Alberto Gallegos, el técnico que instaló las primeras emisoras de radio en León

Alberto Gallegos, gran aficionado al motociclismo, con su mujer y su hija en sidecar.

Jesús María López de Uribe

“Hemos tenido una breve entrevisa con don Alberto Gallegos. En León son pocas las personas que por tal nombre le conocen. El nombre de su casa comercial Radio KE se ha transferido a él de tal manera que todo el mundo le llama Radio KE. Radio KE está instalada en León en la Avenida de Roma número 30 y raro será el leonés de Capital o Provincia que no conozca este establecimiento que con apariencia de modesto se dedica, en gran escala a la instalación radiofónica y a la reparación de aparatos radio receptores”.

Así presentaba el diario 'Proa' el 2 de abril de 1955 a Alberto Gallegos Vega, el técnico que instaló los aparatos fundamentales para que salieran a las ondas las primeras emisoras de la capital leonesa. Un hombre polifacético, muy querido por todo el mundo, que estuvo desde el principio liderando el epicentro tecnológico de la aventura de la radio en León.

Gallegos tuvo la suerte de montar los equipos para la primera emisora de León, en 1934, la que le correspondió en concurso a Ramón Beberide, que tuvo que instalar en el piso superior de la Casa Roldán en la plaza de Santo Domingo y que durante un montón de años tuvo una peculiar antena hasta que se trasladó en 1953 a la sede actual de Villafranca. Aquella emisora, EAJ 63, comenzó sus andanzas a partir del 26 de octubre de 1934, emitiendo en el dial de 201,1 metros, en Onda Larga, con una potencia de 0,2 kilovatios.

Todos aquellos aparatos de baja frecuencia los montó e instaló Alberto Gallegos, siendo el técnico que tuvo que mantener en funcionamiento todos los días sin fallos aquella primitiva Radio León de aquellos tiempos míticos. Victoriano Crémer, que terminó de locutor en EAJ 63 y La Voz de León después, contó cosas sobre él como uno de los más importantes personajes de la 'telefonía sin hilos', que era como se le conocía a la radio en los primeros tiempos y lo buena persona que era. Llega a llamarle 'el inventor de la radio', nada menos.

En sus memorias recuerda Victoriano Crémer como adquirió su primer receptor de radio: “Se lo compré a Alberto Gallegos, que era el técnico, o mejor dicho, el inventor de la emisora, el que conseguía que lo que decíamos saliera a las ondas. Este hombre tenía un taller en la Avenida de Roma, y era muy majo, creo que apreciaba. ¿Un día me dijo, por qué no compras un aparato de radio? Y le contesté que no podía, que me pagaban una miseria, que no tenía ni para zapatillas. Me dijo, No te preocupes, pasa por la tienda, coge un aparato y me lo pagas como puedas. Elegí un aparato pequeñito, porque era el más barato. Lo compre, más que por mí, por mi mujer, que pasaba muchas horas sola en casa. La radio le haría compañía y, además, podía escucharme a mí, ya que no me veía demasiado, yo siempre andaba de un lado para otro, especialmente en Radio León”.

Trasladar una emisora entera en una noche

Otra de las anécdotas que se recuerda en el mundillo radiofónico fue cuando esta 'fuerza de la naturaleza' asumió que había que trasladar todo el equipo técnico en una noche cuando Radio León (la que hoy conocemos como la SER) cambió de sede de la casa Roldán a la actual sede de la calle Villafranca. El plan era sacar todo de allí desde la media noche para que por la mañana estuviera la radio en antena como si nada hubiera pasado.

Buceando en la historia periodística de León, se encuentra un interesantísimo reportaje del Diario de León sobre los pioneros de la radio en León en el que Carlos Sanz Muñoz recuerda el paso de la calle de Legión VII a los nuevos estudios en octubre de 1953. “Una vez que se cerraron las emisiones, a las doce de la noche, cogimos un carretillo, Manolo García Ordoñez y yo, y trasladamos de varios viajes todas las lámparas y los transformadores del equipo emisor a su nueva ubicación. Allí nos esperaba Alberto Gallegos, que iba montando todo poco a poco todo para que por la mañana pudiéramos salir al aire. ¡Y pudimos! Fue un milagro”.

Radio KE, y cómo instalar desde cero la segunda emisora de su vida: 'La Voz de León' (RNE)

Pero la historia con la radio de Gallegos no se acababa sólo con la instalación de la primera radio de León... sino que tenía que estar implicado, necesariamente, en otra aventura similar. Se tuvo que encargar de la dirección técnica de la instalación en el número 28 de la avenida de Ordoño II, casi al lado de la sede de Radio León en la calle Villafranca, de la emisora 'La Voz de León'; la que terminó siendo luego RadioCadena Española y ahora se conoce como Radio Nacional de España.

