Andrés P. Broncano: “Rutas como lacres de la Tierra es un viaje del alma”

Andrés P. Broncano

Manuel Cuenya

...Me hierve la sangre

sobre las brasas de tus ojos,

cocinado como un festín

que nadie puede degustar.

No huelo a orégano ni ajo

ni siquiera a carne mal cocida.

Desprendo olores agotados,

olores perdidos en rellanos y recogidos

por algún latero atento...

(Andrés P. Broncano, 'Quemazón', perteneciente a 'Rutas como lacres de la Tierra')

Andrés Peláez Broncano, a quien descubriera gracias a la profesora bañezana Sabina Guadián, es un joven poeta y profesor de Secundaria de Latín y Griego.

Estudió Filología Clásica en la Universidad de Salamanca. Y se ha formado en Lenguas y Cultura de la India e Irán. Además de cursar un Master en Textos de la Antigüedad Clásica y aun otro como Profesor de Bachillerato.

Estamos, pues, ante un estudioso de la Lengua y la Literatura, que ha decidido publicar su ópera prima, 'Rutas como lacres de la tierra' a través del sello editorial Poesía eres tú.

Como su propio título nos sugiere -y nos recuerda también su autor-, se trata de un poemario-carta sobre el viaje. “El título establece una comparación entre una carta y un camino. Estas sendas son los sellos que hay que romper para poder leer el contenido de la carta, que no es otra cosa que las ciudades a las que nos llevan, sus paisajes y monumentos, su cultura y las personas que allí habitan”, apostilla Andrés.

'Rutas como lacres de la tierra' tiene, según su creador, una doble lectura: una simple y superficial, otra mucho más profunda y oculta. “La más obvia es esa especie de diario de viajero que se crea a lo largo de los versos, con él podemos visitar muchos rincones de Spoleto a lo largo de varios días que duró mi viaje (sí, apenas unos días, así de enamoradizo soy con las regiones). Pero, mucho más profundo que esta idea se encuentra el viaje del alma... Hay mucha simbología sobre este viaje del alma. Una pista es el juego que hay entre los elementos contrarios y la mixtura de los parajes y localizaciones del poema. Todo es un espejo del alma en el que el lector debe mirarse para comprender mejor cómo se conforma el ser humano”.

El viaje como estructura o hilo conductor de este poemario narrativo que nos lleva por Italia (y aun por la villa segoviana de Cuéllar, donde viviera Andrés durante unos meses), pero también por sendas y caminos imaginarios, acaso por esas ciudades invisibles de las que nos hablara Italo Calvino, “con la mirada atenta, cual niño voraz/ que sobre el mundo abre sus ojos”, escribe Andrés, quien “enfermado/ por el síndrome homérico, navegué/ por nuevas lindes, sofocado por misterios/ y maravillas...” en ese su afán, suponemos, por adentrarse en el mundo, por recorrer, explorar y conocer la Tierra.

De dos maneras se llega a Despina: en barco o en camello. La ciudad se presenta diferente al que viene de tierra y al que viene del mar. El camellero que ve despuntar en el horizonte del altiplano los pináculos de los rascacielos, las antenas radar, agitarse las mangas de ventilación blancas y rojas, echar humo las chimeneas, piensa en un barco, sabe que es una ciudad pero la piensa como una nave que lo sacará del desierto, un velero a punto de partir, con el viento que ya hincha las velas todavía sin desatar, o un vapor con su caldera vibrando en la carena de hierro, y piensa en todos los puertos, en las mercancías de ultramar que las grúas descargan en los muelles, en las hosterías donde tripulaciones de distinta bandera se rompen la cabeza a botellazos, en las ventanas iluminadas de la planta baja, cada una con una mujer que se peina. En la neblina de la costa el marinero distingue la forma de una giba de camello, de una silla de montar bordada de flecos brillantes entre dos gibas manchadas que avanzan contoneándose, sabe que es una ciudad pero la piensa como un camello de cuyas albardas cuelgan odres y alforjas de frutas confitadas, vino de dátiles, hojas de tabaco, y ya se ve a la cabeza de una larga caravana que lo lleva del desierto del mar hacia el oasis de agua dulce a la sombra dentada de las palmeras, hacia palacios de espesos muros encalados, de patios embaldosados sobre los cuales bailan descalzas las danzarinas, y mueven los brazos un poco dentro del velo, un poco fuera. Cada ciudad recibe su forma del desierto al que se opone; y así ven el camellero y el marinero a Despina, ciudad de confín entre dos desiertos.

