Triana: “Como no me quise acostar con ella, Carrasco se encargó de que no sacara mi plaza”

EFE/J. Casares (Pool). Triana Martínez declarando en el juicio por el asesinato de Isabel Carrasco

C.J. Domínguez / M. Cuervo

  • PREGUNTAS DEL ABOGADO DE TRIANA MARTÍNEZ

Triana Martínez se somete a las preguntas de su propio abogado, José Ramón García, para explicar que “me apadrinaron” para entrar en el PP el entonces presidente de la Diputación, Javier García prieto, y el vicepresidente segundo, Cipriano Elías Martínez, así como “Maté, en gerente del PP, que ahora ha vuelto”. Y sobre seis meses después de hablar con ella llegó su primer contrato en la institución provincial, en junio de 2007, tras “una bolsa de trabajo, que es lo que dicen 'vestir el santo'; para no aparentar quye te enchufo directamente, se aparenta que se entra por bolsa de trabajo y a los meses se da la plaza en propiedad, era común porque todo el mundo sabía de quién era ahijado en la Diputación, por el marido, por el alcalde...”.

Un mes después de entrar Isabel Carrasco accedió a la Presidencia y “me advirtieron que cuidado con ella, que era muy mala; pero no fue así, me cogió cariño, estaba pendiente, estaba agusto conmigo, muchas veces me llamaba desde su teléfono móvil o sus secretarias, alguna no aguantaba estar con ella”, recuerda, por lo que en aquellos tiempos ella la defendía. “No quería que delante de mi hablaran mal de ella, decían cosas que hacía que yo no me podía creer”.

“No se movía ni un folio” sin isabel Carrasco

Al convocarse su plaza en propiedad, “me piden que haya o el cuestionario y los nombres del tribunal que tú quieras, varias personas de confianza de Isabel Carrasco; en la Diputación no se movía ni un folio (sin que ella lo supiera)”. Como cuando saltó el escándalo de los 40 auxiliares administrativos, con casi la mitad de ellos vinculados a cargos públicos del PP.

Pero llegó el momento del presunto acoso sexual, con la excusa de ponerle “una aplicación” en el ordenador personal de la presidenta. Tras un primer intento fallido de cita “se va de vacaciones a Tenerife” y al volver Carrasco “me llama de nuevo para quedar a las seis de la tarde” en su domicilio particular. En este asunto clave, el letrado le pide “todo lujo de detalles” de su casa, para demostrar ante las acusaciones que esa visita se produjo.

El presunto acoso, con todo detalle

“Ella va a la cocina a preparar algo, habla de que tiene un buen embutido, me da una copa de vino, mientras lo hace en la cocina, pequeña, hay una meseta y un par de sillas. Sale, va al otro lado del pasillo, yo la sigo al salón (...). Luego empieza 'qué bien hueles, qué perfume', le gustaba mi perfume, se acercó y ella me besó, yo no me lo esperaba, me entró, me besó en la boca. Me sentí mal. Asustada. Me puso la mano... me quiso tocar, me agarró por detrás para que no me soltara, y yo me consigo levantar, que me quería marchar, y ella 'tranquila, quiero estar contigo, que me gustas, que no pasa nada...'. Y cuando vio que yo cogí el bolso y me iba me dijo 'piénsatelo bien, que han salido las bases de tu plaza, y si te quedas tienes mucho que ganar y poco que perder'. Y dejé de escuchar”. Y a preguntas del abogado, admite que este episodio “sólo se lo conté a mi madre”. Y “a las semanas, no me llamaba”.

Y pasados “tantos meses” ya supo “que la oposición no iba a ser para mí”, después de una primera convocatoria del examen. Y finalmente “sólo aprobó el que había buscado ella”, el único que aprobó aquella prueba. Ella en la segunda prueba grabó con su teléfono móvil porque “noté cosas raras, el sobre no estaba cerrado, faltaba el técnico de telecomunicaciones que era imprescindible, salieron con el que se iba a examinar y volvieron con lo que finalmente lee” el examen. Ana Cosmen presidía el Tribunal, “le había puesto ella (Carrasco) en el SAM”.

Y tras quedar fuera Triana, y amortizada su plaza porque quien ganó la oposición renunció a tomar posesión, comenzó según su versión una petición de 12.000 euros “decidida por Isabel Carrasco” por presunta incompatibilidad, lo que fue objeto de varios juicios contenciosos que como ya ha publicado ileon Triana Martínez ganó, incluso con Carrasco ya asesinada.

A todo esto, el letrado insistió en que Triana Martínez relatara toda la persecución laboral a que Carrasco la sometió, presionando para que no consiguiera trabajo con ofertas de otros políticos (“Toño, por Antonio Silván, y otros), de empresarios o cobrar labores realizadas, como la de Viproelco, vinculado a Caja españa, de la que la presidenta era miembro del consejo de administración. A tal punto que su padre el recomendó buscar trabajo en Alemania, ”pero yo lo que quería era estar con mamá“.

