Toda una comarca, Laciana, sin guarderías ni comedores públicos

El Colegio Público San Miguel, en Laciana, que al fondo tiene el parbulario Tierno Galván.

Carlos J. Domínguez

No es fácil que haya nada similiar en toda España. Se trata de la llamativa circunstancia de que en toda la comarca de Laciana las familias con hijos no dispongan de ningún comedor público en los centros escolares ni tan siquiera de una guardería pública.

La situación no deja de ser muy sorprendente dado que no se trata de una comarca y un municipio, Villablino, que carezca de un número de vecinos amplio. Pese a la crisis poblacional galopante, aún a día de hoy Laciana cuenta con más de 10.000 habitantes y para las familias con hijos en edad escolar - tanto Infantil como Primaria y Secundaria- han disponibles cerca de 500 plazas en colegios e institutos públicos.

Pero en todo este amplio territorio ninguno de ellos pueden quedarse a comer en el comedor, como sí ocurre en el resto de la provincia. Simplemente, porque no hay comedores operativos.

Está claro que esta situación no deja de ser cómoda para la Junta de Castilla y León, que ostenta las competencias educativas, dado que el servicio de comedor público a escolares es un auténtico quebradero de cabeza, con un coste superior a los 3 millones de euros anuales para la provincia y no pocas quejas, cuando no escándalos, como el más reciente y grave de ellos, al aparecer gusanos en los menús de cinco comedores escolares leoneses.

Pero nada tiene de cómoda esta situación para algunas familias, que continúan clamando en vano desde hace años que se oferte la posibilidad de que sus hijos puedan comer en el propio centro, especialmente por cuestiones de conciliación familiar y sobre todo laboral, y para poder solucionar además el hecho de que los niños y niñas permanezcan en el centro a la espera de las actividades extraescolares de la tarde.

La pescadilla que se muerde la cola

iLeon.com ha contactado con un caso grave. El de una madre que ha visto cómo ha tenido que pedir la reducción de jornada para poder ir a buscar a su hijo y darle de comer a diario en casa, con la consiguiente pérdida económica que esto supone. “No me queda otra, y no soy la única, una situación así afecta gravemente al núcleo familiar, y no terminamos de entender cómo este derecho que sí pueden disfrutar el resto de familias de la provincia a nosotros se nos niega”, explica.

Y ni siquiera con la media jornada lo tiene fácil porque tampoco en toda la comarca hay un sólo centro con el programa Madrugadores -que oferta la Junta para poder dejar a los niños con horas de antelación al inicio de las clases-. “Nos dicen año tras año que no llegamos al mínimo de 15 solicitudes, pero es la pescadilla que se muerde la cola: mi petición no se contabiliza porque tengo a la fuerza media jornada, y tengo media jornada porque no me dan otra salida... De locos”. Y esta kafkiana situación no es un caso aislado.

Todos los centros educativos

En la actualidad hay cinco colegios públicos en la comarca (San Miguel, el más numeroso, con 239 matriculados; Generación del 27, con casi 50; el Manuel Barrio en Villaseca; La Devesa y el CRA de Villager de Laciana). Y además se suman 2 institutos de Secundaria (Valle de Laciana y Obispo Argüelles) y la Escuela de Educación Infantil Tierno Galván.

Pero es que tampoco hay en toda la comarca una sola plaza de guardería pública, lo más parecido es una ludoteca y nada más.

La peculiar situación socioeconómica de Laciana ofrece, para las autoridades educativas y algunas Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos (Ampas), aunque no lo compartan, ciertas explicaciones o “excusas”, según se mire.

Un efecto de la crisis total de la minería

Una de las más socorridas es la de la elevada tasa de paro. A día de hoy hay de manera oficial en la comarca de Laciana 833 personas inscritas en las oficinas de empleo públicas... más las que no lo están.

La crisis económica, que ha barrido del mapa el casi exclusivo sustento de la zona, la minería, hace que en algunos casos los recursos económicos sean demasiado escasos. Y en otros, un alto índice de prejubilaciones mineras podría venir a justificar que muchos padres “no tengan otra cosa que hacer” que encargarse de los escolares.

Pero nada de eso les vale a quienes ven su vida condicionada gravemente por la ausencia de unos servicios públicos que son normales en el resto de la provincia, de la Comunidad y del país. “No pensamos rendirnos, somos muchas familias perjudicadas por las estadísticas y los ratios que impone la administración, sin tener en cuenta las particularidades”, se lamentan.

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