Calidad y cantidad en el certamen dedicado a la vaca Asturiana de los Valles de Villablino

Certamen provincial de la vaca Asturiana de los Valles en Villablino.

Luis Álvarez / Villablino

Villablino acogió el pasado fin de semana el XXIII certamen provincial dedicado a la vaca Asturiana de los Valles. El certamen que se celebró el viernes, sábado y domingo ha obtenido los mejores números de los últimos años. Y el juez responsable del concurso dio el visto bueno a la calidad de los ejemplares asegurando que esto ya no es un evento local, “la calidad de las reses es ya de concurso nacional”.

Las tres jornadas estuvieron muy concurridas en el recinto ferial de Villablino, con multitud de público presenciando las reses en su cita para las valoraciones del juez. En la subasta pública de tres ejemplares o simplemente para ver los animales en los amarres del ferial y disfrutar de unos olores y un tipo de vida, que para la gran mayoría de los habitantes de la comarca resultan familiares y agradables.

Los concursos como este sirven para dar a conocer a las ganaderías y el esmero con que sus propietarios cuidan de sus animales, por lo que no es extraño, que la obtención de premios o distinciones de sus reses sean un motivo de orgullo para cada uno de ellos. De la casi treintena de modalidades que se premiaban, señalamos tan solo dos. Las vacas campeonas del certamen, en tipo normal, fue 'Coronela' de la ganadería de David López de Sosas de Laciana y en la modalidad de tipo culón, la ganadora fue 'Cariñosa'de la ganadería Benéitez de Huergas de Babia. Las reses provenían de ganaderías situadas en los municipios de. Llanos de Alba, Boca de Huérgano, Páramo del Sil, Sena de Luna, Palacios del Sil, La Robla, Villablino y Cabrillanes.

Jóvenes ganaderos

Los que de pequeños tuvieron la oportunidad de trabajar con animales en casa, siguen teniendo ese regusto por ellos. Lo mismo que les ocurre a Ricardo Blanco y Víctor Gutiérrez, el primero de 32 años y de Sosas, el segundo de 34 y de Robles. Dos ganaderos más o menos jóvenes, que se han incorporado a este mundo como propietarios y gestores de su propia explotación, Ricardo hace siete años y Víctor tan solo tres.

Los dos reconocen que para ellos esta es “una actividad que nos gusta” y “de verdad si no te gusta es mejor que no empieces en ella, porque tiene sus inconvenientes”. Ambos vienen de tradición familiar y esto les ha ayudado mucho “si empiezas de cero es muy difícil, por no decir imposible”. Hay que ir poco a poco “porque no puedes hacer una inversión demasiado grande”, empiezan con unos pocos animales para ir tratando de aumentar el número en busca de una mayor rentabilidad.

Para ellos la barrera que marca el límite está en el medio centenar de reses, a partir de ahí “te permite un mayor desahogo”. Los caminos fueron distintos, Ricardo recogió parte de la ganadería de su padre, “tuve que arreglar alguna cuadra vieja y ya contaba con una parte para la estabulación de invierno”, en primavera y otoño el ganado aprovecha la pradería, que tiene en propiedad o alquiler, y en verano los pastos de altura, “en concreto en Sosas, los ganaderos del pueblo aprovechamos el puerto de Peña Rubia”, en la braña. Maneja dos razas puras Asturiana y Limousin.

Mismos pasos aproximados en el tratamiento del ganado para Víctor, cuyos inicios fueron diferentes “estuve trabajando en el Ayuntamiento y en una gasolinera, pero desde los 14 años ya tenía algunas vacas, cuya atención compartía con familiares cuando no podía estar yo”. Hace tres años se decidió a dar el salto “me inscribí como autónomo y empecé con mi propia ganadería, ya tenía algo de maquinaria que había ido comprando, empezar de cero, no se lo recomiendo a nadie, se le va a hacer muy difícil”.

Esa maquinaria le permite almacenar en verano la hierba de los prados para subsistir al invierno, en el periodo de estabulación, “aquí son casi seis meses”, por lo que ambos consideran que las ayudas a la ganadería de alta montaña son indispensables “y hay rumores de que las quieren quitar, para nosotros sería casi la puntilla”. Los dos pueblos están por encima de los 1.100 metros de altitud en su parte más baja, las brañas que aprovechan lo están por encima de los 1.400 metros de altitud. De ahí esa larga estabulación invernal del ganado.

No están disconformes con la salida de sus productos, el ganado tiene buena venta, siempre expuesta a vaivenes “ahora por ejemplo, ha dejado de comprar Turquía hace una temporada y se ha producido un estancamiento”. Casi todas sus ventas la realizan a través de cooperativas de venta, “te vienen a buscar el ganado a casa”. Y ambos disponen de sementales en su cuadra con los que realizan la mayor parte de la reproducción, “aunque a veces también recurrimos a la inseminación”.

El que el sistema de ferias está bajo lo achacan a los propios ganaderos y a los requisitos cada vez más exigentes para acudir con las reses a las ferias, la exigencia de un saneamiento específico para acudir a las ferias “genera un gasto y tramitación, que echa para atrás a muchos”.

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