Nacer a la derecha y cruzar la línea: 'leona roja'

Lourdes Corrons

Marta Cuervo

Lourdes Corrons abre la puerta con una preciosa bata de seda adornada con motivos japoneses, un maquillaje perfecto y su perrita Frida -en homenaje al apellido Khalo- en brazos. Es muy raro que la 'dama roja', apelativo por comunista, no haya preferido charlar con nosotros en los bares que a diario cuentan con su visita, pero por razones de salud, nos recibe en su casa. Un pequeño templo a la bandera tricolor, con el Che y La Pasionaria reinando en el salón de este apartamento en el corazón del barrio Húmedo, pero también lleno de contradicciones, quizás herencia de una familia “muy religiosa, de misa y rosario diarios, y muy de derechas”. “A un padre nacionalista, le sale una hija comunista, ¿qué os parece?”, Lourdes rompe el hielo mostrándonos una foto de su padre, aviador militar del bando nacional, junto a Franco.

Y, es que, a pesar de haber sido concebida en una familia acomodada, y muy afín a la política de los nacionales, desde muy niña Lourdes sintió una inquietud que desbordaba a la 'razón de la época', una incomprensión que incluso llegaba a molestar a la mentalidad de aquellos años, y cuyo silencio o reproche alimentaba con más ahínco las ganas de respuestas de la pequeña Corrons, que todo lo cuestionaba. “Yo pensaba mucho, y vi cosas en las monjas que no me gustaban nada. ¿Por qué unas niñas entraban por una puerta- las becarias que servían y fregaban en el comedor- y otras entrábamos por otra en el colegio? era adoctrinamiento, muy nazi, yo no podía con ello, y lo razonaba todo, todo lo ponía en duda: '¿Por qué en China los pies no se pueden enseñar? ¿Por qué es pecado? ¿Y por qué nosotros podemos enseñar una mano y un pecho esta prohibido?”, apunta una mujer muy coqueta, que reconoce que sigue buscando soluciones a muchos abusos sociales. “Estudiaba en las Carmelitas, y creía que el clítorix era un conjunto musical”, añade entre risas.

Así, pasamos al salón, abarrotado de libros. Y pronto recuerda una anécdota. “Soy una lectora, incansable, desde siempre. Antes leía bien: a Nietzsche, a Kant, a Camus, ahora leo 'best seller', pero todas las lecturas prohibidas con Franco, las leí. Pues resulta que llegó la Feria del Libro, que antes estaba al lado de la Catedral, un día del 'Corpus' por la mañana, y me encuentro cerradas todas las casetas. Se me hinchó la vena. Me vine a casa me puse un body parisino, de satén blanco con encaje negro y cogí al perro. Según salió la procesión, yo detrás, despacín, sin decir nada. La hostia, el pendón y el perro -bromea Lourdes-. Los guardias civiles, el obispo, los prebostes y los próceres, todos. La metí en la Catedral, a la procesión, y les dije a los libreros: '¡alé! ahora abrís'”, explica con desparpajo.

“Si estoy sola es porque quiero estar sola”. Palabra de Lourdes Corrons

Sin perro no puedo vivir, ¡pero con un paisano tampoco!

Lourdes ha sido una curranta toda la vida, una necesidad para poder alcanzar esa independencia que le daba la libertad. “Empecé a trabajar a los 19, cuando antes no se era mayor de edad hasta los 21. Entonces, las primeras vacaciones me fui a Almuñécar, y le dije a mi padre que me iba un mes. Él me preguntó que con quién iba. 'Pues sola', le dije. Mi padre se escandalizó. Yo no tenía amigas, toda mi vida fui sola. 'Pues si no me dejas, el lunes pido la baja en la Diputación' -de educadora-”, y así, el padre de Lourdes la tuvo que dejar. Corría el año 73, y esta leonesa revolucionaria fue la segunda en estrenar este oficio en la institución provincial.

Desde muy joven supo que no se iba a casar, y que nada quería de los hombres. Compañía, buenos ratos, pero nada de pasar por el altar. “¡Yo no aguanto un paisano! Esta es la cuarta perra que tengo -después de haber vivido con Platón, Minerva y Séneca- y me dicen que en cuanto se me muere un perro ya tengo otro. Sin perro no puedo vivir, ¡pero con un paisano tampoco!”, exclama con firmeza.

Soy una loba solitaria. Me considero misántropa... por huir del eufemismo del autismo

Una decisión de soledad, quizás impuesta por las criticas que recibía de la gente, pero que no la hizo desencaminarse. “Hay un refrán ruso que dice: 'Si quieres que se ría Dios, háblale de tus planes'. Entonces yo me puedo reír de Dios, o con él, que no soy creyente. Los planes que tenía a los 13 años iban a ser y son exactamente iguales a la vida que tengo ahora”.

“Soy una loba solitaria. Me considero misántropa... por huir del eufemismo del autismo”, se autodefine la leonesa, que ha sentido la mirada de ojos que la veían como “una buscona”. “Se me acercaban hombres y me trataban de invitar... pero yo les despachaba. Si estoy sola es porque quiero estar sola”.

“A mí no me quitaba la libertad ni Dios. Quería ser independiente para marcharme, sin dar cuentas a nadie. Vivía con mis padres, dormía y comía con ellos, pero hacía mi vida”, añade la comunista.

