Uribe: “Las redes sociales son maravillosas, pero mal usadas pueden erosionar nuestra salud mental”

Jesús López de Uribe

M.C.

El próximo jueves, día 30 de marzo, a las 19.30 horas tendrá lugar en Cepteco -Centro Psicológico de Terapia de Conducta- la séptima charla-coloquio gratuita que este centro está organizando. Bajo el título de 'Redes Sociales y Salud Mental', el periodista y experto en Sociedad Digital, Jesús María López de Uribe, explicará hasta qué punto los individuos están interconectados, interactúan pudiendo tener más de un tipo de relación entre ellos, cómo afecta esta dimensión a su salud mental y los peligros a los que pueden estar sometidos ante un uso excesivo.

'Redes Sociales y Salud Mental' ¿Cuáles son los puntos que va a tratar en su ponencia?

Vamos a hablar de lo que suponen las nuevas herramientas digitales de redes sociales en la vida actual. Cómo afectan a las personas, qué tipo de comportamientos son desaconsejables, a quiénes hay que evitar, cómo si se usan mal pueden llegar a generar situaciones de estrés o incluso muy desaconsejables y qué debe hacerse para evitar esos problemas. En realidad la charla es una especie de manual de señales de tráfico para que la gente conozca los peligros de conducirse en las redes sociales.

¿En qué medida se relacionan las redes sociales con la salud mental de las personas? ¿Por qué están tan directamente relacionadas con la salud?

Sobre todo por las situaciones de estrés que generan. Puede parecer poco en primer momento, pero si vamos sumando y sumando momentos y pasando mucho tiempo en ellas nos podemos encontrar con cosas que en algunos casos nos pueden hacer daño. Daños que como ya digo pueden no parecer extremos, pero un mal uso de estas herramientas digitales por parte de otros hacia nosotros nos puede fastidiar enormemente la vida. Por poner un par de ejemplos: conducir un vehículo no es una actividad que necesariamente pensemos que nos pueda afectar a la salud, pero si estamos en la carretera ocho horas todos los días aumenta la probabilidad de sufrir un accidente y tener que pasar por el médico; y están los grupos de WhatsApp, sobre todo (y esto un poco en broma y en serio) los de los padres del colegio que pueden ser absolutamente enojosos justo cuando uno quiere descansar. Pensando en estos ejemplos... es fácil comprender que las redes sociales no son herramientas inocuas por usarse todos los días sin peligros inmediatos.

¿Afectan las redes sociales a las relaciones humanas?

Pues claro. Son en esencia herramientas digitales que potencian las relaciones humanas hasta lo impensable. Hay que tener en cuenta que un 'Facebook' es el libro de fotos de los institutos norteamericanos, lo que aquí llamaríamos la 'orla'. Así que ocurre que gracias a esa herramienta mucha gente se pone en contacto con los compañeros del colegio. Twitter es una red social que tiene un nombre onomatopéyico: un 'tweet', lo que llamamos tuit es un trino; es decir, como un pitido que nos avisa de una noticia. Los grupos de WhatsApp son sectoriales o temáticos y en ellos, por ejemplo, puede caerte un chorreo monumental o tener que leer cosas que te parecen solemnes tonterías y te enfadan monumentalmente. ¿Y cómo vas a contestar? ¿Qué estrés te produce eso? En Twitter se producen ataques multitudinarios a personalidades o a cualquier persona sin motivo claro. En Facebook hay discusiones monumentales. En Snapchat y WhatsApp suelen producirse muchas acciones que conllevan acoso escolar a todas horas. Sí es cierto que las redes sociales actuales son maravillosas para muchas cosas, pero mal usadas -y hay mucha gente que las utiliza para hacer daño-, pueden erosionar nuestra salud mental de forma notable. Hay que imaginarse a personas que las pasan canutas en el trabajo o en el instituto desahogándose de forma negativa con otros después en las redes sociales o sufriendo acoso para darse cuenta de lo que puede llegarles a ocurrir por esos malos usos.

Las redes sociales son en esencia herramientas digitales que potencian las relaciones humanas hasta lo impensable

¿Son adictivas?

