Investigación leonesa para almacenar los excedentes de producción de energías renovables

Raúl Mateos, Adrián Escapa e Isabel San Martín en uno de los laboratorios del Instituto de Recursos Naturales.

Un grupo de investigadores del Instituto de Recursos Naturales de la Universidad de León ha desarrollado un estudio científico sobre el comportamiento de la electrosíntesis microbiana, una novedosa tecnología englobada dentro de los procesos de captura y transformación del CO2 y cuyos avances y resultados han sido publicados en la revista científica 'Journal of Energy Chemestry', bajo el título 'La desconexión eléctrica prolongada de un sistema de electrosíntesis microbiana promueve la metanogénesis', en el que se avanza en los sistemas de almacenamiento de los excedentes de producción de las energías renovables.

La electrosíntesis microbiana es una nueva tecnología capaz de convertir una corriente de CO2 y electricidad en combustibles y productos químicos fácilmente almacenables y transportables utilizando microorganismos electroactivos como biocatalizador. Una de sus principales ventajas es que permite la producción de compuestos de carbono de utilidad industrial a partir de CO2 empleando un catalizador de bajo coste (microrganismos).

Sin embargo, “es imprescindible que estas celdas tengan un potencial eléctrico aplicado y por tanto conexión permanente a suministro eléctrico”, explicó el autor principal del trabajo de investigación, Raúl Mateos González, realizado durante su estancia de investigación predoctoral en el centro de investigación VITO situado en Mol (Bélgica), y profesor ayudante doctor de la ULE.

Para poder obtener máximos beneficios de las ventajas que ofrecen estos sistemas, es necesario que la alimentación eléctrica provenga de una fuente de energía renovable. Esta integración puede además servir para almacenar en forma de energía química los excesos de producción de las renovables.

“El objetivo concreto de este trabajo es evaluar qué impacto tiene una desconexión largade seis semanas sobre el funcionamiento, la productividad, el producto final obtenido y la evolución de la comunidad microbiana en un reactor MES que previamente había sido mantenido operando de forma estable más de un año”, expuso Mateos González.

El ensayo publicado tiene una duración aproximada de 42 días de operación del reactor y los resultados demuestran, según Raúl Mateos González, que “un sistema MES alimentado con carbono inorgánico es robusto frente a interrupciones prolongadas en el suministro eléctrico, recuperando su electroactividad en un plazo muy corto tras la reconexión.

Sin embargo, este periodo de desconexión afecta de manera muy importante a la comunidad microbiológica presente y al producto final que se obtiene, puesto que evoluciona desde un reactor dominado por bacterias productoras de ácido acético, hacia un reactor con una arquea metanogénica especialmente predominante y metano como producto final mayoritario“

En el trabajo científico también participaron los investigadores de la ULE Adrián Escapa, Isabel San Martín y Ana Sotres, y por parte del centro VITO de Bélgica, Deepak Pant, director de la estancia de investigación predoctoral de Raúl Mateos en Bélgica, y Heleen De Wever, manager de investigación.

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