El hórreo más nuevo de León está en Valverde de la Virgen

Hórreo portada

Marta Cuervo

Un recuerdo en la retina y el deseo de coleccionar momentos especiales con sus tres nietos, impulsaron las ganas de Toño de ponerse manos a la obra con la construcción del que seguramente sea el hórreo más nuevo de León, fabricado durante el verano de 2016 en Valverde de la Virgen.

Y, es que, era un deseo que guardaba desde niño, cuando viajaba muy a menudo a Asturias, a casa de sus abuelos, y veía estas bonitas estructuras repartidas por los campos leoneses y asturianos. “Los hórreos los tenía metidos en la cabeza. Siempre tuve ilusión de hacer uno en la finca. A los niños se les antojó una caseta y yo aproveché la ocasión para levantar el hórreo”, confiesa el leonés.

La alegoría de un hórreo adaptado a los juegos de los niños

De esta forma, la petición inocente de Victoria (9 años), Yamilé (8 años) y Gabriel (5 años) de una caseta para jugar en casa de sus abuelos, Toño y Mariví, fue la excusa perfecta.

“Se trata de una recreación, una imitación, pero no es 100% fiel a estas construcciones. Un hórreo no tiene balcón, y yo se lo hice para que los niños jugaran. También le falta la piedra de debajo, que se colocaba para que no subieran los ratones, y este está más aislado, sin permitir la ventilación a través de ranuras en las paredes perimétricas para que no pase el frío. Está adaptado a los niños, es una alegoría”, explica Toño. “Los hórreos no tienen puntas, van sólo amachambrados unos con otros, y si las llevan son todas de madera. Hay que recordar que los hórreos tienen más de 300 años, y estaban destinados a guardar y conservar los alimentos alejados de la humedad y de los animales para conservarlos”, añade.

El interior del 'horrito' como lo llaman en la familia, está hecho al detalle. Tiene una mesa que se abate, para que los niños puedan pintar y recogerla ganando espacio. Además, su abuelo les ha construido tres literas, una para cada uno, para que duerman allí en las noches de verano, de mayor a menor, cada una con su nombre tallado y con luz led de su color preferido.

“Los niños, no saben si lo tienen o lo sueñan. Lo disfrutan mucho. Su afición es decirle a la abuela: 'dame un beso que marcho para el horrito a dormir”, recuerda orgulloso Toño.

Un tren para pasear con el abuelo por los caminos de Valverde de la Virgen

Pero Toño siempre ha sido muy manitas, y le encanta dedicar su tiempo libre a dar vida a nuevos inventos, a los que regala más tiempo y cariño cuando van destinados a los tres pequeños. Por ejemplo, otra de sus creaciones ha sido un tren, inspirado en uno que vio en una publicación de Facebook. “Salía un señor con sus nietines y pensé, 'yo también se lo voy a hacer a los míos. Así, aprovechando que tenía una moto restaurada, transformé los bidones –reciclados de aceite- en vagones”, comenta el leonés, que puede pasear con este trenecito por los caminos del pueblo, pero con mucha precaución.

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