Ahí comenzó su tratamiento psiquiátrico, tras perder peso “hasta quedar más delgada que Raquel, porque yo era... fuerte”, y comenzó a medicarse.

El asesinato... y los suicidios de amigos

Su madre la llamó antes de matar a la presidenta, respondió a preguntas muy concretas del abogado. Y cuando recogió el bolso que asegura que Montserrat tiró, notó el peso del arma, por lo que lo guardó dentro del bolso que ella misma llebaba. “No quedé con Raquel para entregar el bolso ni sabía de que iba a meterle algo al coche”, asegurando que “nunca” le avisó de que “ahí dejo eso, nunca lo dije”, a pesar de que consta en declaraciones judiciales anteriores.

El defensor quiso que concretara precedentes de suicidio vinculados Triana, quien refrescó que cuando era niña una amiga, “Yoli, del cole mío, se suicidó, se tiró al tren”. En Gijón, “había otra niña, de aquí de un pueblo, con depresión, y se tiró por la ventana; y un chico de Asturias cogió la pistola de su padre y se... Fue a los dos primeros funerales”. Algo que aseguraron que el parte de Triana, el ex comisario de Astorga, no quería airear por lo triste para las familias.

  • PREGUNTAS DEL ABOGADO DE RAQUEL GAGO

La acusada Triana Martínez, a preguntas del letrado defensor de su amiga Raquel Gago, Fermín Guerrero, aseguró que “nunca hablé con Raquel de armas, no sabía nada”. “No entiendo cómo pueden (las acusaciones) decir todo eso (de los seguimientos a Carrasco)”, admitió, negando que jamás se realizaran esos seguimientos a la presidenta que su madre asesinó. “Es buena, es tímida, introvertida, maja...”, describió a su amiga.

  • PREGUNTAS DEL FISCAL.

A preguntas del fiscal, Emilio Fernández, ha comenzado hablando del día del asesinato, el 12 de mayo de 2014, y detalles de sus móviles, entre otros el de prepago que será una prueba clave de su conexión o no con Raquel Gago, su amiga la agente de policía local que también declarará en la jornada de hoy. “Raquel vino a tomar té y quedamos para vernos sobre las 8 u 8 y media, después de su curso de restauración”. El fiscal recordó que en su pimera declaración ella no había admitido la presencia de Raquel en su casa, “trató usted de ocultarlo”.

Posteriormente, su madre Montserrat y ella cogieron el coche de la joven “porque íbamos a ir a Carrizo” a por ropa y “quería ir echando un vistazo en las tiendas poque el lunes era el cumpleaños de mamá”. “Fui por la Inmaculada” a varias tiendas que menciona detalladamente “para ver escaparates”, aseguró la hija, negando conocer en modo alguno que su madre portara ningún arma ese día, ni el revolver ni la navaja.

El día que Carrasco “me entró”

“Yo me llevaba bien pero me hizo la vida imposible”. Así se refirió por primera vez Triana Martínez a su ex jefa en la Diputación, negando haber hecho algunos seguimientos. “Mi madre salía a caminar mucho, íbamos al McDonads, por Eras a tomar vinos, pero yo no hice seguimiento a nadie, igual alguna vez coincidimos allí (en el domicilio de la presidenta).

“¿En qué le perjudicó?”, le preguntó el fiscal. “En la vida”. Por ejemplo, “la plaza la habían hecho para mi (en la Diputación), como no me quise acostar con ella, se encargó de que no sacara esa plaza, sino dárselo a una persona que ya tenía el puesto en Burgos y después la amortizó para que no pudiera volver a presentarme”. Esto ocurrió tras la Navidad de 2010 pero no lo contó hasta meses después “por vergüenza, me sentía tan mal que sólo se lo pude contar a mi madre y después al psiquiatra, que me lo sacó, me costó contárselo”. Recordó entonces que la presidenta “me dijo que ya había salido la plaza, que tenía mucho que ganar, se insinuó todo el reato, vino, me entró...”.

Respecto a los bolsos, uno de ellos el de Fornarina, que contenían esas armas, el fiscal le ha permitido verlos y tocarlos en la sala para reconocerlos, cosa que ha hecho. “Mi madre esperó hasta que terminé y mientras fue a caminar, no me dijo dónde iba”, indicó. “Me había dicho en una ocasión (que iba a matar a Carrasco), después del verano, que buscara unas cosas, armas, que no podía aguantar más, pero yo no me esperaba eso, no lo valoré, lo hice pero a los pocos dias hablé con ella y le dije que no podía hacer eso aunque lo hiciera por mí”.

