La periodista 'leonesa' Ana Vega (Biscayenne), Premio Nacional de Gastronomía por su labor de divulgación

Ana Vega, Biscayenne, con el Premio Nacional de Gastronomía. Foto: RAG.

Jesús María López de Uribe

“Ser soy del mismo Bilbao, pero me considero casi tan leonesa como bilbaina y presumo de ello”. La periodista, historiadora, divulgadora e investigadora Ana Vega Pérez de Arlucea, @Biscayenne (del mismísimo Bilbao, 1981), fue galardonada este lunes con el Premio a la Mejor Labor Periodística de la Real Academia de Gastronomía y exhibe cuando puede su leonesidad, además de haber cautivado a miles de personas con su peculiar y divertida forma de divulgar el buen comer en diversos medios de comunicación.

En un emocionante discurso que se puede ver aquí en vídeo, en uno de sus tuits, Ana Vega quiso al recibir el galardón homenajear a todas las cocineras. “Este premio va para todas las mujeres que durante siglos han alimentado mentes y corazones, porque sin ellas yo no tendría nada que contar y ustedes no tendrían mucho menos que disfrutar”, indicó.

Reconoció que no se lo esperaba, y emocionada explicó que se sentía “la portavoz de gente de la que casi nadie se acuerda. De libros apolillados, de cocineros olvidados y de restaurantes que bajaron la persiana hace muchos, muchos años, y de recetas que necesitan que las conozcamos, que las queramos”. “Desde aquí pido que las volvamos a probar, por favor”, reclamó; tras agradecer a su familia y compañeros el apoyo recibido y recordar que los periodistas de gastronomía “muchas veces con sueldo precario, continúan hablando de ella con pasión”.

Biscayenne es una de las periodistas gastronómicas más destacadas de los últimos años, colaboradora del Grupo Vocento, sobre todo en 'El Correo Vasco', y del crítico Mikel Iturriaga en 'El Comidista', además de en la televisión vasca (EiTB) y sus intervenciones en diversos programas y medios de comunicación como El País, Robin Food o Zouk Magazine.

En estos últimos años se ha convertido en una referente en la difusión de las recetas clásicas, históricas y la cocina pop; publicando el pasado año en la Editorial Larousse un libro ilustrado sobre esta temática titulado 'Cocina viejuna'. Además es fundadora del proyecto 'Los Recetarios', para recuperar las recetas más desconocidas y olvidadas.

Con un peculiar estilo directo, divertido y desenfadado, ha recibido el premio a la Labor Periodística, entre otras cuestiones, por su faceta de divulgación histórica de lo que es el mundo de la cocina y el buen comer.

Ana Vega habla de León siempre que puede —como en esta apasionada defensa del chocolate Santocildes como uno de los mejores del mundo— e intenta volver “siempre mínimo una vez al año”. “El acento y el pasado perfecto me salen de vez en cuando, sobre todo con alguna copita de por medio”, asegura sonriendo. Pasó del diseño gráfico a la crítica gastronómica tras un despido en los tiempos de la crisis, llegando a vivir tres años en Vega de Infanzones, y después volvió a Bilbao, donde se introdujo en el mundo culinario, que le apasionaba, y la aventura que en principio parecía una locura le salió mucho mejor de lo que esperaba.

— Tu familia es leonesa. ¿Naciste aquí?

— Veamos, yo no soy nacida en León sino en el mismísimo Bilbao. Pero no sólo mi padre es leonés y yo he pasado todos los veranos de mi niñez allí, sino que por circunstancias de la vida y cosas de un trabajo que nada tenía que ver con la gastronomía viví entre 2007 y 2010 en el pueblo de mi familia: Vega de Infanzones. Pasando más frío que carracuca pero feliz como una perdiz. Después me volví a Bilbao, metí la patita en el mundo culinario y ya ves cómo he acabado, con un premio nacional que de alguna manera (lejana y de aquella manera) tengo que agradecer a mi exjefe leonés. Como tantos otros españoles yo fui despedida por causas objetivas y ante la tesitura de seguir dedicándome al diseño gráfico u optar por lo que me apasionaba, elegí lo segundo y ha salido mucho, mucho mejor de lo que esperaba...

— ¿Entonces qué significa León para ti? ¿Qué opinas de su gastronomía?

— León, tanto provincia como capital, me encanta e intento volver siempre mínimo una vez al año, da igual que sea otoño, invierno, primavera o verano. Haciendo sol en la Plaza del Grano me da igual la época, aunque cuando no puedo acercarme echo mucho de menos las limonadas de Semana Santa, las rosquillas de San Froilán o la época en que iba siempre a ayudar en la matanza a principios de diciembre. La gastronomía leonesa tiene mucho que ofrecer tanto en materia prima como en materia de recetas, y es una pena que en el resto de España no se conozcan mejor sus productos o que aún haya gente por ahí rezagada que no asocie León con el buen comer o el disfrute en la mesa.

La gastronomía leonesa tiene mucho que ofrecer tanto en materia prima como en materia de recetas, y es una pena que en el resto de España no se conozcan mejor sus productos o que aún haya gente por ahí rezagada que no asocie León con el buen comer o el disfrute en la mesa

— ¿Cuáles son tus platos favoritos de León?

— Mi favorito no es un plato sino un producto: la morcilla. Idealmente, la que hacíamos en familia en Palacio de Torío, que desgraciadamente no tiene nada que ver con las que se pueden comprar aunque las hay muy buenas por ahí. Suspiro por el sabor de los chorizos que elaboraba mi tío Juventino en Vega, así que soy una experta catadora de chorizos leoneses a la búsqueda de aquellos que se les acerquen más en sabor y textura. En cuanto a recetas, me privan el cocido y las sopas de ajo. Yo es que soy muy de pueblo y muy de untar el tocino en el pan.

— ¿Y qué restaurantes y bares tapas recomendarías a alguien que visitara León?

— Cuando conozco a gente que va a ir de visita a León siempre saco mi lista de locales imprescindibles, en la que nunca pueden faltar las cuevas de Valdevimbre cerca de mi pueblo ni bocados que para mí son un obligatorio ritual cuando voy, como las patatas del Flechazo o las croquetas del Rebote.

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