La acusación de la hija de Carrasco ataca con saña la implicación de Raquel Gago

Beatriz Llamas.

C.J. Domínguez / M. Cuervo / A. Mañanes

La acusación que representa a la hija de Isabel Carrasco en el juicio por su asesinato, la que ostenta la letrada Beatriz Llamas, consumió más de la mitad de sus conclusiones finales ante el jurado popular en desmontar lo que considera “mentiras” de la policía local Raquel Gago, una de las tres acusadas, en una larga intervención marcada por alusiones despectivas contra los argumentos esgrimidos por las tres, recordando que la mayor parte de sus versiones actuales en el juicio son “inventadas” porque no coinciden en lo que en su día testificaron tanto ante la policía como en la instrucción judicial previa.

Apelando mucho más a los sentimientos que a los argumentos judiciales estrictos, trufando su intervención de calificativos de las acusadas Montserrat, triana y Raquel Gago, Llamas 'atizó' especialmente a ésta última, a quien tildó de ser “la más fría y misteriosa”, de considerarse “divina”, una “iluminada” y al mismo tiempo una “negada” que, según su versión y a su juicio las pruebas, se ha visto atrapada por justificaciones que a su entender la incriminan, porque además “jugó con ventaja, dispuso de días enteros” para establecer un argumento que la exculpara.

En general, Llamas estuvo “convencida de que las tres formaban el plan”, a pesar de que ahora especialmente Montserrat y Triana den una interesada “nueva versión de todo, una cortina de humo”, como el presunto acoso sexual de la presidenta a la hija o la presunta persecución laboral de Carrasco. Pero defendió que “aquí no hay inocentes, nada ha sido casual ni por error, hay sólo una víctima y recuerden que de la cárcel se sale, del cementerio no”.

Sobre Montserrat González, aseguró que “si está loca, lo podemos estar todos”, porque jamás visitó un psicólogo, y aseguró que actuó por la “obsesión” que generó al defender a ultranza a su hija, Triana, que de este modo es “la inductora”, vista por su madre como “la pobre nina rica y caprichosa” que vivió de maravilla con “un sueldazo de 42.000 euros” cuando todo iba bien en la Diputación“ a que ”comenzó a planificar el crimen cuando se le acabó el cuento de la lechera“ que la letrada considera que se forjó.

Pero fue con Raquel Gago con la que, ante el tribunal, más se ensañó. Afirmó que “el bolso” con el arma que Triana le dejó en su coche “fue manipulado”, por lo que su amiga Leticia no lo encontró la noche en que montó, e incluso valoró que la metódica y organizada agente “tenía el coche como una pocilga para justificar no verlo”. “Raquel se adelantó a entregar el arma, que no la entregó, porque el plan perfecto fracasó gracias al héroe que es el policía local jubilado”.

Para remarcar su postura, destacó la letrada que “Triana y Montserrat no la han exculpado -a Raquel- hasta un año después”; y ni siquiera desde el 12 de mayo hasta hoy “hemos oído que siente el fallecimiento de Isabel Carrasco”.

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