En 'Proa' le entrevistaron asegurando que era “un notabilísimo técnico de radiodifusión”. Y como se indica al principio del artículo (que es como empieza la entrevista) se le conocía más por el nombre de su tienda Radio KE que por su nombre de pila. El resultado fue éste:

— Alberto —Le preguntamos: “¿En qué consisten las instalaciones que has realizado en 'La Voz de León' Radio F.E.T número 5?

— Las instalaciones constan de un equipo de onda media de 1.000 W., otro equipo de igual onda de 100 W., como auxiliar y un tercer equipo de onda corta de 500 W.

— ¿Qué clase de materiales has empleado para el montaje de tales equipos?

— Los materiales utilizados para estas instalaciones corresponden a la calidad de los últimamente aparecidos en el mercado nacional y son todos de marcasprestigiosas. Philips, en su mayor parte.

— ¿Estás satisfeco de esta instalación?

— Por mi parte sí. Ahora son la empresa y los oyentes los que tienen la última palabra, aunque, por anticipado, cuanto con la seguridad de que a todos habrá de satisfacer.

— Amigo Alberto: Que así sea y que 'La Voz de León', Radio F.E.T número 5 pueda sentirse orgullosa de haber utilizado tus servicios en bien de ella y de los radioescuchas.

“Un genio, un hombre multidisciplinar; lo hacía todo bien”

Son sus nietos, Reyes y Javier Llanos Gallegos (la familia de las antiguas Academias Llanos y RV31) los que aportan el necesario contrapunto humano a la historia de un hombre que para el segundo, ingeniero industrial afincado en Valladolid, era “un superdotado”. “Ayudaba a todo el mundo y era un currante incombustible, aunque, bueno, en esa época todo el mundo era muy trabajador”.

Reyes Llanos Gallegos, también se deshace en elogios de su abuelo: “Que te voy a decir de mi abuelo, excelente persona, trabajador nato, inteligente, gran profesional. Pudo haber creado un imperio, pero prefirió vivir tranquilo con su trabajo. Un genio multidisciplinar, lo hacía todo bien. Te podría contar muchas cosas, pero destaco su gran honradez y profesionalidad. Era un hombre autodidacta, culto, familiar, siempre entregado a su familia”.

“Arreglaba hasta el reloj de Botines”

Recuerda varias anécdotas de él, un hombre que lo que se proponía lo hacía: “De pequeños nos llevaban mis abuelos a todos los nietos los sábados o domingos a Valencia de Don Juan a ver las hermanas de mi abuela o al repetidor, por si él tenia que hacer alguna cosa. Por cierto, cuando la televisión dejaba de funcionar, era mi abuelo quien iba al repetidor a arreglarlo, iba en moto y como no había prendas térmicas en aquella época, enfundaba su cuerpo con papel de periodico para evitar el frío. También se encargaba de arreglar el reloj de Botines”.

“Era un hombre muy polifacético, incluso también fue un gran amante de la fotografía. Le llamábamos Mac Gyver, porque arreglaba de todo”, explica orgullosa Reyes, mientras que su hermano Javier reconoce que la admiración es total por parte de todos, incluidos sus hermanos Miguel y Sara: “Yo a mi hijo le llame Alberto, así que muy objetivo no puedo ser; pero es que era la leche, era capaz de todo”.

“Un 'asco' de hombre —explica Javier, el ingeniero, sonriéndose con la broma y mostrando el gracejo que heredó de él como todos sus hermanos—, de esos que se ponía a hacer cualquier cosa y le salía absolutamente todo bien. Y encima le encantaban las motos, que nos lo pegó en los genes”, apunta. “Mi abuelo fue un 'grande' para mí. He sido un afortunado, aunque se me haya pegado poco de la enorme capacidad que tenía para todo”.

Lo que sí se ha pegado para todos los leoneses es que gracias a Alberto Gallegos Vega la Historia de la Radio en León dió Geletes, Umbrales y Mures, y tantas y tantas historias que por mucho que pase el tiempo vuelven a salir a la luz. Porque lo que fue tal gran aventura no se puede olvidar. Los viejos días de la 'telefonía sin hilos' fueron así de apasionantes, y nada mejor para celebrar la Semana de la Radio que recordar a quienes los hicieron posibles.

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