Guía turístico, el portavoz del arte, la historia y la cultura de una ciudad

Guía turístico

Javier García / Crish Keller

Por muy bella que sea una ciudad sin personas que trasmitan a los visitantes toda su cultura, arte y patrimonio, esa belleza se verá deslucida. Por esta razón, los guías turísticos, como Felipe Alonso, se encargan de mostrar y dar a conocer cada uno de rincones y entresijos que ocultan ciudades como León, cuyos edificios tienen una historia imperdible.

Este guía turístico es un enamorado desde pequeño del arte, la historia y la cultura. Sus ganas de viajar y aprender nuevos idiomas le llevaron a elegir esta profesión, que le ha tenido ocupado durante los últimos 20 años y de la cual asegura estar “cada vez más contento y feliz” de haberla elegido.

Un oficio complejo pero que enamora quien a él se dedica. Y aunque los cambios en este tipo de trabajo no son muy sustanciales, Felipe asegura que hay que estar en constante aprendizaje. “Hay que estar siempre aprendiendo, mejorando los idiomas y estudiando siempre arte, historia y cultura”, explica. Del mismo modo, considera que la clave del éxito para aquellos que quieran dedicarse a esto son “el idioma y los estudios”.

De esta forma, agrega, “escalón a escalón” ha ido aumentando su área de trabajo. Empezó y trabaja la mayoría de los meses en León y provincia, pero también lo ha hecho en otras partes de Castilla y León, e incluso en parte de Europa como Italia, donde ha acompañado a turistas en Roma o Florencia.

Recorriendo tantos Kilómetros y con todo el trabajo que soporta día a día, reconoce que dar el salto a América le sería imposible. “No damos a basto en la empresa de turismo y nos cuesta incluso atender a tanta demanda sobre todo desde primavera a otoño”, asevera.

Desde que el buen tiempo se implanta en León, a partir de febrero, empieza la temporada para un guía turístico. No obstante, las temporadas año a año se alargan más. Uno de esos motivos es el interés creciente por el Camino de Santiago por parte de agencias tanto de España como de Europa, indica Felipe, que añade que desde primavera su trabajo es “un no parar, me está sonando el teléfono constantemente”, dice. Algo que también ocurrió en el transcurso de esta entrevista, donde incluso Felipe se vio obligado a poner el 'modo avión' en su teléfono móvil.

Un trabajo que crea adicción

Uno no elige sus adicciones y Felipe confiesa que él es “un adicto al trabajo” y precisa que ha descubierto que lo que más le gusta “es trabajar”. Esto, dice, le provoca “una alegría mayor cuando se acercan los meses a partir de primavera que es cuando se masifica el trabajo”. “Me gustar estar con un grupo hablando de historia y arte y conocer a gente como la que tenemos ahora de las islas canarias”.

Un trabajo que crea adicción y que, además, es una fuente inagotable de anécdotas, tantas que “podría escribir un libro”. “Un día una señora nos preguntó si la visita nocturna era de noche, esa fue memorable”, ríe Felipe, que confiesa que las más divertidas las apunta para no olvidarlas.

“Es inevitable acabar cogiendo cariño a la gente y da igual lo corta o larga que sea el recorrido que se acaba haciendo empatizas mucho con ellos y al venir de vacaciones y querer disfrutar hacen que las condiciones sean más cercanas”, relata.

“Que mejor que conocer tu país”

Felipe afirma que el turismo que llega a la ciudad leonesa es principalmente de “gente que viene buscando la historia y el arte” procedentes de todo el mundo, Alemania e Italia principalmente, pero también de muchos otros países como Korea, Japón, Malasia y China. Mucho extranjero, pero sobre todo, turismo nacional.

Entre las recomendaciones de este guía a los grupos que enseña las bondades de León, aconseja conocer Babia. “A todas las agencias que nos llaman para organizar los viajes les pido visitar Babia”, dice. La razón: “las montañas, los prados verdes, el cielo tan azul, el Palacio de Riolago y el conocido eslogan de estar en Babia, creo que habría que promocionarlo”.

Tampoco, agrega, hay que descuidar el resto de la provincia, con lugares muy especiales como “Los Ancares, las Médulas o Picos de Europa, que hacen que la provincia sea como España en pequeño, menos puerto de mar, no le falta de nada”.

En el caso de la capital, este guía reconoce que para él, el Parador de San Marcos es “uno de los lugares más mágicos de la ciudad”. También muestra sus preferencias por el “cocido maragato” y por sentarse en cualquier frente a la Catedral de León como punto para descansar y contemplar la magestuosidad del templo. Ser un buen guía turístico no tiene secretos, pero Felipe desvela el suyo “hay que tener don de gentes, pero principalmente un buen nivel cultural y que las cosas que cuentes y transmitas sean veraces y contrastada, un poco como en el periodismo”.

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