En realidad no. Para que exista una adicción tiene que haber una sustancia de por medio. No es este el caso. Pero sí que se puede abusar de ellas, sobre todo en horario, y coger malas costumbres que, añadidos a otros problemas pueden llevarnos a tener problemas de salud mental. Hay que tener en cuenta que el ser humano es un ser “eminentemente social”; es decir, que necesita comunicarse con los demás casi tanto como comer. Por tanto, las redes sociales antiguas como el teléfono también tenían momentos curiosos: ¿O es que nadie recuerda pedirle a alguien que colgara porque o se esperaba una llamada o porque llevaba horas a él? Ahora, eso sí, las herramientas de hoy son distintas, pero crean necesidad. Un ejemplo: alguien tiene una bronca enorme con su pareja y esta se va dando un portazo. Tres horas después, a la una de la madrugada, se recibe un mensaje de WhatsApp de ella. Pues entre el estrés de esperar, la alarma de verlo y la angustia de abrirlo se crean experiencias similares a las de una montaña rusa. O el dar una lección a alguien en Twitter cuando lee algo equivocadísimo de alguien, o salir en defensa de un amigo en una discusión de Facebook. O simplemente mandar un vídeo de gatitos en cualquier red social y esperar a que te digan que mola mucho... y que nadie te conteste. El aguardar la respuesta ante los mensajes que uno manda o lo que dicen tus amigos y comparten es una necesidad, y así puedes crear vínculos muy fuertes con las redes sociales; y si estás siempre pendiente de eso se convierte en un mal hábito que puede complicarte la vida. Recordemos: estar ocho horas al volante todos los días no es precisamente algo que todo el mundo considere beneficioso; estar pendiente ocho horas de las redes sociales y no hacer lo que uno tiene que hacer en la vida real, o dejar por completo aficiones, o posponer obligaciones por estar pendiente de quién interactúa con nosotros, puede que no nos ayude demasiado y nos meta en líos al postergar lo que sí es de verdad importante.

Más de tres horas al día de media a la semana -en uso de redes sociales- no son nada recomendables

¿La palabra adicción tienen una connotación negativa, pero es siempre negativo ser muy activo en las redes? ¿Dónde está el límite?

No. No siempre es negativo ser activo. Pero el límite es claro. Lo mismo que en cualquier otra afición. Más de tres horas al día de media a la semana no son nada recomendables; y hablo de 21 horas de 168, a las que hay que restar 112 de sueño, estudio y trabajo. O sea, casi el 30% de las 72 horas tiempo que tenemos para comer, comprar y ocio. Tres horas al día es muchísimo tiempo de ocio del que disponemos a la semana. Ahora bien, puedes trabajar con las redes sociales y entonces más de ocho horas al día ya puede resultar un exceso porque este sector es muy estresante. Y yo no ocuparía tiempo de ocio con las redes si eres profesional de ellas, porque sería una saturación excesiva evidente. Por cierto, un buen consejo es no irte a dormir con un dispositivo móvil y consultar las redes sociales: se comen horas de sueño con una facilidad pasmosa y eso ya no sólo afectaría a la salud mental sino a la física. Media hora antes de ir a dormir es mejor decir “hasta mañana” a la tablet o el móvil porque además su luz afecta al sueño y desvela. Alguien que no duerme bien suele sufrir más estrés y está más disperso al día siguiente. Ojo con esto, que afecta fisiológicamente.

¿Existe diferencia, a nivel de salud mental, entre ser muy activo como 'creador de contenidos' en las redes o en ser consumidor?

Sí que la hay, pero no determinante. En el caso de los creadores de contenidos hay que tener en cuenta que estar mucho tiempo atento a las reacciones de los demás, cuando va la imagen de marca en ello, y tener que responder con ingenio es un esfuerzo considerable. Las redes sociales son muy beneficiosas para anunciar cosas, promover buenas ideas o eventos, incluso para relacionarse y solventar problemas a clientes; pero todo ha de tener un límite. Provocan un cansancio mental mayúsculo. En el caso de ser consumidor se reciben los mensajes y cuando una persona se pone a discutir contigo o a comportarse de mala manera afecta, y a veces gravemente, a la autoestima personal. Por no hablar de las turbas digitales, los acosos repentinos, que cada vez ocurren más. Todo el mundo tiene claro que a lo largo del tiempo tanto el estrés del trabajo como los ataques personales pueden ser muy perjudiciales en varios aspectos y afectan ya no sólo a la salud mental básica sino a la más seria, porque se puede caer en una depresión. Así que aunque hay diferencias en el uso y los peligros, de producirse resultados negativos en la interacción en redes sociales estos son bastante similares.

