Los policías claves del 'Caso Carrasco' mintieron a la jueza: estuvieron en el garaje de Gago cuando 'encontró' el arma homicida

El sumario judicial recoge una copia de la fotografía del bolso con el arma homicida que Triana depositó en el coche de Raquel Gago.

Carlos J. Domínguez

El caso del asesinato de la presidenta de la Diputación y el PP leonés, Isabel Carrasco, podría dar un giro radical. Y todo a raíz del último testimonio prestado hace casi dos meses por los dos policías nacionales de Burgos que resultaron vitales para resolver policialmente el crimen en las primeras horas aquel 12 y 13 de mayo, por ejemplo, dirigiendo el interrogatorio en el que Montserrat González se auto inculpó de ejecutar a Carrasco sobre la pasarela del río Bernesga.

Según informaciones a las que ha tenido acceso iLeon.com, ambos agentes, comisionados personalmente por el jefe superior de la Policía Nacional en Castilla y León, Manuel Peña, habrían podido incurrir en un presunto delito de falso testimonio al ocultar a la jueza que instruye la causa un detalle clave: que ellos dos también estuvieron presentes en el hallazgo del arma homicida dentro del coche de Raquel Gago y durante su traslado, sin aparentes garantías científicas, a la Comisaría de León.

Órdenes de que “los de Burgos figuraran lo menos posible”

El detalle sería importante pero no definitivo en sí mismo. Pero cobra mucha más fuerza jurídica cuando se sabe que los dos policías ocultaron su presencia por espacio de un mes, incluso en sede judicial, lo cual podría ser un delito, y que sólo desvelaron a la magistrada este hecho vital un día después del levantamiento del secreto de sumario, el 12 de junio.

En la última comparecencia ante la jueza de ambos policías, celebrada el pasado 17 de octubre, el inspector identificado con el número 085494 admite sin lugar a dudas este engaño, recordando que había órdenes de que “los de Burgos figuraran lo menos posible” en los atestados y los informes, como así ocurrió en el que relataba la localización vital del arma en el coche que permanecía en el garaje de Raquel Gago.

Revisaron el móvil de Raquel Gago

Y sin embargo, no sólo estuvieron en ese garaje sino también en su domicilio. E incluso su compañero le pidió el móvil a la agente local hoy encarcelada por el caso y lo manipuló para ver sus llamadas, que según afirman consideraron irrelevantes; algo que sólo ahora admiten y antes habían negado.

Pero la última comparecencia aún revela más aspectos importantes que podría indicar la poca fiabilidad de pruebas tan definitivas como el arma. El inspector interrogado por el defensor de Gago admite que no sabe quién abrió el bolso en el que apareció el revolver que asesinó a Carrasco y ni siquiera quién cogió el arma. Su compañero tampoco recordó a preguntas de la jueza quién tocó el bolso y lo mostró, aunque admite que alguien lo hizo.

¿Se manipularon o contaminaron pruebas?

Por último, ambos policías nacionales admiten que finalmente la prueba número 1 del caso fue trasladada a Comisaría en el mismo turismo propiedad de la policía local, tal y como ellos habían sugerido, sin que en ningún momento interviniera la Policía Científica -como es el proceder lógico y habitual- para custodiar la pistola y el resto de enseres del bolso y garantizar que no fueran manipulados ni contaminados.

Cuando la magistrada del Juzgado de Instrucción número 4 les pregunta el motivo por el que mantuvieron silencio sobre su presencia en la casa y garaje de Raquel Gago poco después de saber por su amiga Triana que era una policía local quién tenía la pistola que mató a Carrasco, ambos admiten que fue un gravísimo error ocultarlo durante un mes, y lo justifican con excusas como “no perjudicar la investigación de los compañeros de la Comisaría de León”.

Una ayuda que no gustó ni a la comisaria de León

Pero a preguntas del abogado de Montserrat y Triana, mantienen no haber sido encomendada su presencia en León “para hacer el trabajo más sucio ni resolverlo por encima de lo que fuera”, aunque también reconocen que los “nos recibieron mal en León” y no eran bien vistos ni siquiera por la comisaria jefe, tan sólo por la jefa de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV), la misma unidad de la que uno de los inspectores también era responsable en Burgos.

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