El difícil regreso a Dinamarca de Ahmed Samsam, el preso islamista 'varado' en Mansilla por recelos entre espías

Ahmed Samsam, durante el juicio en la Audiencia Nacional. Foto: Luca Piergiovanni (Pool / EFE)

Jesús María López de Uribe

31 de diciembre de 2019. Ahmed Samsam, considerado por las autoridades españolas como “el yihadista más peligroso detenido en España”, cumple 30 años en solitario en su celda de la cárcel de Villahierro en Mansilla de las Mulas, aún masticando la condena que en julio del año pasado le cayó de ocho años de prisión por terrorismo islámico tras haber sido detenido en junio de 2018

12 de enero de 2020. El periódico más antiguo de Dinamarca, el 'Berlingske' destapa en un extenso reportaje de nueve páginas que Samsam está preso pese a ser un confidente de los servicios secretos daneses. El día siguiente ILEON.COM se hizo eco de la historia en el reportaje 'Un periódico danés afirma que un preso yihadista que cumple condena en Mansilla es un agente secreto de su país'. La prensa nacional española seguiría la noticia un día después.

La información de Jens Anton Bjørnager y Simon Andersen cayó como una bomba en el país nórdico. Varios partidos de la oposición reclamaron a su Gobierno que hiciera lo posible para traerlo a casa, apoyando a la familia Samsam, que criticó que hubieran dejado tirado a Ahmed en España. “La lucha contra el Estado Islámico ha sido importante para Dinamarca y, por lo tanto, es posible que tenga que contratar a alguien que pueda operar en estas áreas. Pero no puede pedirle a nadie que realice una tarea por la cual luego es condenado en otro país, sin hacer nada para resolver la situación ”, declaró Karina Lorentzen del Partido Popular Socialista al 'Berlingske'.

La líder de la Lista de la Unidad, Rosa Lund, consideró que era necesario “llegar al fondo del caso”. “Alguien ha tomado la decisión de enviarlo y tienen que ser responsables de esto. Por eso me pregunto por qué los servicios secretos no lo han traído a casa desde España ”, afirmó. Por su parte el portavoz de los radicales, Kristian Hegaard, preguntó, “¿Cómo podemos contratar espías con éxito en el futuro si los tratamos como se ha anunciado? Si las autoridades danesas han contribuido, por pasividad, a ser condenados por algo que no ha hecho, es muy lamentable”.

“La historia de 'Berlingske 'el domingo sobre el ciudadano danés Ahmed Samsam, que fue enviado a Siria por las autoridades de inteligencia danesas y que terminó en una prisión española sin que ninguna autoridad danesa reaccionara, parece totalmente absurda [...]. Que los entonces jefes de PET y FE (los servicios secretos y policial daneses) no hayan tomado medidas, sino que hayan querido pasar el caso en silencio, a pesar de que Ahmed Samsam fue sentenciado a ocho años de prisión, es un escándalo sin igual. El hecho de que un abogado danés haya sido implicado sin notificar al Ministro de Justicia, a los políticos de la oposición o al Defensor del Pueblo parece increíble. Luego, la próxima pelea será la cuestión de cuántos millones de dólares tendrá que pagar por el tiempo que pasó en la prisión española. Pero tiene que irse a casa y lo hará”, clamaba un ciudadano en las páginas del diario más antiguo del mundo que aún sigue publicándose.

En estos días, las autoridades del país de la península de Jutlandia han dado la callada por respuesta al diario danés amparándose “en lo delicado del asunto”.

Preso en primer grado en Mansilla

¿Entonces, qué salida puede tener Samsam, alias 'Abu Bakr', para volver a Dinamarca? La presión popular y de su familia tiene pinta de hacer poca mella en las autoridades españolas. Ahmed fue condenado por terrorismo islámico por la Audiencia Nacional española, y la posibilidad de ser trasladado para cumplir condena en Dinamarca es prácticamente nula.

En la actualidad está como preso de primer grado en Mansilla de las Mulas. Es decir, sólo en una celda y con menos tiempo para pasear por el patio. No es que esté en prevención ni aislado ni en un módulo de máxima seguridad como en las películas americanas, sino que “es el régimen más estricto de las cárceles españolas, el que se le da a los presos peligrosos según la Ley”, explican desde la Dirección General de Instituciones Penitenciarias. Es decir, lo mismo que a un asesino convicto.