Todos somos susceptibles de ser tanto un trol como un crédulo en muchos momentos de nuestra vida

¿Afectan más a personas con una determinada personalidad?

Las redes sociales, como todo lo que tiene que ver con la comunicación humana tienen dos vertientes como acabo de explicar: las del que comunica y las del que recibe. Me refiero a que en estos entornos pueden afectar negativamente al que ya tiene madera de trol y al que tiene una necesidad compulsiva de aprobación. En el primer caso un trol de Internet es aquella persona que ataca sin freno a otras personas, aunque no las conozca, para intentar imponer su opinión, provocar una discusión o hacer daño directamente insultando simple y llanamente porque disfruta con ello o quiere imponerse; para lo que las redes sociales, por su impersonalidad al no ser una conversación cara a cara, son herramientas perfectas. En el segundo, si se busca la aprobación constante mucha gente comienza a repetir consignas para encontrar un grupo de personas similar para que les dén la razón y se meten en una burbuja de opinión muy cerrada; y hay dos problemas aquí, que eso es una herramienta perfecta para mensajes sectarios, y que esos grupos de opinión son objetivo de ataques de trols. Y claro, todo genera un estrés que, sumado al de la vida diaria, no facilita la estabilidad psicológica; por no decir que la puede llegar a desestabilizar notablemente. Y, ojo, todos somos susceptibles de ser tanto un trol como un crédulo en muchos momentos de nuestra vida. Así que la personalidad en sí misma no es el factor fundamental para sufrir daños psicológicos en este entorno digital. Eso sí, si una persona ya tiene enfermedades mentales serias puede que las redes sociales no sean 'buena medicina' por decirlo finamente. Hay un campo enorme aquí para el estudio de los psicólogos y psiquiatras, desde luego.

Un consejo para tratar de manera moderada el uso de las redes sociales. ¿Cómo 'rehabilitarse' de un uso excesivo?

El consejo es como en todo, mesura. Ni estar corriendo diez horas al día es bueno ni estar trabajando sin descanso o de fiesta, ni hablando por teléfono, ni conduciendo en la carretera. Es importante darse cuenta de que las redes sociales como las conocemos hoy, tecnológicas, tienen una decena de años y que aún todos, incluso sus creadores, somos como niños aprendiendo algo nuevo. Suelo poner como ejemplo el Código de Circulación, que cuando los coches, camiones y motos comenzaron a usarse de forma masiva hace cien años se tuvo que ir legislando para evitar accidentes y aún hoy no lo conseguimos totalmente. A día de hoy a los niños y mayores se les enseña Seguridad Vial porque se conocen los peligros de conducir en carretera y ciudad, de ser chófer o peatón, tras un siglo de aprendizaje. Quizás sea importante comenzar a pensar en una asignatura de Urbanismo Digital; que necesitamos tanto niños como mayores, por cierto.

Quizás sea importante comenzar a pensar en una asignatura de Urbanismo Digital; que necesitamos tanto niños como mayores

¿Y la rehabilitación? Si de verdad alguien piensa que las redes sociales le están creando problemas que no pueden manejar, lo mejor que puedo decirle es que se separe de ellas una semana y que vea si hay cambios en su vida. Si se da cuenta que no puede conseguirlo solo, que no dude en consultar a un psicólogo. Estos profesionales les indicarán estrategias nuevas no sólo para evitar malas costumbres en las redes sociales, sino en su vida personal; que generalmente está unida a cualquier problema que se manifieste en el uso de estas herramientas digitales. Seamos conscientes de que, por sí solas, son lo mismo que cualquier otra: un martillo no golpea a una persona si el que lo maneja tiene cuidado o le han enseñado como usarlo de forma segura.

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  • Dónde: Centro de Terapia de Conducta, plaza de Las Cortes 9, 6.º Derecha.
  • Cuándo: 30 de marzo de 2017
  • Hora: 19:30
  • Reservar plaza: gratuita, llamando al teléfono 987 261 562
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