenas vivió unos meses en tierras vascas-, está convencido de que tal vez no habría llegado a ser escritor si no hubiera vivido, coincidiendo con el último lustro del siglo XX, en la “bendita” ciudad de León, donde conociera a narradores y poetas “maravillosos” como José Luis Puerto, Tomás Sánchez Santiago, Alberto Rodríguez Torices, Juan Campal, Gregorio Fernández Castañón o Máximo Cayón Diéguez. “Todos ellos, y otros muchos que vendrían después, me marcaron humana y creativamente, y me enseñaron y me animaron para que diera mis primeros pasos por el camino siempre incierto de las letras escritas”, precisa este creador, que se fogueara en la escritura en el desaparecido periódico 'Transeúntes', “gracias a la confianza que depositó en mí el hermano José Luis”. En aquel periódico José Ignacio escribía, aparte de diversos reportajes sobre temas varios, una columna titulada 'Crónicas de Villacansina', lo que le permitió lanzarse al ruedo, con el apoyo de una persona que lo leía, que lo animó a escribir algo más creativo. Recuerda que en aquella época estaba leyendo a Manuel Rivas, sobre todo aquellos cuentos que dieran origen a la película 'La lengua de las mariposas', que a él le inspiraran la escritura de un cuento, con el que acabaría ganando un certamen nacional de relatos. Un premio definitivo, porque “de no haberlo conseguido, no sé si hubiera escrito algo más”, matiza. Además del escritor y periodista gallego, José Ignacio reconoce, dependiendo de la época, la influencia, consciente o inconscientemente, de otros muchos escritores, entre ellos Borges, García Márquez, Cela, Muñoz Molina, Millás, Andrés Trapiello o Tomás Sánchez Santiago. Y fundamentalmente Delibes, que en su adolescencia le enseñó cómo personas comunes y corrientes, como las que él conocía cuando veraneaba en el pueblo familiar, podían convertirse en héroes literarios. “Más tarde me marcó la lectura del Quijote...Y está claro que, sin caer en la copia o el plagio, cuanto mejor se lee, mejor se escribe”, sintetiza este apasionado de León y el carácter de sus gentes, sus paisajes, su Semana Santa, que tanto le han marcado en términos literarios, vitales, sobre todo en sus comienzos, porque “lógicamente, cuando uno se distancia descubre nuevos horizontes que se reflejan en lo que escribe”.

Narradores y poetas maravillosos como José Luis Puerto, Tomás Sánchez Santiago, Alberto Rodríguez Torices, Juan Campal, Gregorio Fernández Castañón o Máximo Cayón Diéguez... Todos ellos, y otros muchos que vendrían después, me marcaron humana y creativamente, y me enseñaron y me animaron para que diera mis primeros pasos por el camino siempre incierto de las letras escritas

Reconoce que no entendería un José Ignacio García escritor que no estuviera asociado a León, donde ha conseguido premios y reconocimientos, la ciudad en la que ha publicado varios de sus libros. Leonesa es, asimismo, una de las aventuras literarias de la que se siente más orgulloso: el proyecto cultural 'Contamos la Navidad', que creara en 2009 con la familia Chamorro (Impresión Punto y Seguido), y que no ha dejado de darle alegrías, siendo la última y más importante la concesión del premio 'La Armonía de las Letras 2015' a la promoción cultural, “un acicate para seguir adelante, cuando las fuerzas empezaban a flaquear”. En este sentido, José Ignacio considera a Gregorio Fernández Castañón, del que sólo puede decir cosas buenas, como a uno de los principales socios e impulsores del proyecto 'Contamos la Navidad'. Y también como alguien extraordinario que lo rescatara del olvido literario, que lo convenciera para que volviera a escribir, tras varios años sin hacerlo, y de este modo surgiera su novela 'Mi vida, a tu nombre', de la que se siente muy orgulloso. “Gregorio es un espejo donde me miro: escribe, edita, fomenta, patrocina y promociona la Cultura, recupera historias y monumentos desconocidos u olvidados, alienta a muchos autores... y colabora altruistamente con casi todo el mundo que pide su ayuda. En mi opinión León debería hacerle un monumento, porque de una manera privada, y jugándose sus propios bienes no deja de luchar por poner a León y su Historia en el lugar de privilegio que merecen”. Así de contundente se expresa este especialista en narrativa breve, al que, por lo demás, no le gusta que lo encasillen como cuentista -aunque el cuento no sea un subgénero, sino un género en sí mismo, cada vez más valorado y reconocido-, habida cuenta de que, cuando a uno lo llaman cuentista –aclara- se asocia con que uno no es capaz de escribir historias más largas. En todo caso, José Ignacio tiene previsto que sus próximas creaciones sean de aliento largo. Y como avezado narrador recomienda, tanto a su alumnado de talleres de escritura creativa como a los escritores en general, que lo importante en un relato es colocar las palabras adecuadas en su lugar preciso, desde la primera hasta la última. “Creo que ninguna debe elegirse al azar, que si hay que elegir entre dos que digan lo mismo –como decía el maestro Pereira- debemos decantarnos por la más humilde”. Cree, asimismo, que se debe evitar el exceso de adverbios y adjetivos innecesarios, “pecado de juventud que casi todos cometemos. Y por supuesto hay que poner música y emoción en las palabras, conflicto y tensión en los argumentos, dinamismo en los personajes, un ritmo trepidante que impida abandonar la lectura, y unos desenlaces que dejen boquiabierto al lector”.