Tampoco se teme por su vida después de saberse en los medios que clama ser un espía danés que se introdujo en el islamismo radical —Ahmed fue a la guerra de Siria en 2012 para luchar contra Bashar al-Ásad en milicias distintas del Estado Islámico—, “porque por seguridad no se deja que entren en contacto los islamistas condenados, para evitar que sigan radicalizándose”. Sí que tiene un régimen más duro que los presos comunes, sin posibilidad de permisos, y es muy probable que esté en primer grado hasta el final de la condena “como es habitual en estos casos de tanta trascendencia, aunque son los jueces los que deciden a petición de la Junta de Tratamiento del centro y que lo apruebe y traslade la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias”, explican.

En el caso de Ahmed, para solicitar el segundo grado, y entrar en régimen ordinario, “ha de arrepentirse” y, además, por ser caso de terrorismo cumplir la mitad de la condena. Pero entrar en esa situación tampoco es fácil. “Lo normal es que los condenados por estos delitos empiecen y terminen en primer grado”, apuntan desde el gabinete gubernamental. Además, incluso después de cumplir toda la condena, de la que lleva dos años y medio, “estas penas llevan aparejadas una condena de libertad vigilada, con lo que al salir de la cárcel tienen que dar parte de dónde están periódicamente”.

Para poder ser trasladado a Dinamarca, “tendría que pedir la extradición por tercer grado, pero es muy complicado que llegue a este régimen de semilibertad por la seriedad del delito al que ha sido condenado si ya es inhabitual que alcancen el segundo grado”, reconocen.

Recelos entre los servicios secretos

El caso de 'Abu Bakr' parecía sencillo hasta que se destapó la polémica en Dinamarca. Las informaciones en España le ponían entre lo peor de lo peor de los combatientes islámicos. Pero las últimas revelaciones han provocado el malestar del CNI y consecuentemente de la Guardia Civil y la Audiencia Nacional, que no dio pábulo en un principio a las reclamaciones de Samsam.

En esta información de la Cadena Ser de Ana Terradillos de la semana pasada, fuentes policiales aseguraron “que España intentó hasta en tres ocasiones corroborar su identidad antes de que ingresase en prisión”, pero que la propia Dinamarca “desmintió 'categóricamente' a la Guardia Civil y a la Audiencia Nacional que el preso yihadista hubiese trabajado para el servicio secreto danés”. Es más, se reiteran: “Fuentes de la lucha antiterrorista aseguran que desde la Audiencia Nacional también se hicieron gestiones para corroborar su identidad pero que Dinamarca lo volvió a negar”, finaliza la noticia.

Por otra parte, Braulio García Jaén, cuatro días después, publicó otro reportaje en 'El País' en el que literalmente contaban la historia de un modo ligeramente diferente: “En Madrid, y bajo secreto de sumario, Samsam sí le explicó a la juez Carmen Lamela que salvo en el primero, en los demás viajes había sido 'enviado por los servicios secretos policiales de Dinamarca'. Y que 'las autoridades danesas le paga[ba]n 3.000 euros al mes por esa labor'. De hecho, la Guardia Civil localizó dos transferencias en moneda danesa, por valor de 3.293 y 2.659 dólares, pero los investigadores concluyeron que las habían enviado otros yihadistas, no los servicios secretos. A los jueces de la Audiencia Nacional que lo condenaron en 2018 y a los del Supremo que luego desestimaron su recurso la historia les sonó tan 'increíble', como a los guardias civiles que lo detuvieron. Los ocho años de cárcel de la sentencia se cumplen en 2025”.

ILEON.COM se ha puesto en contacto con el Ministerio de Asuntos Exteriores para preguntarle si el Gobierno de Dinamarca se ha dirigido en algún momento al español. Más de una semana después no ha habido ninguna respuesta. Los periodistas daneses tampoco tienen confirmación oficial de su Gobierno sobre ninguna petición de ningún tipo sobre Ahmed Samsam. En estos momentos es un preso 'varado' en el sistema judicial español por los recelos entre los servicios secretos españoles y daneses.

Y por lo que se ve hasta ahora, parece que hasta el final de la condena y más allá.

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ENTREVISTA

IVÁN JIMÉNEZ AYBAR | ABOGADO DE AHMED SAMSAM

“La actuación judicial en España es lo ordinario; lo extraordinario sigue sucediendo en Dinamarca”

Este abogado experto en Derechos Humanos está especializado en defender a musulmanes en causas de todo tipo. Está convencido de que Ahmed Samsam dice la verdad al reclamar que es un confidente de los servicios secretos y de seguridad daneses. “Ha sido leal hasta el final”, asegura. “Incluso, durante el juicio, por expreso deseo suyo, tuve que pasar casi de puntillas sobre este asunto, defendiéndole con una mano atada a la espalda; ya que confiaba, incluso dentro de la sala del Tribunal, en que los servicios secretos daneses le salvarían”, y critica mucho más a las autoridades danesas por abandonarlo a su suerte que a las autoridades judiciales españolas, aunque cree que ha habido “una quiebra del principio de la presunción de inocencia”. En una entrevista por correo electrónico cuenta, como abogado defensor, su versión de esta extraña historia.

