Armando Murias: “Haber tenido varias experiencias laborales da una visión más completa del mundo, y también de la escritura”

Armando Murias Ibias

Manuel Cuenya

Lacianiego de Caboalles y con alma asturleonesa, Armando Murias Ibias es narrador, doctor en Filología Hispánica, investigador y profesor.

Cuenta que su lugar de nacimiento era un sitio remoto, que quedaba aislado en invierno por las nevadas. Ni siquiera tenía ni biblioteca ni librería, con lo cual la transmisión oral era muy importante. Y fue en ese mundo arcaico, ese universo de leyendas y cuentos al amor del fuego de los 'calechos', donde se forjó su pasión por las palabras, por las palabras escritas. Esa literatura, donde se mezcla la realidad imaginaria y la vivida, esa literatura surgida al calor de las palabras, es, en su opinión, la que más le gusta y la que trata de transmitir.

En este sentido, León –tierra de 'calechos' y 'filandones'- es, a su juicio, la provincia con más densidad de escritores de enorme valía. “Todos tienen un fuerte arraigo con su tierra, a pesar de que casi todos residen en otras tierras (Luis Mateo Díez, JP Aparicio, JM Merino, Pablo Andrés Escapa, Raúl Guerra Garrido, Julio Llamazares, Roberto González Quevedo, Andrés Trapiello, Antonio Colinas, JC Mestre, etc.). Creo que hay un rasgo común a todos ellos, todos escriben sobre una tierra (leonesa o no) que sienten como depositaria de la memoria”. La memoria como fuente literaria de primera magnitud.

Respecto a los lazos entre Laciana y su vecina Asturias (mapas afectivos en los que se mueve Armando) siempre han sido familiares. Y, a lo largo del siglo XX, “la minería en Laciana fue incrementando su importancia”, recuerda él, de tal modo que esta comarca leonesa necesitaba abundante mano de obra foránea, “porque los lacianiegos se negaron a proletarizarse en las minas”, matiza el coautor de 'Mina de palabras', volumen en el que también participa, con dos poemas, el Premio Cervantes Antonio Gamoneda.

“Llegaron gentes, entre ellos mis padres, venidos de los concejos aledaños, sobre todo de los asturianos, por lo que en los años setenta los emigrantes asturianos son la mayoría. Por tanto, la relación es muy estrecha. Más tarde llegaron otras oleadas migratorias, portugueses y caboverdianos, que también dejaron su marca en el valle”.

Luis Mateo Díez, JP Aparicio, JM Merino, Pablo Andrés Escapa, Raúl Guerra Garrido, Julio Llamazares, Roberto González Quevedo, Andrés Trapiello, Antonio Colinas, JC Mestre, etc. tienen un fuerte arraigo con su tierra, a pesar de que casi todos residen en otras tierras. Creo que hay un rasgo común a todos ellos, todos escriben sobre una tierra (leonesa o no) que sienten como depositaria de la memoria.

En lo referente a la minería, cree que ha sido una actividad muy breve, porque en la actualidad, en todas las cuencas mineras, ha venido el vacío, el abandono, la soledad. “De momento todavía están las jubilaciones sujetando el entramado social, pero el mañana no lo veo nada halagüeño”, muestra con realismo este autor, que, entre sus variados trabajos a lo largo de la vida, cabe resaltar que llegó a ser minero, 'rampleru', un trabajo que le ha dejado una profunda huella, el que más, de todos los que ha ejercido, según él, tanto es así que hizo su tesis doctoral sobre la minería y escribió 'Nómadas', un volumen de carácter autobiográfico, en gran medida, cuyos personajes principales son un universitario (acaso su álter ego) y un inmigrante caboverdiano. “una historia minera que se aparta del canon marcado por 'Germinal' (huelgas, represión, accidentes, muertes, hambre, etc.)”.

Una vida aventurera como preámbulo para la creación literaria

Aparte de minero fue comercial, mecánico, camarero, marino, lector de español en Viena, incluso monaguillo. Una vida apasionante, aventurera, lo que sin duda ha estimulado su labor de creación porque “haber tenido varias experiencias laborales da una visión más completa del mundo –apostilla-, y también de la escritura porque no cabe duda de que se puede hablar con más exactitud de lo que se conoce que de lo ignorado”.

Tal vez por eso, Armando es devoto de “tres tullidos geniales de la literatura española: Cervantes, Quevedo y Valle-Inclán”, grandes escritores que “salieron de la torre de marfil de los artistas y se embarraron de realidad, conocieron de primera mano cómo es el mundo”.

Una vida interesante no lo convierte a uno en creador per se pero sí sirve como nutriente para poder elaborar una obra, acaso más consistente, porque la realidad suele superar cualquier ficción.

Después de desempeñar estos diversos trabajos por el mundo adelante, en la actualidad ejerce como profesor de Literatura en el Instituto Alfonso II de Oviedo. Y está convencido de que la creación literaria en las aulas es muy importante “porque estimula las habilidades artísticas para sacar a la luz el genio que todos llevamos dentro. Además, fomenta claramente la lectura... Y la escritura creativa se fundamenta en la lectura”.

