Fernando García Crespo:“He crecido en el desarraigo, sin raíces”

Fernando García Crespo. Foto: Manuel Cuenya

Manuel Cuenya

“...-Recuerda que el mundo se acaba cada vez que expiras el aire de tu cuerpo y que eso no tiene nada de sorprendente. Lo verdaderamente asombroso es que cada vez que inspiras el aire que te rodea el milagro de la vida se produce de nuevo continuamente.

La verdad es que no había entendido mucho de lo que mi abuelo me había explicado, pero el tono de su voz, la confianza y pasión con las que me hablaba acabaron tranquilizándome. En cuanto llegué a casa cogí la carta y la hice pedacitos. Estaba absolutamente convencido de que los buenos de Melchor, Gaspar y Baltasar sabían mejor que yo qué era lo que verdaderamente necesitaba. Y eso es lo que yo quería, sólo lo que necesitaba.

El mundo no se acabó entonces pero sigo tan sorprendido por el milagro continuo de la vida que aún no he dejado de dar las gracias por ello“.

(extracto de 'La última carta', Fernando García Crespo)

Cuenta el narrador Fernando García Crespo que, aunque naciera en Alar del Rey (Palencia), donde también nace el Canal de Castilla, siempre se ha sentido leonés, porque su familia desembarcó a orillas del Esla cuando él aún no había cumplido los dos años de edad, y, además, en su casa el pasado nunca estuvo presente, así que creció con escasas referencias ancestrales. “He crecido en el desarraigo, sin raíces”, precisa a la vez que reconoce que, gracias a sus amigos -quienes se dedican a rescatar, preservar y transmitir una cultura leonesa que él desconocía y de la que ellos se sienten muy orgullosos ya que es/era el mundo de sus mayores-, está conociendo y amando la tierra en la que vive. Y, de un modo inconsciente, a sus relatos se asoman el entorno que le rodea, los paisajes, los ambientes, las gentes. “Me llama la atención cuando alguien descubre un paisaje concreto al leer una de mis historias, un lugar en el que yo no había pensado al escribir pero que alguien ve ahí”, concreta este contador de historias, convencido, como tantos otros, de que en la provincia de León existen buenos narradores y poetas a resultas del clima, “de ese frío que algunas veces amenaza con ser eterno”. Los inviernos de León como caldo de cultivo ideal para talentosos artistas y sabrosos embutidos, asegura Fernando, consciente de que cuando uno crece envuelto, arropado por cuentos y canciones propias de su tierra, tiene un bagaje cultural que es semilla y abono de su identidad artística. “Supongo que los filandones cumplían esta labor de enriquecimiento. Hace años me di cuenta de que cuando no existe un televisor, ni otros aparatos similares de entretenimiento/alienamiento, los filandones surgen espontáneamente, siempre hay alguien que tiene algo que contar, que cantar, que compartir si tiene el entorno y el silencio apropiados”, destaca el autor de 'Ingenios y disparates' (Cultural Norte, 2013), un libro compuesto por dieciocho relatos breves que la artista leonesa Laura G. Bécares ha ilustrado con chispa y ternura dándoles luz y vida. “Los ha enriquecido con su talento y sencillez”, matiza Fernando, a quien le resultó muy gracioso y hermoso verse convertido en personaje de sus propias historias, “una especie de despedida/homenaje al tipo del pelo naranja que un día fui”. Se trata de una obra, en opinión de su creador, llena de humor, otra forma de interpretar lo cotidiano, menos áspera, menos dolorosa. “¡Ah, y la fórmula para hacer pompas de jabón gigantes! Cualquier personita que se quiera adentrar en el fascinante mundo de las pompas gigantes puede hacerlo a través de 'Ingenios y Disparates', ya que es ahí donde comparto mis aprendizajes con el tan ingrávido y sutil mundo de las pompas de jabón gigantes”, sintetiza este contador de cuentos y hombre de teatro, que en el verano de 1995 decidió montar, en Astorga, su propia compañía, 'Hoja de Roble', como alternativa al aburrimiento, tras pasar tres años de su vida en Ibiza, donde, durante su último año de estancia en esta isla mediterránea, había trabajado con el grupo local Foc i Fum (Fuego y Humo) haciendo animación para discotecas como Amnesia y Space, así como sus primeras incursiones en el mundo payaso /clown e infantil. “Aquello había dado una nueva dimensión a mi existencia; poder compaginar las mañanas de oficina y burocracia con la magia de la ilusión era algo que no quería perder. Así que, de nuevo en Astorga, me propuse iniciar un Teatro de Sombras Mágicas. Y ahí empezó todo”, recuerda este creador que sufría, en sus inicios de 'Hoja de Roble', cada vez que tenía que exponerse ante el público, aunque reconoce que le encantaba aquella tensión. Hasta que, años después, hizo un curso de narración oral escénica con Ángel Sol y fue entonces cuando empezó a sentir seguridad en lo que hacía frente al público, en lo que decía. “Allí conocí a Manuel Ferrero, a quien considero un maestro como cuentero. Como contador de cuentos estás totalmente expuesto ante un público con reacciones muy particulares, reacciones de las que te hacen partícipe, se genera un feed-back, un toma y daca que cuando hay una buena conexión por ambas partes me encanta”.

