Una orquesta sinfónica para el futuro de la comarca del Bierzo

Ensayo de la orquesta sinfónica 'Sinfonetta', nacida en Ponferrada. / Foto Antonio Sánchez

David Álvarez / ICAL

Diez años atrás, el IES Gil y Carrasco de Ponferrada participó de una experiencia de creación de orquestas escolares, a imitación del movimiento con el que algunos países de América Latina iniciaron procesos de transformación social para ofrecer alternativas a sus jóvenes y alejarlos de conductas adictivas.

Ese precedente, sumado al empeño personal de Manuel Alejandre, pianista, compositor y profesor de música de ese instituto, ha logrado en una década poner en marcha una agrupación musical de más de 40 músicos, tanto profesionales como estudiantes del Conservatorio y de otros centros de educación musical de la comarca. “Por fin tenemos una orquesta sinfónica en Ponferrada después de muchísimos años peleando por ella”, explica Alejandre, que avanza que la agrupación, bautizada como Sinfonietta de Ponferrada, llevará a cabo su primer concierto en solitario en el mes de enero en el Teatro Bergidum de la capital berciana.

El germen de la Sinfonietta se encuentra en la agrupación surgida en el centro educativo bajo el nombre de Asociación Orquesta Sinfónica Gil y Carrasco, que actuó en varios conciertos en la comarca. El empujón final para poner en marcha una orquesta “con entidad propia” llegó en marzo de este año, con el “éxito total” que supuso el concierto de homenaje a Enrique Gil y Carrasco, en el que más de 50 jóvenes del coro Gil y Carrasco compartieron escenario con los músicos que hoy forman parte de la Sinfonietta.

Ahora, ya desvinculada del instituto, la Sinfonietta aspira a presentarse ante el público berciano “en condiciones”. Para ello, con la entrada del nuevo año, la Sinfonietta subirá al escenario del Bergidum con “un programa muy atractivo”, en el que los músicos llevarán a cabo un recorrido por la historia de la música sinfónica, que arrancará con las piezas barrocas de Haendel y Bach, pasando por el romanticismo de Brahms hasta llegar a las sinfonías creadas por Mozart. “Creo que el resultado va a ser espectacular”, asegura el director.

Tres escenarios para crecer

El nacimiento de la Sinfonietta debe mucho a tres escenarios que han permitido el crecimiento de los músicos que la integran. En primer lugar destaca el Conservatorio y su “esencial contribución a la cultura de Ponferrada”, explica Alejandre. Por otro lado, los llenos registrados cada verano en los conciertos del ciclo de música de cámara Corteza de Encina, que se celebra desde 2008 en el Castillo de los Templarios, suponen una evidencia de que “en Ponferrada hay una demanda de música clásica que no está cubierta”, además de ofrecer una salida escénica para los instrumentistas formados en el Conservatorio.

El último de los escenarios que ha marcado la trayectoria de la Sinfonietta es la sala Río Selmo, cuya gestión por parte del Teatro Bergidum consiguió arrancarla del “desuso” en el que había caído. Alejandre valora la reciente decisión de que la sala albergue conciertos de música de cámara durante el invierno, de la mano de las Juventudes Musicales de la Universidad de León (ULE), lo que permitirá “dar continuidad a la oferta musical de Ponferrada más allá de los meses de verano”.

El director de la orquesta sinfónica 'Sinfonetta', nacida en Ponferrada, Manuel Alejandre. / César Sánchez / ICAL

Problemas de espacio

Las sinfoniettas son agrupaciones musicales “más grandes que una orquesta de cámara pero más pequeñas que una sinfónica habitual”, explica Alejandre, que lamenta que “la infraestructura y la economía de la asociación no nos permiten crecer por ahora”. En ese sentido, el director señala que “la prioridad es tener un local adecuado para ensayar de manera cómoda y sin tener que pedir favores”, ya que hasta ahora esos ensayos han tenido lugar en escuelas de música, en el salón de actos del instituto e incluso en el salón del domicilio del propio Alejandre.

Con una periodicidad semanal, la Sinfonietta celebra ensayos por separado para las diferentes secciones de cuerda y de viento, algo habitual en todas las orquestas, profesionales o no, ya que “facilita mucho el trabajo intelectual del director y el de los propios músicos”. Pero Alejandre recuerda la importancia del ensayo global. “Los músicos tienen que saber qué hacen los demás para saber dónde tienen que entrar o tocar de determinada manera”, explica el director, que confiesa además que “es mucho más divertido hacer música todos juntos que por separado”.