— ¿Es creíble la historia de Ahmed Samsam de que es un confidente de los servicios secretos daneses?

— Yo, personalmente, siempre he creído la historia de Ahmed. Como una máxima que observo sin excepción alguna, jamás he defendido a un acusado de terrorismo sin creer, a pies juntillas, en su inocencia. Nuestras fuerzas y cuerpos de Seguridad del Estado tienen una sólida formación en este campo, pero no son infalibles. Y más aún en este caso, que es la historia de un hombre leal, un danés al que parece ser que los suyos le habrían pagado sus servicios con la moneda de la deslealtad y de la desmemoria.

— Pero parece una excusa para librarse de la condena... no olvidemos que le acusaban de terrorismo islámico y le consideraban uno de los yihadistas “más peligrosos”.

— Ahmed ha sido leal hasta el final. Incluso, durante el juicio, por expreso deseo suyo, tuve que pasar casi de puntillas sobre este asunto, defendiéndole con una mano atada a la espalda; ya que Ahmed confiaba, incluso dentro de la sala del Tribunal, en que los servicios secretos daneses le salvarían. Por ello, Ahmed no quería dar demasiados detalles sobre los pagos que le habían realizado, ni sobre el trabajo que había hecho para ellos. De este modo, era casi inevitable no incurrir en lo que parecían contradicciones. No quería ponerles en un aprieto ante la opinión pública mundial. Además, estaba su familia: ¿Cómo les iba a poner en una situación de grave riesgo para sus vidas? Hay retornados del Daesh en muchos países europeos, y seguramente en Dinamarca. Ahora, éstos ya saben que Ahmed colaboró con los servicios secretos daneses para identificarlos, y también dónde viven sus padres y sus hermanos. Espero que, al menos, se hayan adoptado medidas de protección hacia ellos...

— ¿Entonces qué habría ocurrido? ¿Que los servicios secretos daneses lo abandonaron a su suerte? ¿Que no le creyó lo más mínimo la Audiencia Nacional?

— Los servicios secretos daneses tuvieron el tiempo y la oportunidad de sacar a Ahmed de ese aprieto 'por la puerta de emergencia', informando a la Guardia Civil y al resto de autoridades españolas competentes, justo después de su detención en España, del trabajo que había realizado contra el Daesh, para así justificar por qué aparecía investigado por Dinamarca por terrorismo. Sería seguramente su tapadera. Si esto se hubiera hecho, lo razonable sería pensar que hubiera quedado en libertad. A partir de ahí, cada día pasado sin dar cuenta a España de esa información, jugaba en contra de Ahmed en sede judicial. Como quiera que pasaban los días, y las semanas, y nada de eso sucedía, Ahmed optó por dirigir una carta manuscrita a la jueza instructora, la cual seguramente no dio crédito a lo que allí se decía, ya que no tuvo impacto alguno en las diligencias de investigación que en ese Juzgado se realizaban.

— ¿No tenía ninguna prueba de lo que decía?

— Esa fue la situación que me encontré cuando me hice cargo de la defensa de Ahmed, meses después de su detención. Ante la certeza de que no podíamos quedarnos sentados esperando a que los servicios de inteligencia daneses reaccionaran. No se trataba de pedir, precisamente, un certificado de empadronamiento. Decidí viajar a Copenhague y llamar, literalmente, a su puerta. Tras unas horas de pie, hablando, infructuosamente, con un contestador automático 'de última generación', pasando un frío terrible, conseguí que saliera a hablar conmigo un funcionario de los servicios de inteligencia, quien, sin permitirme entrar en su sede, y tras volver a identificarme y hablarle de Ahmed, me remitió al Ministerio de Asuntos Exteriores, donde debía realizar la petición correspondiente. Una vez allí me atendieron amablemente y me instaron a solicitar la información que estaba pidiendo por un conducto oficial; a saber: a través de los Tribunales españoles, justificando que se trataba de una prueba fundamental para el buen desarrollo del juicio que se iba a celebrar contra Ahmed.

