El presidente de la Diputación de León que agradeció a Franco que el pantano del Porma inundara Vegamián

Ramón Cañas del Río, con el uniforme del Movimiento durante la dictadura de Francisco Franco.

Jesús María López de Uribe

“En la Diputación Provincial se ha recibido un telegrama del ministro de Obras Públicas, conde de Vallellano, dando cuenta de haber sido firmado y aprobado definitivamente el proyecto técnico del pantano de El Porma, así cono de los edificios auxiliares. El presupuesto total pasa de los 169 millones de pesetas. Este pantano estará enclavado en el mismo pueblo de Vegamián, que desaparecerá como consecuencia de la construcción, así como de otros pueblos mineros. El presidente de la Diputación ha correspondido al ministro con otro telegrama de gratitud”.

Este era el teletipo de la ya extinta Agencia Cifra con el que el diario ABC titulaba su edición de la mañana del viernes 14 de enero de 1955, que despachaba, y nunca mejor dicho, con unas pocas líneas la desaparición de todo un municipio de montaña leonesa con la inundación de siete de sus pueblos y la expropiación de los otros dos que quedaban.

Y contestado sin vergüenza o pesar alguno “con gratitud” por parte del entonces presidente de la Diputación, el arquitecto Ramón Cañas del Río, el que más ha estado al frente de ella, casi doce años entre 1946 y 1958, simultaneando el cargo dos veces con la interinidad de la Gobernación Civil para remarcar su importancia dentro del Movimiento franquista.

Un municipio, Vegamián, que es junto con Riaño uno de los ejemplos del desarraigo leonés y de la despoblación en la literatura española, ya que el escritor Julio Llamazares es el autor del libro más importante sobre la despoblación del siglo XX, 'La lluvia amarilla', que pese a situarse en un imaginario pueblo aragonés es bastante que esté describiendo alguno de los pueblos arruinados de su niñez. Y porque el ingeniero que levantó el muro del embalse del Porma, el tercero con más capacidad de la provincia, fue nada menos que Juan Benet, que escribió 'Volverás a Región' mientras trabajaba allí.

Cañas, el arquitecto que aprovechó a fondo el franquismo

Es curioso también comprobar cómo la capacidad técnica y artística de las personas poco tienen que ver a veces con sus posibilidades para triunfar. Pero este presidente de Diputación, cuyas obras son innegablemente interesantes y además valoradas a lo largo del tiempo (sobre todo las del movimiento moderno) dejando edificios como la Casa Ceremonias y la iglesia de San Claudio, se aprovechó todo lo que pudo de su vinculación con el Movimiento falangista y Franco para prosperar.

Tanto, que llegó a ser un montón de cargos, incluso a la vez que presidía la Diputación, siendo posiblemente el político con más poder en el León de la dictadura. Su biografía es apabullante: nació en León en 1905 Estudió con los agustinos y luego en Madrid Arquitectura regresando a León en 1928; entre 1928 y 1931 trabajó en León con el arquitecto municipal Isidoro Sáinz-Ezquerra, luego con el arquitecto Juan Torbado Franco hasta 1945; como Arquitecto del Ministerio de Educación Nacional fue el diseñador de muchas Escuelas Nacionales en la provinica antes y después de la Guerra Civil.

Fue arquitecto de la Obra Social de la Vivienda (el diseño urbanístico del barrio de Pinilla tendría mucho que ver con él); presidente del Colegio de Arquitectos de León por delegación de su presidente entonces residente en Gijón; residente de la Cámara de la propiedad urbana, vocal del patronato de la Caja de Ahorros, presidente de la Asociación de Padres de Familia, entidad católica, en 1944; líder del movimiento en León. Lo tenía todo copado. Pocos le tosían.

Aún conserva una calle en la ciudad, pese a las ya varias peticiones de retirada cumpliendo la memoria histórica a la que no se les hace caso, pese a ser indudablemente un promotor del franquismo en la provincia. Alabándolo incluso cuando hizo desaparecer pueblos y trasladar a centenares de familias fuera de sus tierras sin pensar ni un momento en ellas y sí en un futuro cara al sol.

Además de presidente de la Diputación durante el Franquismo, entre 1946 y 1958, también fue teniente de Alcalde en la capital y dos veces Gobernador Civil Interino. Obviamente, por mucho que desaparecieran los pueblos de Vegamián, él sólo podía tener palabras de agradecimiento al régimen por las decenas y decenas de edificios que le encargaron y pudo diseñar ayudado por su hijo Ramón Cañas Represa.

Vegamián, el valle desaparecido pero nunca olvidado

Otra de las circunstancias que destacan de Vegamián es que es un valle que todavía deja muchos recuerdos entre los que vivieron allí, que suelen juntarse en verano para disfrutar de jornadas de convivencia y recuerdo, como ocurrió en el cincuenta aniversario de su anegación.

¿Y cómo era Vegamián y sus pueblos? Pues su historia no era pequeña, ya que el 9 de septiembre de 1185, el rey Fernando II de León marcó un hito donando al obispo Manrique de Lara y a la Catedral de León la jurisdicción de Peñamián. Es un documento conservado de la creación de un territorio en el siglo XII nada menos.

Pero el día de los santos inocentes de 1967 esa historia de casi ocho siglos desapareció bajo las aguas los pueblos Armada, Camposolillo, Ferreras, Lodares, Quintanilla, y Vegamián. Sólo Utrero y Camposolillo no quedaron anegados, pero sí abandonados y hoy en ruina. En este reportaje de ILEON.COM se pueden ver algunas fotos de aquellos pueblos y aquellas gentes montañesas que incluso hoy mueren de añoranza de un lugar que ya sólo existe en la imaginación y los documentos históricos.

Pero hoy lo que queda de todo aquello es el infausto recuerdo de un hombre que tuvo todo el poder en León y lo aprovechó todo lo que pudo; y por aquel entendimiento franquista de lo que era el progreso era uno de esos arquitectos de los de 'destruir para construir algo nuevo'. Un profesional aclamadísimo hoy por sus edificios, eso es innegable, y de una más que afamada familia de diseñadores de edificios leoneses desde que su padre Rogelio Cañas García abriera su Estudio de Arquitectura. Hoy, su nieto Ramón Cañas, el responsable del polémico proyecto que ha convertido la plaza más antigua de León en la hoy criticadísima 'Playa' del Grano, es heredero de ese 'progreso' que prefiere lo nuevo y olvida también sin pudor las tradiciones históricas constructivas leonesas.

Y es que a veces las cosas de familia son buenas para unos, y terribles hasta la extinción para otros. Sólo depende de qué lado del poder caiga cada una. Cosas de quien era quién en León durante la dictadura.

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