El otro asesinato a tiros de un político leonés: Fernando González Regueral, mayo de 1923

Ilustración del asesinato en el periódico La Correspondencia de España.

Jesús María López de Uribe

17 de mayo de 1923. El ex gobernador civil de Navarra y Vizcaya, Fernando González Regueral sale del Teatro Principal (el actual Ayuntamiento Viejo de León) tras acudir a la representación de una ópera y se dirige a su casa. Se interna en la calle Cervantes y allí, en la oscuridad, se escuchan varios disparos y un grito: “¡Sereno, que me matan!”.

Casi un año después de la muerte también a tiros de Isabel Carrasco, dentro de cinco días se cumplirá el nonagesimo segundo (92.º) aniversario del otro asesinato a punta de pistola de un político leonés en las calles de León —evidentemente sin contar los terribles e inhumanos 'paseos' de la Guerra Civil—, un hecho ya completamente olvidado aunque éste tenga una calle a su nombre en la prolongación de aquella en la que le mataron con alevosidad y a sangre fría.

Un crimen que también provocó conmoción en aquella época, y 'grandes' titulares en los periódicos de la época... en las secciones “Por Teléfono” y “Telegrafos” (las tecnologías punta de comunicación de antaño), tanto en León como en Navarra y Bilbao, donde González Regueral fue Gobernador Civil, como en el resto de España. Varios de ellos se pueden leer en el blog 'El León Curioso', que ya en 2008 trataba ampliamente la sonada muerte de este político leonés.

¿Buenaventura Durruti implicado?

Otra de las circunstancias de este asesinato de hace 90 años, fue que las autoridades quisieron implicar al grupo anarquista 'Los solidarios', uno de cuyos miembros fue el también leonés Buenaventura Durruti. Sin embargo, “éste pudo demostrar que durante el día en cuestión se encontraba en Bruselas para pedir la extensión de un pasaporte”, explican en el blog 'El Miliciano de la CGT' sobre la investigación del suceso. Éste y sus compañeros, ya que al final no se pudo demostrar su implicación en los hechos. En resumen, una ejecución impune y sin resolver.

La noticia del suceso en el periódico extremeño El Correo de La Mañana. Fuente: blog El León Curioso.

Asesinato que se trató en los medios con dispar visión, algo similar a lo de hoy pero con más dificultades si cabe a la hora de confirmar qué ocurrió de verdad. Mientras unos hablaban de tres pistoleros que persiguieron sin fortuna los guardaespaldas (que nunca le acompañaron), otros publicaban que le dispararon tres personas en presencia de su hijo (sin que se sepa si fue así); y los de León que fueron dos los 'terroristas' y que murió de un certero disparo. Respecto a las heridas, algunos rotativos hablaron de dos tiros en la cabeza y uno en el homóplato, mientras otros diarios componían noticias informando de varios en el pecho. Todo muy confuso y un raro asesinato sin pista alguna, donde lo único que se puede considerar como cierto es que Fernando González Regueral no salió vivo aquella noche de su inesperado y fatal encuentro en la calle Cervantes.

Una polémica que dura hasta hoy en día

Pese a que no tiene mucho que ver con los motivos del asesinato de Isabel Carrasco, ya que las conclusiones sobre sus asesinos nunca fueron claras, lo que sí es cierto es que la inauguración en 2009 por parte de la CGT y el Ayuntamiento de León gobernado entonces por el PSOE de un monumento en la plaza de Santa Ana dedicado al anarquista Buenaventura Durruti no sentó nada bien a la familia actual de aquel político leonés. Su nieto el abogado del Estado Ramón García-Moliner protestaba en una carta al Diario de León por ello el 20 de noviembre de ese año y que se reproduce aquí por su interés:

Supongo que se me permitirá que, en representación de la familia de quien fue asesinado por Durruti, presuntamente, —y de lo que se jactó—, el gobernador civil de diversas provincias españolas, leonés de nacimiento, mi abuelo, el excelentísimo señor don Fernando González-Regueral y Álvarez-Arenas, asesinado canallesca y cobardemente el 17 de mayo de 1923, en la calle Cervantes a doscientos metros de su casa en la plaza de las Torres de Omaña, tenga acogida esta carta. En mi condición de nieto de González-Regueral y representante de la familia se me ocurre pensar, si en un momento determinado alguien preparase un homenaje a quienes fusilaron al capitán Lozano, qué pensaría el actual presidente del Gobierno, pero estoy seguro que no le gustaría nada como nos ocurre a la familia González Regueral. En uso de la libertad de expresión estoy seguro que publicará esta carta coincidiendo con la inauguración del monumento a quien para esta familia, y en diversos libros de historia así se refleja, fue el asesino de un político que trabajó por España, y por su tierra natal, paseando con orgullo en sus puestos políticos su condición de leonés, y que después de cesar como gobernador civil de Vizcaya y el 31 de diciembre de 1922, regresaba siempre a su casa de Torres de Omaña y a su puesto de trabajo en la Delegación de Hacienda, para seguir cumpliendo sus deberes profesionales, lo que le impidió su asesino, siempre presunto, el anarquista al que si no fuese una broma de mal gusto en el periódico La Crónica se dice “que ha sido reconocido como el leonés más importante de la historia”.

Más allá, lo cierto es que hoy todo el mundo va a recordar de una manera u otra a la infausta presidente de la Diputación que murió en lo más alto de la pasarela del Bernesga hará un año, y Fernando González Regueral, incluso dando nombre a una calle, había sido completamente olvidado. El próximo domingo se cumplen 92 años de su violenta muerte y gracias a la de la presidente del PP leonés en 2015 se le puede volver a recordar por las coincidencias en su deceso.

Las preguntas, hoy, siguen siendo muchas y difíciles de resolver: ¿Ocurrirá lo mismo con Isabel Carrasco dentro de noventa años? ¿Tendrá una calle y nadie sabrá quién era cuando pase por ella? ¿Es más... Carrasco llegará a tener alguna vez una calle?

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