Hace años me di cuenta de que cuando no existe un televisor, ni otros aparatos similares de entretenimiento/alienamiento, los filandones surgen espontáneamente, siempre hay alguien que tiene algo que contar, que cantar, que compartir si tiene el entorno y el silencio apropiados

Sombras mágicas

En su faceta como guionista de teatro ha tenido la ocasión de firmar varios espectáculos, entre ellos, 'Pancho y el Bosque' o 'Gandolfo III', pertenecientes a su teatro de sombras, guiones y cuentos para 'Palomino y Chincheta', en el apartado de clown, o bien su teatro de calle 'Cómodos Plazos' para la OMIC de la Diputación de León, algo que considera como oportunidad de crecer, aceptar riesgos, comprobar si su trabajo funcionará ante el público. No en vano, él, que se reconoce como un espectador nato desde que era un niño, siempre piensa en lo que le gustaría encontrarse como público y dárselo. Parte de este material se puede encontrar en youtube, en el 'canal hojaderoble', o en 'fernando hojaderoble'. “Desgraciadamente, la mayoría de las cosas que he hecho han sido a ciegas, sin poder tener esa referencia tan válida que es la del espectador”, se lamenta Fernando, que comenzó escribiendo sus propias historias por la necesidad de sacar a la luz sus inquietudes. Además, dice que es “un mentiroso empedernido” que, por educación, no puede mentir, así que canaliza sus mentiras, sus engaños a través de los relatos. “Me encanta que alguien dude de si lo que estoy contando es real o ficticio. No me gusta engañar a nadie, pero que alguien dude..., eso me hace creer que el cuento está bien contado, sino desde la forma, al menos desde la emoción”, apostilla este lector de Boris Vian, Naguib Mahfuz, Roberto Bolaño, Haruki Murakami, Margaritte Yourcenar, Ana María Matute, entre otros much@s, que casi todos los años escribe un cuento de Navidad, como si fuera una obligación, habida cuenta de que en un inicio esta idea le surgió como un juego para ganar un concurso. El pasado año el Ayuntamiento de Astorga editó su relato 'La última carta', junto a los cuentos de otros autores y autoras, en un volumen titulado 'Relatos de Navidad'. En todo caso, sus relatos están “fabricados” en su mayoría desde el Amor, lo que le procura satisfacción. Cabe reseñar que algunos de sus cuentos sólo se encuentran en edición de un solo ejemplar. “Curiosamente, están grabados y musicados. Alguno de ellos se llegó a ilustrar”.

Como contador de cuentos estás totalmente expuesto ante un público con reacciones muy particulares, reacciones de las que te hacen partícipe, se genera un feed-back, un toma y daca que cuando hay una buena conexión por ambas partes me encanta.

En la actualidad, está con el boceto de un viaje que hiciera a Nepal y Tíbet en el 2010. Confiesa que le ha costado cinco años escribir sobre este tema con cierta coherencia. Su idea es acompañar el relato, que tiene un componente mágico y absolutamente real, con imágenes de aquella aventura. “Nos gustaría, al fotógrafo, al capitán Haddock y a mí que su publicación sirviese para devolver al pueblo nepalí una pequeña parte de todo lo que ellos nos dieron, en mi caso una nueva forma de concebir la vida”, concluye.

Entrevista breve a Fernando García Crespo

“Que todos los seres de todos los mundos seamos felices y vivamos en paz”

¿Qué libro no dejarías de leer o leerías por segunda vez?

Me gustaría volver a leer 'Confieso que he vivido' de Pablo Neruda, lo leí hace 30 años cuando estaba empezando a vivir.

Un personaje imprescindible en la literatura (o en la vida).

A día de hoy, Tintín, de Hergé. Y también 'El Principito', de Antoine de Saint- Exupéry.

Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable).

Me gustaba mucho Milán Kundera, pero leí algo de él que aún no le he perdonado. No recuerdo el título.

Un rasgo que defina tu personalidad.

El tesón, o eso dicen.

¿Qué cualidad prefieres en una persona?

La sinceridad. Que alguien sea sincero contigo te evita muchos quebraderos de cabeza.

¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?

No tengo ninguna opinión al respecto, alguna vez que la he tenido he comprobado que estaba bastante equivocado. La sociedad, más allá de la familia no sé lo que es, sé qué es lo que se supone que debería ser, pero no sé lo que es.

¿Qué es lo que más te divierte en la vida?

Lo que más me divierte es jugar, jugar sin temor a la derrota. Y a ser posible que sea un juego desconocido, nuevo, sin demasiadas reglas.

¿Por qué escribes?

Es una necesidad, como mirar a lo lejos, o escuchar el silencio.

¿Crees que las redes sociales, Facebook o Twitter, sirven para ejercitar tu estilo literario?

No, al menos el mío no. Se supone que son canales de comunicación en los que prima la inmediatez, así que las palabras... cuantas menos mejor.

¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?

No lo sé. Me influyen muchas cosas sin que yo sea consciente de ese influjo.

¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?

Sí, participo en una intranet de mi trabajo que se llama la Ventana. Colaboro con relatos que en algunas ocasiones no tienen mucho sentido fuera del mundo laboral. Ahí puedo leer a otros compañeros del resto de España que también tienen inquietudes literarias. Aunque no nos conocemos personalmente hacemos proyectos comunes para divertirnos fuera de la jornada laboral.

Una frase que resuma tu modo de entender el mundo.

Jajaja, ésta es muy fácil, Manuel.

Que todos los seres de todos los mundos seamos felices y vivamos en paz.

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