(Italo Calvino, 'Las ciudades invisibles', 'Las ciudades y el deseo')

Reconoce que, aunque aún no ha tenido muchas oportunidades de viajar, cualquier viaje, por pequeño y cercano que sea, le resulta especial. Y es que el viaje procura emoción. Y además invita a la reflexión.

“Cada vez que he de viajar, tengo la sensación de que no volveré igual. Para mí es más importante la preparación del viaje y las consecuencias del mismo que el viaje en sí”, apunta Andrés P. Broncano, que se quedó literalmente enamorado de la localidad italiana de Spoleto en un viaje que hiciera a la misma con motivo de su asistencia a un congreso medievalista.

Todo es un espejo del alma en el que el lector debe mirarse para comprender mejor cómo se conforma el ser humano

“Me enamoro muy rápidamente de ciertos lugares, no necesito demasiado tiempo para encariñarme”, matiza Andrés, para quien Spoleto representa la mezcla de contrarios y el equilibrio, lo que cualquier persona debe encontrar en esta vida, según él.

“Spoleto es un cálido municipio oculto en la montaña, colmado de monumentos impresionantes, vida nocturna y a un paso de paseos por los montes que dejan con la boca abierta. Es un pequeño paraíso alejado de las visitas más habituales de los turistas”, aclara.

En todo caso, su deseo no es tanto volver a Spoleto –su Ítaca ansiada, espiritual– sino encontrar otra Spoleto en algún lugar recóndito de la Tierra.

Su gusto por la Literatura, por la poesía surgió, en su opinión, de manera paulatina. En primer lugar como lector. Recuerda con cariño las reuniones del club de lectura que se organizaban en su instituto, que le marcaron mucho. “Nos juntábamos profesores y alumnos para hablar de todo tipo de lecturas, para intercambiar pareceres y para disfrutar de lo leído. Es realmente enriquecedor”. Y a partir de ese momento comenzó a escribir por curiosidad, a escribir poesía, que es lo que más le atraía, como un intento por entender este arte, por tratar de entender sus formas y sus modos, “tan sugerentes y complejos”.

Cada vez que he de viajar, tengo la sensación de que no volveré igual

Cree, asimismo, que la poesía es una herramienta realmente poderosa, la poesía es un arma cargada de futuro, como poetizara Gabriel Celaya, “poesía-herramienta/ a la vez que latido de lo unánime y ciego. / Tal es, arma cargada de futuro expansivo/ con que te apunto al pecho”.

La poesía tiene, a su juicio, la capacidad de transmitir ideas de forma única. “La unión entre el ritmo poético y el conocimiento de uno mismo generan un lenguaje inusual capaz de activar la mente de una forma sorprendente... La poesía es mucho más que versos de amor. Es una forma de experimentar la vida, de jugar con las palabras y de intentar entendernos extrañando el lenguaje. A veces la única forma de entender algo es oscureciéndolo todo lo posible, consigues un nuevo modo de contemplarlo. Decía lo de los versos de amor porque muy a menudo me encuentro a gente que tilda a la poesía de ñoña o de pastelosa. Por lo general hay una concepción muy reduccionista de esta literatura”.

“...Para crear y escribir primero se necesita una dura y larga formación que puede ser facilitada por los estudios universitarios de Letras, pero que pueden adquirirse de múltiples formas distintas. Para ello, la forma más lógica es leer, leer no tanto cantidad sino calidad. Hay que acercarse a los clásicos y a los grandes autores contemporáneos y antiguos. De nada sirve acercarse a una obra mediocre que solo nos va a mostrar un catálogo de errores. Tampoco sirve leer sin más. Se requiere una lectura activa, una lectura lenta que permita desmenuzar los entresijos del texto y nos ayude a entender el porqué de cada palabra y hasta de cada coma. Las dobles lecturas, los sentidos ocultos y la búsqueda de estética en un texto son facetas complicadas que requieren de un lector atento para percibirlas. Solo aspirando a ser el mejor lector podemos aspirar a ser un buen escritor.

