Feliz cumpleaños, Nevadona

Esta es la imagen de la mutua sorpresa, del osezno y de quien se lo encontró en la puerta de su casa. / Fotografía de Óscar Montero

C.J. Domínguez

Se llamó la Nevadona y cumple un año. Los medios de comunicación se hartaron de destacar que los más viejos de la provincia leonesa, esta vez sí, no podían recordar la última vez que vieron tan abrumadora cantidad de nieve. Y es que durante casi tres semanas de manera ininterrumpida las precipitaciones de nieve fueron verdaderamente extraordinarias en toda la geografía provincial, pero muy especialmente en la montaña leonesa, donde muchas carreteras y calles desaparecieron literalmente de la vista bajo un manto blanco tan bello como problemático.

Todo comenzó el 20 de enero de 2015, martes. La capital leonesa, como tantos otros puntos, recibió la visita abundante de la nieve entre una gran alegría de la mayor parte de sus habitantes, dejando estampas que hacía años que no se veían. Se anunciaba ya entonces alerta por temporal y ese temporal no venía con fecha de finalización. De modo que en apenas dos días, la copiosa forma de caer nieve hizo que se acumularan en un tiempo récord espesores de más de 100 centímetros. Era tiempo de espalar, a la antigua usanza.

Ese primer fin de semana, León era una provincia blanca. Cada vez más puertos de montaña se sumaban a la lista de los intransitables y los escolares de la montaña se acostumbraron a no poder acudir a clase, por la paralización de las líneas regulares de transporte escolar. No pensaban que en algunos casos sus clases se interrumpirían por espacio de más de 20 días.

En las estaciones de esquí de San Isidro y Leitariegos, así como sus zonas de influencia y otras zonas de gran afluencia turística como Picos de Europa, Babia o Ancares, se frotaban las manos. Sin embargo, el reclamo que supuso la nieve chocaba frontalmente día tras día con las crecientes dificultades de acceso y al final el agosto sólo lo pudieron hacer cuando a partir de mediados de febrero dejó de nevar, se pudo garantizar la seguridad en las carreteras y los turistas, por fin, comenzaron a llegar.

Y si duro fue para el sector turístico, que al menos contaba con la enorme repercusión que las espectaculares fotos y vídeosa tenían en Internet e informativos nacionales, gravísimo fue para no pocas poblaciones de montaña que no sólo quedaron literalmente sepultadas bajo la nieve sino que sus únicas carreteras de acceso quedaron impracticables y los vecinos totalmente incomunicados durante días y días.

El primer y polémico caso más destacado fue Llánaves de la Reina. Llegó a sumar 8 días de absoluta incomunicación, hasta que el 10 de febrero un equipo del Greim de la Guardia Civil consiguió hacerles llegar comida y medicinas en una penosa travesía a pie.

Pero los casos más graves e incomprensibles, por la falta de coordinación entre la Diputación de León y la Junta de Castilla y León, se dieron en las localidades ancaresas de Suárbol, Balouta y Valdorria, en la montaña central. Esta localidad del Ayuntamiento de Valdepiélago sumó la friolera de 12 días de incomunicación total de sus vecinos, en concreto tres que no pudieron abandonar el pueblo cuando comenzaron a persistir las nieves. Hasta el alcalde, del PP, echaba pestes por una situación incomprensible que por fortuna, como en el resto de los casos, no hizo que se tuvieran que lamentar daños personales.

Esos daños, sin embargo, sí se ensañaron con la fauna silvestre. La Nevadona mató cientos de ejemplares de corzos, venaos o zorros, no sólo por que su alimento estuviera sepultado de manera permanente sino también por puro agotamiento para poder moverse en espesores de nieve de hasta 3 y 4 metros, como ocurrió en lugares como Picos de Europa. También los alcaldes exigieron medidas urgentes para que se tratara de alimentar a estos animales. Para más inri, destacaron muchos casos de personas descontroladas que hicieron de la nevada su agosto para decapitar y cortar los cuernos, a modo de trofeo, de tantos ejemplares muertos.

También la nevada histórica dio juego para otros temas más amables. Como el debate nacional que se generó por la foto de un presunto osezno en Prioro, asumando curioso entre la nieve en la escalera de una vivienda. Una imagen que dio la vuelta a España y más allá y que dio mucho más que hablar cuando la Fundación Oso Pardo medió en el asunto para poner en duda que se tratara del ya entonces famoso osín.

Por supuesto, en redes sociales se prodigó el habitual ingenio de los internautas, que echaron el resto con todo tipo de memes a costa del frío y el mando blanco que azotó León durante tan prolongado tiempo, incidiendo casi todos en la fama de León para este tipo de fenómenos.

Y mención aparte merece la repercusión que también tuvo el arte del joven Sergio Canga, que se afanó día tras día en realizar espectaculares figuras con la nieve en Ciñera.

Escultura de Sergio Canga en Ciñera.

Desde mediados de febrero el temporal remitió. Se hicieron galerías de imágenes maravillosas y extraordinarias para inmortalizar la Nevadona para siempre, con fotos de la Unidad Militar de Emergencias abriendo caminos en los patios de colegios de Villablino, campanarios en los que apenas asomaba el pico último de la espadaña o carreteras y casas que antes estaban ahí y ahora no se veían. Amén de unos chupiteles de escándalo, porque junto a la nieve el frío intensísimo de esos días fue no menos noticia.

Y para el recuerdo, con el tiempo, aparecieron vídeos como este, que resumió de manera espectacular un temporal blanco que heló a la provincia de León. El primer aniversario de la Nevadona es un buen momento para recordarlo:

Año de Nieves from Factoria on Vimeo.

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