Entre tanto, y “a la espera de los recursos adecuados”, la Sinfonietta cuenta con el “compromiso de una pequeña ayuda” por parte de las instituciones locales y comarcales y pretende la cesión de un espacio en el antiguo colegio de Flores del Sil, una vez que se cree el futuro centro para asociaciones. “Tenemos mucho que demostrar todavía”, reconoce Alejandre, que espera que la ayuda comprometida crezca en años sucesivos a medida que aumente la actividad de la orquesta.

Composición de la Sinfonietta

En cuanto a la composición del grupo, Alejandre valora que muchos de los instrumentistas sean “chavales de 15 y 16 años”, lo que asegura el “relevo generacional” de cara al futuro. Su única queja al respecto tiene que ver con la “pobre oferta educativa” de la capital berciana en cuanto a los estudios universitarios. “Con 18 años, muchos se van fuera a estudiar”, lamenta el director, que destaca que todos los integrantes de la agrupación provienen del Bierzo. “No puedes hacer un grupo instrumental con un 90 por ciento de gente de fuera, porque no hay arraigo”, asegura.

Sobre el escenario, un total de 14 violines, cuatro violas, cuatro chelos y dos contrabajos integran la sección de cuerda de la Sinfonietta. En cuanto al viento, la agrupación cuenta con parejas de flautas, oboes, trompas y clarinetes, además de un fagot, una trompeta y un trombón de varas. “Nos falta una tuba”, admite Alejandre, que reconoce que la percusión es el eslabón más “débil” de esta cadena musical.

En la actualidad, la sección cuenta sólo con un timbal, interpretado por un pianista. “Faltan especialistas en percusión”, lamenta el director de la Sinfonietta, que insiste en que el espacio es otra de las limitaciones para incorporar las piezas que faltan. “Ahora mismo no puedo meter en una sala a toda esa gente, no dispongo de un sitio físico. Hay gente que me dice que quiere tocar con nosotros, pero les pido que esperen”, explica.

Proyectos de futuro

De cara al futuro más cercano, Alejandre avanza que la Sinfonietta está invitada al ciclo 'Peregrinos por el Camino de la música', gestionado por Patronato de la Fundación del Monasterio de San Martín Pinario, en Santiago de Compostela. “Esto empieza a funcionar”, celebra, mientras avanza que a finales de temporada, en el mes de junio, la agrupación participará en un ciclo dedicado a la ópera y la zarzuela.

En esa línea, el director de la Sinfonietta recuerda que “Ponferrada ha estado musicalmente muy deprimida” y valora el lento despertar de una manifestación cultural que, reconoce, “siempre será minoritaria en este país”, a diferencia de países como Alemania, Inglaterra u otros países del este, como los de la antigua Yugoslavia o Bulgaria, donde existe una “cultura musical brutal”. “El clima hace mucho bien, porque el turismo es muy importante para España, pero cuesta mucho más encerrarse a estudiar y cultivar la cultura. La calle llama, la cañita en la terraza. Eso en Moscú es impensable”, sostiene.

Pese a ello, Alejandre valora que exista en la capital berciana “un hambre regular de música instrumental” y lamenta en ese sentido que “no haya temporadas de abono musical” en la programación cultural del Ayuntamiento. “Igual que se potencia el cine, ¿por qué no la música?”, plantea el director de la Sinfonietta, que recuerda que “la crisis económica se ha traducido en desaparición de orquestas y sociedades filarmónicas”.

Al respecto, Alejandre, que acumula cuatro licenciaturas superiores de música -composición, solfeo y acompañamiento, piano y música de cámara-, además de otra en ingeniería química industrial, y que dirige también el Ensemble Bárroco de Ponferrada, un grupo de diez músicos especializados en música antigua, remarca que “el día que un músico de la Orquesta Nacional de España, la más importante del país, cobre la décima parte que Cristiano Ronaldo será un día importante para la cultura”.

En ese sentido, insiste en que “con mínimas subvenciones se pueden hacer cosas muy interesantes”, y confía en que en una década, la Sinfonietta alcance su “clímax” creativo. “Es un proyecto a largo plazo, queremos plantar la semilla de algo para el futuro de Ponferrada”, explica, mientras se confiesa, como Unamuno, preocupado por el legado de una creación cultural con siglos de historia. “Hay que pensar en las generaciones futuras. Si no, la sociedad se va al garete”, concluye.

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