No obstante, también es consciente de que a menudo la tarea de los profesores de Literatura consiste en transmitir la historia de la Literatura, sin adentrarse en la creación. “Prueba de esto es que en la Asociación de Escritores de Asturias sólo estamos dos profesores de Literatura, hay más médicos y abogados. La causa de esta deserción puede estar en el respeto reverencial con que nos hicieron ver los textos literarios, lo que los convierte en sagrados, intocables. De ahí que pocos profesores se atrevan con la creación”, señala Armando, que estuvo de presidente de esta Asociación de Escritores de Asturias durante dos años.

En la Asociación de Escritores de Asturias sólo estamos dos profesores de Literatura, hay más médicos y abogados. La causa de esta deserción puede estar en el respeto reverencial con que nos hicieron ver los textos literarios, lo que los convierte en sagrados, intocables. De ahí que pocos profesores se atrevan con la creación

“Ahora estoy sólo como socio y dirijo la revista digital de la Asociación, que se llama 'Literarias'. Llevar una asociación sin ánimo de lucro y con muy pocos ingresos es agotador, es un puesto que suele rotar entre los socios más solícitos”, afirma el autor de 'Los zapatones del quincallero', “un libro basado en leyendas, tradiciones perdidas, viajes exóticos, sueños, amores, etc., una historia donde la imaginación fue el único motor... una reacción a la lógica académica de la tesis”, de su tesis doctoral sobre el léxico minero, que le llevó cinco años, resultándole agotador “porque en una tesis doctoral debe comprobarse todo lo que se afirma o buscar el origen de lo que se da por sabido”. De ahí surgió su 'Vocabulariu de la minería en L.laciana y Degaña', precisa este apasionado de la creación literaria (novela, relato, teatro) y la naturaleza. No en vano, ha escrito y dirigido varias piezas teatrales.

En la actualidad, el creador de 'El día que me quieras', además de dirigir 'Literarias', la revista de la Asociación de Escritores de Asturias, ha comenzado con un blog cuyo título es 'El gamusino (Literatura y Natura)'.

Entrevista breve a Armando Murias Ibias

“En estos momentos me da miedo que determinadas palabras (democracia, autoritarismo, violencia, etc.) se usen con significados opuestos”

¿Qué libro no dejarías de leer o leerías por segunda vez?

De vez en cuando me gusta volver a leer algunas hojas de los libros que tengo en la biblioteca, por tanto no podría decir títulos ni autores. No me paro a considerar la calidad, sino el recuerdo que tengo del libro.

Un personaje imprescindible en la literatura (o en la vida).

Turgueniev dijo que los personajes literarios son hamletianos o quijotes. Me gustan más los aventureros intrépidos e idealistas que los que dudan de sus actuaciones, como Hamlet.

Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable).

Hay muchos y los olvido, pero siempre quedará por ahí un libro o una cita de Paulo Coelho.

Un rasgo que defina tu personalidad.

Me temo que iba a ser muy subjetivo. Prefiero que lo digan otros.

¿Qué cualidad prefieres en una persona?

Sinceridad

¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?

En estos momentos me da miedo que determinadas palabras (democracia, autoritarismo, violencia, etc.) se usen con significados opuestos. Esto es un problema lingüístico que impide comunicarnos y llegar a acuerdos.

¿Qué es lo que más te divierte en la vida?

Reír.

¿Por qué escribes?

Por lo mismo por lo que hablo. Los humanos somos 'homo narrans', como muy bien defiende JM Merino. Este valor grupal en la comunicación (contar y que nos cuenten) nos hace únicos, nos diferenció de otros animales en el pasado y nos diferenciará de las máquinas inteligentes en el futuro.

¿Crees que las redes sociales, Facebook o Twitter, sirven para ejercitar tu estilo literario?

Las redes sociales son sistemas de mensajería rápida que no tienen en su base un valor artístico.

¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?

El primer libro que cayó en mis manos fue un diccionario, y con él me imaginé cómo podría ser el mundo, con selvas y océanos. Con él busqué siempre la inspiración, hay palabras (por su sonoridad u oscuridad), que me transportan a otros mundos. Después tuve un mapamundi donde podía poner el dedo en cualquier parte del globo. A continuación, llegaron los libros, que no hacen más que poner en movimiento un diccionario y un mapamundi.

¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?

Tengo el blog 'El gamusino', en el que doy cabida a la literatura y a la naturaleza. Puede ser una magnífica herramienta literaria en la que el autor participa en todo el proceso creativo sin intermediarios. Me parece que es literatura pura porque no está sujeto a las leyes del mercado. Además, es muy democrático, casi todo el mundo puede tener el suyo para mostrar sus inquietudes de cualquier índole.

Una frase que resuma tu modo de entender el mundo.

Y, sin embargo, se mueve.

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