La inspiración no se consigue de la nada, la inspiración se consigue con una ardua preparación, activa y esforzada. Aun así, después de generar la inspiración, hay todavía un duro camino por delante para plasmarla en palabras. No sirve escribir la primera llamarada que sobresalta nuestras mentes. Hay que dejarla reposar y labrarla. Hay que dedicar los días a hacer que brote como huerto verdoso y, pasados duros temporales y duras vigilias, entonces sí, volcarlo en un texto premeditado y estudiado, que tenga un porqué tras cada palabra...“.

(Blog de Andrés P. Broncano, 'La inspiración en literatura y la desmitificación del medio')

La creación y la docencia, de la mano

En su caso, la creación literaria y su labor como docente son inseparables. Cuenta que aprendió mucha literatura durante su formación en la carrera de Filología, porque le permitió ahondar en los orígenes literarios de Occidente y de esta manera poder tener una clara visión de la importancia cultural de toda expresión artística. Y ahora su objetivo como profesor es intentar mostrar a su alumnado la importancia de la literatura y de las Humanidades en general, que sus estudiantes entiendan que todo se disfruta mucho más con una base cultural fuerte. “Pero no sólo a través de la literatura. También a través del cine y de la música y de todo lo que rodea al alumnado. Por muy absurdo que parezca, todo está muy fuertemente ligado si lo miramos con ojos de humanista”, precisa Andrés, consciente de que vivimos un momento débil para las Humanidades, “con una opinión general y unos políticos volcados en las ciencias, mi lucha diaria es que se respete a las Letras y que se entienda que tienen un valor incalculable. Estos estudios son la sal que realza el sabor de la humanidad”, se expresa este poeta y profesor nacido en Mérida, aunque La Bañeza es donde ha vivido siempre, parte de lo que es: “el hogar, el descanso, el aprendizaje, los cambios... También ha sido clave para mí en cuanto a literatura se refiere. Compartir localidad con una eminencia como Antonio Colinas marca y mucho”. Aunque también se ha dado cuenta, con el transcurso del tiempo, de que cada lugar al que va o en el que ha estado le ha marcado de algún modo.

Entusiasta de su tierra, siente que es un placer vivir en una provincia “muy movida culturalmente hablando, no solo literariamente”. Y a pesar de que estamos en los extrarradios de la Península (en cuanto a noticiario se refiere) y pocas veces se habla en periódicos y televisiones nacionales de esta tierra –como él mismo señala–, cree que, si nos prestasen un poco más de atención, quedarían maravillados. “Últimamente, miro con mucho interés las creaciones literarias en asturleonés que creo que tienen un carácter muy de nuestra tierra. Siento que estoy caminando entre monumentos ocultos al posar mis ojos en esos textos. Sin embargo, sin duda, mi mayor interés es la poesía. Me maravilla la cantidad de poetas de distinta amplitud que se encuentran en cada rincón de la región. Guardo especial cariño a dos grandes poetas, Antonio Colinas (por su delicadeza y equilibrio para crear ritmos) y Leopoldo María Panero. Cada vez que me acerco a sus creaciones me sorprendo nuevamente por su calidad y delicadeza”.

Aparte de estos referentes literarios, le apasiona María Victoria Atencia, “una poeta sinigual, única en expresar con palabras simples y marcos mundanos un abanico de sentimientos con una madurez y una complejidad bárbaras”. También le encanta revisitar a poetas clásicos como Fray Luis de León, “cuya delicadeza al traducir y versionar a los poetas latinos muestra una soltura y unas cualidades difíciles de alcanzar en la historia de nuestra Literatura”.

Me maravilla la cantidad de poetas de distinta amplitud que se encuentran en cada rincón de la región. Guardo especial cariño a dos grandes poetas, Antonio Colinas y Leopoldo María Panero

En estos momentos, Andrés Broncano sigue escribiendo, “bastante”, especifica él. Está preparando otro libro de poesía. Aunque no sabe cuánto tiempo tardará en componerlo. En cualquier caso, reconoce que está disfrutando mucho buscando un concepto de libro distinto a su ópera prima. “No tengo prisa por conseguir otro libro, pero a la vez no paro de escribir. Siempre me planteo ponerme a escribir novela o relato, pero no sé cómo abordarlo para sentir que de verdad estoy ofreciendo algo nuevo. Me interesa mucho la literatura interactiva y digital, creo que es un terreno poco trabajado en el que se pueden realizar cosas maravillosas. Tengo un par de proyectos sobre este tipo de literatura, pero los estoy trabajando con calma. Tengo miedo de que mi inexperiencia en el campo estropee el resultado final”.

