La amazona leonesa que reina en el mundo internacional del caballo

On6Side Films / Marta Cuervo

Complicidad entre inteligencia y fuerza, entre habilidad y potencia. Miryam y Robalo forman el tándem perfecto, el equilibrio de dos corazones que laten en sintonía: ella cuida de él, y él la ha impulsado directamente hasta lo más alto del podio del Sicab 2016, convirtiéndola en campeona absoluta del Salón Internacional del Caballo, la muestra de Pura Raza Española más importante del mundo.

Esta cita se celebra en Sevilla desde el año 1991 de forma ininterrumpida, una referencia para el sector ecuestre a nivel nacional e internacional, que reúne a ganaderos y criadores de más de 60 países. Cada año se celebra la tercera semana de noviembre con más de 1000 ejemplares de Pura Raza Española inscritos, procedentes de más de 300 ganaderías nacionales e internacionales. Y de entre todos los jinetes y amazonas, la leonesa Miryam Ponce y su caballo Robalo han sido quienes disfrutan el triunfo de un logro muy reconocido dentro del mundo de la hípica, que conlleva mucho sacrificio, muchas horas de entrenamiento, y el mayor de los apoyos por parte de la familia, de los amigos y patrocinadores, y principalmente de su padre, Mateo, un amante confeso de los caballos, que subió a su hija a lomos de uno de ellos a la edad de tres años, contagiándole este amor incondicional.

Miryam entrena de forma habitual y desde que tenía diez años con el jinete Nacho Moreno, quien le ha dado la base de todo lo que sabe. Durante los veranos se traslada a Sevilla donde convive y entrena con la amazona Sarah Rengel Spindlow, que es la persona que le acompaña y prepara de cara a la competición. “Me ha enseñado el sacrificio, la dedicación y el esfuerzo para estar a la altura en cada uno de los concursos”, explica Miryam, que expresa un profundo cariño hacia Sarah y la familia del Caldero -la ganadería- ya que con ellos se siente un miembro más de la familia.

“Compito desde pequeña en sociales, territoriales y otros concursos. Pero esta nueva etapa comenzó el año pasado, cuando me fui a Sevilla con Sarah. Fuimos a un territorial para sacar al caballo, que empezase a competir, y que yo me fuese acomodando, y quedamos primeros en un concurso en Huelva. Este año empezamos en Segovia, no con muy buenos resultados, pero volví todo el verano a entrenar a Sevilla, y conseguimos mejorar mucho”, comenta Miryam, mientras trenza las crines de Robalo. “Nunca pensé en clasificarme para el Sicab, y cuando me enteré este año..., ya llegar hasta allí fue una meta superada. Como a mi padre también le gustan mucho los caballos, era cumplir el sueño de los dos, él también estaba muy orgulloso de verme allí”, añade sin poder evitar sonreír.

Y gracias a la tenacidad de Miryam y a la buena respuesta de su compañero de batalla Robalo, amazona y caballo consiguieron la primera plaza en la competición más importante que existe a día de hoy en su categoría. “Fue una sorpresa para mí, una experiencia inolvidable. Al haber llegado tan lejos sabía que un obsequio me iba a llevar, pero quedar primeros es una pasada. Se lo agradezco a Robalo, porque tiene un comportamiento excepcional en cualquier situación. Se portó muy bien”, confiesa la joven de 15 años mientras sigue con la preparación de su caballo. “La cualidad que más destaco de Robalo es la movilidad y adaptabilidad que tiene”, afirma contundente.

Inspiración, pasión y calma: una vida dedicada a los caballos

Ahora tiene 15 años, pero Miryam lleva dedicada a este deporte desde que recuerda, cuando sólo tenía cuatro. Para ella, subir cada tarde a ver a Robalo significa mucho, le aporta calma, tranquilidad y la fuerza de seguir adelante con todas sus obligaciones, ya que para poder continuar con la hípica tiene con sus padres el compromiso de ser responsable en los estudios. “Venir a verle es poder liberarme del estrés del colegio, de los estudios, me evado de las cosas. Cuidarle, estar con él, me produce satisfacción; él me reconoce cuando me ve, sabe que soy yo, tenemos mucha afinidad, un vínculo muy especial”.

Robalo lleva con Miryam 5 años, cuando un amigo de su padre lo rescató de ser sacrificado. “Si no hubiese sido por nuestro amigo, no sé que haría yo ahora sin él”, confiesa la joven amazona.

Cada día, Miryam le saca al campo, le prepara, le monta, y le cuida con el mayor de los esmeros. Y, es que, es ella la que se ocupa de todas sus necesidades, también en época de competiciones. “Después le lavo las patas y le pongo los protectores de frío para que se le alivie el dolor de los tendones que le he podido causar”, detalla.

La alimentación de Robalo también es especial, a base de un pienso que le aporta más energía y una suplementación líquida para que el caballo no se fatigue tanto. Este precioso ejemplar PRE tiene 11 años, y podrá seguir compitiendo hasta los 16 en alto nivel. “La vida de competición de un caballo depende de la calidad de la alimentación y de los cuidados”.

Antes de subir al caballo para comenzar el entrenamiento, Miryam confiesa que ya se está preparando para el año que viene, para tratar de repetir título. “Me gustaría seguir compitiendo hasta donde llegue, con Robalo”. Y, es que, son los lazos especiales entre las personas y con los animales los que logran reconocimientos extraordinarios.

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