El cuento que quisiera escribir contigo

Hay que poner música y emoción en las palabras, conflicto y tensión en los argumentos, dinamismo en los personajes, un ritmo trepidante que impida abandonar la lectura, y unos desenlaces que dejen boquiabierto al lector.

A este respecto, destaca al escritor Miguel Paz Cabanas, que le recuerda mucho al mejor Cortázar, como un grande del cuento actual, que no deja de sorprenderle, ahora que ha comenzado a caminar en el género poético “con una fortaleza demoledora”. Confiesa que Miguel Paz, al que descubriera por casualidad, escribe muy bien. Tiene y hace patente su propio estilo. “Su técnica es muy buena. Sus argumentos magistrales. Y además maneja muy bien la ironía, el sarcasmo, y los combina con la profundidad de sus pensamientos. Estoy seguro de que sus méritos y su talento pronto serán reconocidos con galardones del máximo nivel”.

Recientemente, ha publicado y presentado en León 'El cuento que quisiera escribir contigo', un libro muy especial, en palabras de su creador, porque es el primero que ha escrito después de superar milagrosamente una enfermedad mortal de necesidad, lo que supone un canto a la vida, al amor visto desde muchos puntos de vista, a la esperanza... Un libro sincero y arriesgado, en el que su autor se desnuda de un modo literario y busca la complicidad de sus lectores y 'lectrices'.

En la actualidad, tiene varios frentes abiertos, entre ellos, su colaboración anual para la revista Camparredonda, donde escribiera relatos como 'El paraíso del silencio', que fuera recogido luego en recopilaciones de cuentos importantes; o la séptima entrega del proyecto 'Contamos la Navidad'. Cabe reseñar que la Navidad es, según José Ignacio, un momento de reencuentros, de mirarse para dentro y evaluarse, de evocar los recuerdos, de activar las emociones y los sentimientos, de ilusionarse, de sentir la magia de la vida. “¿Acaso no es ese un buen reclamo literario?”, se pregunta este narrador que trabaja con calma en dos novelas, una relacionada con su enfermedad, y otra que tiene que ver con la vida de los policías “desde su lado más humano, con sus luces y sus sombras, y en la que aparecerá un inspector llamado Bruno Sanabria, que ya se ha asomado, a modo de aperitivo, a las páginas de mi último libro, protagonizando uno de los relatos”, apostilla.

Entrevista breve a José Ignacio García

“Lo que más me divierte es vivir intensamente cada instante, como si fuera el último”

¿Qué libro no dejarías de leer o leerías por segunda vez?

'Calle Feria', de Tomás Sánchez Santiago. De hecho lo he leído más de dos veces, y recientemente en su nueva reedición en 'La isla del náufrago'.

Un personaje imprescindible en la literatura (o en la vida).

La mujer que amo.

Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable).

Me he encontrado con varios. Pero curiosamente aunque se dice que se escribe como se es, he leído libros bastante dignos de autores y autoras insufribles. En cualquier caso la arrogancia o la prepotencia, sin gustarme, puedo llegar a entenderlas en autores consagrados. Me molestan más esos rasgos cuando los manifiestan escritores emergentes que aún no han empatado con nadie.

Un rasgo que defina tu personalidad.

La ingenuidad, acaso ilusa, del que cree que la Literatura puede ayudar a construir un mundo mejor, donde las personas sean más felices a través de la lectura.

¿Qué cualidad prefieres en una persona?

La nobleza, con lo que conlleva de honestidad, generosidad y lealtad.

¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?

No se puede generalizar, pero la clase política no deja de defraudarme. Y lo peor es que sus conductas y sus decisiones hacen que la sociedad cada día esté más deshumanizada, más recelosa y menos esperanzada.

¿Qué es lo que más te divierte en la vida?

Vivir intensamente cada instante, como si fuera el último.

¿Por qué escribes?

Porque lo necesito tanto como amar, comer o respirar.

¿Crees que las redes sociales, Facebook o Twitter, sirven para ejercitar tu estilo literario?

No.

¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?

Por lo general la vida y las personas que me rodean, sus comportamientos, sus emociones, y sus sentimientos. Alguien dijo recientemente que soy un buen ejemplo del “Realismo humano”, y que la clave de mis historias está en revestir la realidad que me aprieta con una pátina de creatividad que la hace fantástica.

¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?

No. Tengo un blog, pero cambié de ordenador hace un par de meses, y no he aprendido a entrar en él desde entonces.

Una frase que resuma tu modo de entender el mundo.

Todo iría mejor si cambiáramos el uso de dos preposiciones limítrofes, usando más el “con” y erradicando el “contra”.

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