Entrevista breve a Andrés P. Broncano

“Escribo porque me ayuda a conocerme y entenderme mejor”

¿Qué libro no dejarías de leer o leerías por segunda vez?

En estos momentos estoy recordando a Aristófanes y sus comedias con mucho cariño, especialmente 'Lisístrata'. No es casualidad, con el debate sobre la libertad de expresión no dejo de recordar las duras críticas que hizo en su día Aristófanes a sus coetáneos y nunca hubo problema. Se podría decir que su arte tuvo más libertad que el arte de nuestros días.

Un personaje imprescindible en la literatura (o en la vida).

Es difícil, pero me quedo con Antígona. Un personaje femenino fuerte y rebelde en los orígenes de la Literatura. Muy en boga en nuestros días.

Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable).

Me pones en un aprieto. Te hablaré de un autor tipo antes que darte nombres. Me parece insoportable aquel autor que dice escribir poemas, pero no lo hace. Ni siquiera escribe malos poemas, solo cercena prosa melosa.

Un rasgo que defina tu personalidad.

Creo que nunca he sabido definirme bien a mí mismo así que acudiré a un adjetivo que asocian a mí los demás a menudo: negativo. Yo creo, más bien, que soy realista, pero en este caso soy yo contra el mundo.

¿Qué cualidad prefieres en una persona?

La sinceridad. Alguien sincero permite a los demás que lo entiendan. La sinceridad ayuda a acabar con malentendidos y mejora las relaciones. Puede doler a veces, pero también puede ayudar a decidir que no se congenia con una persona sin alargar los conflictos demasiado tiempo.

¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?

Creo que estamos en una época de tantos cambios tan seguidos que los políticos que tenemos a cargo no son capaces de asimilarlos. Veo muchísimos problemas en nuestra política, muchísimos errores que me parecen asombrosos y, sobre todo, muchas mentiras y manipulaciones.

La sociedad me parece prometedora. Creo que la política es un reflejo de la sociedad y, por tanto, actualmente tengo una mala concepción de ella, pero noto cambios. Tengo esperanza en la sangre nueva que está viniendo y está por venir. Espero ver que acaban al fin con graves problemas que afectan a nuestra sociedad (como el machismo en todas sus formas, la xenofobia, la homofobia y la transfobia entre otros muchos, muchísimos).

Es mi deber como profesor creer en la juventud y buscar por todos los medios que sean mejores que yo en todo.

¿Qué es lo que más te divierte en la vida?

Demasiadas cosas, pero diré algunas que son asiduas: cocinar, comer e imaginar.

¿Por qué escribes?

Me ayuda a conocerme y entenderme mejor. Cada vez soy más consciente de mí mismo.

¿Crees que las redes sociales, Facebook o Twitter, sirven para ejercitar tu estilo literario?

Para ejercitarlo como tal no. Hay gente más capaz que yo de sacarle partido a las redes sociales literariamente hablando. Aunque sí creo que me sirve para ser más regular en mi escritura. Antes podía pasarme grandes periodos de tiempo sin escribir, ahora procuro escribir de manera regular para ir mostrando cosas por redes sociales.

¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?

Procuro interesarme por todo tipo de obras, es la mejor forma de nutrirse sin verse tan afectado por un solo autor que lo único que hagas sea copiar su estilo. Nunca dejo de lado a los autores clásicos, tanto griegos y latinos como españoles. Me parecen la cuna de todo y, por tanto, los más esenciales para entender la Literatura.

¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?

Actualmente tengo mi propio blog otroego.wordpress.com donde me dejo caer todo lo que puedo para mostrar algún poema o escribir mi opinión sobre temas de poesía.

En cuanto a seguir blogs soy bastante más irregular. Por desgracia, todo aquel del que desearía estar informado a diario no es muy amigo de las redes sociales y se deja ver poco por ahí.

Una frase que resuma tu modo de entender el mundo.

Para ello tengo que acudir a un autor, José Luis García Martín, y su poema 'A un dios desconocido'. El poema es perfecto y vital en toda su extensión pero si tengo que quedarme con unos versos, serían 'Dame pobres placeres repetidos,/ no un único diamante en la memoria'.

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