El fiscal se interesó por los seguimientos a la víctima, de los que la joven aseguró que no conocía respecto a su madre. Sobre las 17,16 llamó su madre a su iPhone, y “me dijo 'dónde estás, vete para el coche', la estoy viendo, la estoy viendo a Carrasco, hoy termina todo esto, ya verás, cruzo el ambulatorio y voy para el coche”. “Y yo fui corriendo hacia el Ambulatorio, donde me dijo mi madre que iba a hacer una locura, quería hablar con ella, que no hiciera eso”, añadió. “Me crucé con ella, vi que tiraba el bolso, pensé que tenía la pistola reglamentaria de mi padre en el bolso, la vi rota y me puse súper nerviosa”. Momento en el que según su versión, ella recoge el bolso. “Pensé que había pasado algo malo”. ¿Pensó que la había matado?, preguntó el fiscal. “Puede”, aseguró Triana, tan lacónica como el resto de la declaración.

Y claro, como su versión previa desde la noche del asesinato fue diferente -que su madre le entregó el móvil en el pasadizo de Colón a Gran Vía-, Triana lo justificó como que se limitó a decir lo que les indicaron los policías provenientes de Burgos, “que nos engañaron, dijeron que dijéramos eso porque venían a ayudarnos”.

El encuentro 'casual' con Raquel Gago

“No miré el (interior del) bolso, me interesé por qué pasó con mi madre, su bolso lo meto en mi bolsa para llevarlo, fue instintivo, no iba a llevar dos bolsos”, explicó, rechazando que fuera por ocultar el que había arrojado su madre, pero no quería “deshacerme de él”. “Seguí caminando, no sabía donde estaba (mi madre), voy hacia Colón y veo a Raquel (Gago), que estaba con alguien, y la llamo por teléfono para ver si había visto pasar a mi madre”, algo que hizo con el móvil prepago porque no pudo activar el iPhone por los nervios. “No pensé, estaba yo como para...”. Admite que no la preguntó nada, la llamó “institivamente”, aunque no hablaron en los 17 segundos que duró la llamada.

Aquel móvil Nokia clave, al igual que defendió ayer su propia madre, lo había adquirido porque su padre controlaba sus llamadas a una persona “con la que tenía una relación”, por lo que convenció a un amigo de Carrizo para comprarlo, negando que lo usara en este caso porque no podía dejar rastro al no estar a su nombre. Curiosamente, se había llamado a sí misma horas antes del asesinato “porque no lo encontraba”, algo que el fiscal cree que ocurrió para “asegurarse que funcionaba por si lo necesitaba” tras disparar su madre a Carrasco.

“Cuando llego donde está Raquel digo ¡hola!, creo que ni me oyen, y estaba muy interesante hablando una cosa, y como estaba ese chico no la pregunté dónde estaba mi madre; le pregunté si tenía el coche abierto, no esperé nada, miré que estaba abierto y lo dejé allí el bolso, se movieron un poco, pasé por detrás de ellos y les dije que iba a por fruta... Yo estaba que no sabía, estaba muy nerviosa porque pensé que a mi madre le había pasado algo”. Así resumió Triana Martínez el encuentro vital con la tercera acusada del asesinato, la policía Raquel Gago, a quien le dejó el bolso con el arma que había acabado con la vida de la presidenta de la Diputación. “¡Ya lo siento hacer dejado eso!”, acabó admitiendo, aunque “no tenía intención de meterla en ningún lío, pensaba volver al momento”. ¿No habían quedado? “No, en, absoluto”. Idéntica respuesta que cuando el fiscal le preguntó si el coche lo había dejado allí “preparado para huir” tras el asesinato.

Al regresara su vehículo, donde ya estaba su madre, comenzó el registro policial y posteriormente fueron separadas en dos comisarías. “Cuando pasó esto, al poco a mi madre la llevaron no sé a dónde; y a los 40 minutos o así me dicen que yo fuera a un coche de la Nacional, y me llevaron directamente a (la Comisaría) de San Andrés. Pero luego hubo registro en su casa, donde apareció un revólver marca Royal que ”no sabía“ que su madre tenía allí.

Los policías de Burgos propusieron tirar el revolver a una alcantarilla

Posteriormente ya se la trasladó junto a su madre a la Comisaría de León, donde los policías de Burgos le trataron “muy bien” porque “me dejaron ver a mi madre y no me preguntaron qué había pasado, querían encontrar el arma y no sabían porque mamá le había dicho que la había tirado”. “Yo no sabía que (el bolso de mi madre) tenía las dos pistolas, sino el arma de mi padre. Pensé que estábamos solas pero ellos me engañaron, había pedido hablar con mi abogado, y ellos me dijeron que si lo hacía no podían ayudarme; mejor quedaríamos con Raquel, nos daría el arma y la tirarían a una alcantarilla”, relató, creyendo a la policía “capaz de hacer esas cosas” porque dijeron venir de parte de su padre, comisario en Astorga. “Hago lo que me dicen ellos porque son amigos de mi padre de 35 ó 40 años”, admite la joven acusada.

“Me dejaron ver la declaración de mamá, acuérdate bien de sus palabras, de las horas, las cosas clave...”, comentó, añadiendo que le convencieron de que por ser simple encubridora saldría por su propio pie. “Lo entendí, yo me tenía que ir”. Y admitió estos engaños a su abogado “cuando vino ya a prisión”.

(Noticia en actualización permanente)

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