Leona roja, hembra de mucho mundo

Es cuando comienza hablar de sus viajes a Cuba cuando Lourdes se emociona. “El primero fue maravilloso, en el 78. Era el Festival Mundial de la Juventud de los Estudiantes”, recuerda una joven comunista en el reflejo de los ojos excitados de Lourdes. “Se repartieron pocas plazas entre los partidos, y ella fue por el PC con la plaza de un chico del PSOE, que renunció. ”La encontré como la España de los años 60, no había turismo, no había nada. La Cuba más auténtica, la más socialista, no estaba inducida por la sociedad de consumo. Nos trataron muy bien, en la Plaza de la Revolución -La Habana- cuando dijo Fidel -Castro- a todos los jóvenes del mundo entero: 'Guerra a la guerra gritan todos los jóvenes del mundo' y soltaron palomas“, detalla.

Pero siempre volvía a León. “Quería quedarme, pero había que estar casada, había que hacer muchos trámites”, aunque realmente eso no suponía un problema para Lourdes, que tenía hasta un 'futuro marido' esperándola en Cuba para formalizar el paripé.

“Mi padre preocupadísimo, y yo a la vez pidiendo a Morano un certificado de buena conducta, haciendo planes para casarme, para irme a Cuba. Morano -PP- me dijo: 'Toma, te lo firmo rápidamente, pero para que te quedes allí y no vuelvas más'”. El padre de Lourdes, que era íntimo de la familia del político popular, se lo reprochó muy disgustado. Aunque eso no frenó ninguna de sus frecuentes escapadas al Caribe.

Lourdes viajó a Nicaragua en el año 86, y colaboró con el Frente Sandinista

Nicaragua fue otra deliciosa experiencia para esta guerrera, huelguista y revolucionaria mujer, que colaboró con el Frente Sandinista, en el año 86. “Nunca había visto una guerra de cerca. Fui gracias a un acuerdo entre CCOO y el gobierno Sandinista, con otra chica de León, a trabajar y ayudar en lo que podíamos. No estaba el suelo pavimentando, y había alacranes corriéndonos por el cuerpo”.

“Los soladados eran compas, armados hasta los dientes, que no nos dejaban porque podían violarte o meterte un tiro por una oreja”, expresa Lourdes que vio mucha pobreza, y unas condiciones de vida paupérrimas, pero con mucha dignidad. “Venías aquí y te sobraba todo (...) Te das cuenta de que en el mundo hay cosas más importantes que el acumular, el tener, que la sociedad de consumo. Lo primero es ser feliz, y lo segundo es estar a gusto contigo mismo”.

La mujer de extrema izquierda también ha visitado la República Checa, Rusia, Letonia y Lituania. “Me encantaría visitar Corea del Norte. Es uno de los sueños de mi vida”.

El porqué de la fijación de una comunista que repartía la píldora entre las mujeres de la calle, con París

Lourdes viste con clase, con estilo, le gusta mucho la moda. “Mi familia era del Aero, de la crème de la créme... yo no pasaba por ahí. Pero si me daba mucho asco que los comunistas teníamos que ser los más zarrapastrosos, los más tirados, con vaqueros sucios y rotos. Yo entonces me pintaba, me arreglaba, iba a las manifestaciones con tacones”.

También le tocó a Lourdes viajar a Londres, y no por placer. “Fui de las mujeres de Flora Tristán, abortistas, y acompañábamos a muchas chicas a abortar a Londres”. Repartía la píldora, traía anticonceptivos del extranjero, y a los 27 años, en Cuba, se esterilizó, con una ligadura de trompas. “Tenía clarísimo que no iba a tener hijos”, declara contundente una mujer que ha dedicado mucho de su vida a los niños. “A enseñar. Adoro a los niños. Disfruté mucho de ellos, pero como trabajo”.

¿Y qué ha sido del Partido Comunista?

Cuando le preguntamos a Lourdes si el PC ha perdido fuerza, ella contesta contundente. “Se les llama de otra manera, Podemos. Surgen otros movimientos, llamados de otra forma; las revoluciones están ahí, ya se han inventado, pero cada generación aparece de una manera distinta. Depende del tiempo que te toca vivir”.

Los sindicatos se acomodaron mucho a los logros, pero se consiguieron muchas cosas

Por siempre: Cuba

Esta 'leona roja' es una caja de sorpresas con millones de anécdotas, que siempre trata de retrotraer a quien la escucha a su Cuba querida: “En Cuba hacía un calor tan húmedo que te desmayabas. Yo siempre llevaba 18 negros detrás, me encantaban los negros, siempre salía con negros. 'La gallega es candela', me decían, a mí, con la botella de ron a un lado, y el puro al otro, en body por el Malecón...”

Tras más de 50 minutos de charla, la 'gallega' como la llamada en su tierra del alma, sigue desnudándose sin reparos. “Nunca he sido ambiciosa, no pido dinero, pero lo único que tengo mío, y eso sí que no voy a socializarlo con nadie, es mi tiempo. El tiempo lo tengo limitado, y ese es mío, muy mío”.

Avance del documental independiente 'Leona Roja' de Diego Soto, Salvador Armesto y Marta Cuervo.

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