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El rompecabezas de ERC

Aragonès y Junqueras, en un acto en Santa Coloma de Gramenet

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Es raro encontrar un aficionado a las series políticas que no tenga ‘Borgen’ idealizada, incluso sabiendo que ni las relaciones entre los partidos ni las de los políticos con los ciudadanos son aquí como en Dinamarca. “Vivimos en un país en el que nunca hay mayorías claras, pero tampoco hay bloqueos”, le describía el entonces vicealcalde de Copenhaguen, Morten Kabell, al periodista Guillermo Altares en un reportaje publicado en el 2015.

La búsqueda del bien común debería guiar la acción de todo partido, pero a veces es solo eso, una ficción. Pasa con mayorías claras, cada vez más excepcionales, o con resultados que obligan a alianzas a priori casi imposibles.

En Catalunya sobrevuela el fantasma del bloqueo y para evitarlo (si es que se pretende impedir) hay un partido, ERC, al que probablemente la noche del domingo estaremos mirando para descifrar sus intenciones. Aunque está por ver la magnitud del descalabro en cifra de diputados, los republicanos pueden tener en sus manos la posibilidad de decidir quién acaba siendo presidente de la Generalitat, Salvador Illa o Carles Puigdemont.

ERC recuperaría así la famosa llave que Carod-Rovira exhibió en el 2003. En aquella coyuntura planeaban tres opciones y bastante parecidas a las actuales, aunque ahora habría que añadir algunos elementos más en la ecuación final. La primera alternativa era un acuerdo PSC-CiU, la segunda posibilidad suponía una alianza CiU-ERC y la tercera, que es por la que los republicanos acabaron optando, el tripartito de izquierdas.

Ahora hay otros factores nuevos (y disculpen de antemano el mareo porque no es fácil explicarlas todas). Aunque Salvador Illa no ha cerrado la puerta a un pacto con Junts, visualiza el apoyo externo de ERC y comuns para ser investido y solo les daría entrada en el Govern si no tiene más remedio. El problema (para él y para ERC) es que Puigdemont quiere ser president aunque llegue segundo, ya sea con mayoría independentista o si por esa vía no lo lograse, apelando a los votos de los socialistas (llámenle ayuda o chantaje). Y eso, aunque a Pedro Sánchez le pudiese facilitar la vida en el Congreso, es un 'trágala' incluso para un PSC tan entregado al PSOE como el actual.

Para liderar la mayoría independentista que anhela Puigdemont, el expresident necesitaría a ERC, la CUP (siempre imprevisible) y los sondeos apuntan que también a la xenófoba Aliança Catalana. Los republicanos no quieren ni oír hablar del partido de la alcaldesa de Ripoll, Sílvia Orriols, y ese podría ser un elemento que esgrimiesen para no formar parte de ese acuerdo. Además, Junts, más tarde que el resto, se ha sumado a un cordón sanitario para no aceptar los votos de Vox y Aliança Catalana y aislar a las dos formaciones de extrema derecha en el Parlament durante la próxima legislatura.

En las posibilidades que ERC tiene encima de la mesa, está de nuevo la opción del tripartito de izquierdas, una fórmula que solo entusiasma a los comuns. El programa económico y modelo de país (a excepción de la fiscalidad) de Illa es más parecido al de Junts que al de ERC y los comuns. De ahí que prefiera gobernar en solitario. Eso ha hecho que la candidata de los Comuns-Sumar, Jéssica Albiach, haya bautizado a PSC y Junts como “la coalición del asfalto”. Pero, además, Aragonès y Junqueras no lo tendrían nada fácil para explicar que hacen president a Illa. No hay unanimidad en la dirección del partido ni mucho menos en sus bases.

Sumen a todos estos escenarios uno más, aunque sea bastante improbable. El candidato del PSC podría intentar ser investido sin contar con ERC, en una jugada como la del Ayuntamiento de Barcelona. Es decir, con el apoyo de PP y los comuns, algo que la aritmética de los sondeos descarta. Y si los votos que le faltasen para ello se los tiene que dar Vox, cuya relación con el líder del PSC es más que pésima, todavía parece más descartable.

Así que nadie puede adivinar aún qué hará ERC si tiene la llave. Aragonès no ha querido enseñar antes sus cartas e incluso ha dejado caer en alguna ocasión que igual la manera de evitar el bloqueo sea que, o bien por el flanco independentista o por el de las izquierdas, el resto le apoyen a él.

El historial de los republicanos certifica que cuando han tenido que escoger han optado por cinco candidatos convergentes en sus distintas marcas, Jordi Pujol, Artur Mas, Carles Puigdemont, Jordi Turull y Quim Torra, y por dos del PSC, Pasqual Maragall y José Montilla. Veremos si esta vez, si acaban teniendo de nuevo la llave, la hacen girar hacia la derecha o la izquierda. A no ser que quieran darle al botón de la repetición electoral, algo que en las filas de ERC hay dirigentes que no descartan.

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