La Audiencia Nacional acusa a dos etarras por el asesinato del comandante Cortizo hace 20 años en León

Gráfico del atentado contra el comandante Cortizo por Dativo Rodríguez

ileon.com

Es definitivo: el atentado mortal de ETA contra el comandante Cortizo, ocurrido el 22 de diciembre de 1995, no quedará impune. O al menos se juzgará a dos etarras por el peor atentado de la banda ocurrido en León. Así lo ha decidido en un auto del pasado lunes día 5 de octubre el juez Juan Pablo González, titular del Juzgado de Instrucción número 3 de la Audiencia Nacional, que ve indicios más que suficientes para encausar por fin a los implicados.

En concreto, los etarras que se sentarán casi veinte años después en el banquillo de los acusados son por un lado Sergio Polo Escobes, como presunto autor material de la bomba lapa que mató en el acto al militar e hirió gravemente a su hija; y por otro lado Soledad Iparraguirre 'Anboto', considerada la persona que dio la orden de ejecutar al militar en su calidad de responsable de los comandos 'legales' del aparato militar de ETA en aquella época.

El auto detalla con todo lujo de detalles las pruebas recabadas que permiten que el caso esté por fin, aunque tarde, cerca de hacer justicia por aquel asesinato que conmocionó a León y España entera durante la celebración de la Lotería de Navidad del año 1995. Por ejemplo, el magistrado considera que “en fechas previas Soledad Iparraguirre entregó a Sergio Polo material explosivo para asesinar al comandante del Ejército de Tierra, dándole instrucciones precisas”. Este elaboró una bomba lapa “formada por una carga explisiva de entre 1.200 y 2.000 kilos de cloratita”.

“En fechas próximas al 22 de diciembre, Sergio Polo se trasladó desde San Sebastián a León en transporte público -se conservan los billetes de aquel viaje- y vigió al comandante Luciano Cortizo, detectando que usaba habitualmente para sus desplazamientos por León un vehículo Ford Orion” que el propio Polo forzó con herramientas especificas para este modelo “en la noche del 21 al 22 de diciembre mientras se encontraba aparcado” frente a su domicilio, “colocando bajo el asiento del conductor la bomba lapa”.

“Sobre las 13.20 horas” el comandante montó en su vehículo en compañía de su hija y “cinco minutos después de arrancar, habiendo recorrido unos 300 metros hizo explosión el artefacto”, en concreto “en la avenida Ramón y Cajal de León, en la confluencia de las calles Renueva y Abadía”. Además de las gravísimas herida que sufrió su hija, hubo otras cuatro víctimas de diversa consideración por la onda expansiva: Diego Fouces, José María Fernández, Diego Fernández y Manuel García“.

Además el auto señala una fianza de 1,5 millones de euros para los dos implicados en el asesinato para cubrir su responsabilidad, ordenando el embargo de sus bienes en caso de que no sea depositada. Y por supuesto decreta que se mantenga su situación de prisión que ambos padecen desde hace años.

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