— ¿Qué pudo hacer para defenderlo con esta rocambolesca situación?

— Tan pronto regresé a España, momento que coincidió con la presentación de nuestro escrito de defensa, solicitamos a la Sala que iba a juzgar a Ahmed, que, en calidad de prueba anticipada, pidiera a las autoridades danesas los informes correspondientes a las actividades que Ahmed había desarrollado para los servicios de inteligencia de su país. La verdad es que nos sorprendió que la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional no aceptara practicar esa prueba, toda vez que se antojaba transcendental para defender la inocencia de Ahmed. Quizá pensaron los jueces que se trataba de una artimaña de última hora, quién sabe... sea como fuere, consideramos que así se mermó el derecho de defensa, generando una situación de indefensión difícilmente subsanable.

— ¿Cree entonces injusta la condena de la Audiencia Nacional de España?

— Las discrepancias que mantenemos con los tribunales españoles entran dentro de la normalidad judicial: éstos han dado pábulo, en todas las instancias recorridas, Tribunal Supremo incluido, a los argumentos del Ministerio Fiscal, quien sostuvo que Ahmed, en cuanto integrante del Daesh, viajó a España para comprar armas con las que desarrollar actuaciones sin especificar. Y la verdad es mucho menos efectista o novelesca: Ahmed vino a España de vacaciones, donde ya estaba uno de sus hermanos, a relajarse tras meses de tensión viajando a Siria trabajando para los servicios de inteligencia de su país. Y se relajó a conciencia: alcohol y drogas, noches de fiesta con mujeres, etcétera, tal y como constató la propia Guardia Civil durante el juicio. Sin embargo, no consiguieron presentar prueba alguna sobre esa voluntad de comprar armas que había traído, supuestamente, a Ahmed hasta nuestro país. Esto supone una quiebra del principio de la presunción de inocencia, como también hemos ido denunciando en las sucesivas instancias judiciales. Pero, bueno, no dejan de ser cuestiones de técnica jurídica con las que estamos acostumbrados a lidiar los abogados que nos dedicamos a defender los derechos humanos en sede penal. Esto es lo ordinario; lo extraordinario ha sucedido y sigue sucediendo en Dinamarca.

— ¿Entonces la culpa de tener que pasar encerrado ocho años es de Dinamarca?

— Fue, precisamente, justo antes del juicio cuando, según los periodistas daneses que han sacado a la luz la historia, los servicios secretos daneses se habrían dirigido a sus homónimos españoles para mediar por Ahmed. Sea como fuere, y aunque esto fuera cierto: ¿Qué pensaban conseguir a esas alturas de la fiesta, con el arroz no pasado, sino socarrándose en la paella judicial? ¿Pretendían acaso los servicios de inteligencia daneses que se retirara, in extremis, la acusación contra Ahmed? Surrealista, cuanto menos, ya que la 'puerta de emergencia', por la que se podía haber sacado a Ahmed justo tras su detención, hacía tiempo que se había cerrado y sellado, porque ellos no la habrían querido abrir“.

— ¿Quiere esto decir que no puede hacerse nada por Ahmed? ¿Podría ser trasladado a Dinamarca para cumplir su condena allí?

— Ni mucho menos. Y no se trata, sencillamente, de solicitar que sea llevado a su país a seguir cumpliendo con la condena que le fue impuesta. La sentencia dictada por los tribunales españoles puede ser revisada, y ello requiere la aportación de pruebas nuevas de notoria magnitud. Sin lugar a dudas, un informe de los servicios de inteligencia daneses, confirmando que Ahmed no era un terrorista, sino un confidente que viajó a Siria para obtener información sobre ciudadanos daneses integrantes del Daesh, sin necesidad de aportar información cuya condición de secreto es ineludible, debería conducir, en pura lógica, a lograr la anulación de las sentencias anteriores y a la absolución de Ahmed. Si no lo hacen, únicamente quedará para Ahmed la vía del recurso ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, posibilidad sobre la que ya está trabajando el abogado danés de Ahmed, con mi ayuda, toda vez que el Tribunal Constitucional no admitió el recurso de amparo interpuesto hace unos meses“.

— ¿Ha hablado con Ahmed o alguien de su familia después de estas revelaciones? ¿Qué dicen de todo ello? ¿Tienen esperanza de que pueda regresar a Dinamarca?

— La familia de Ahmed, que sufrió su detención, su enjuiciamiento y su posterior condena, ajena al hecho del abandono sufrido por parte de los servicios de inteligencia daneses, no se para ahora a pensar en el riesgo que puede suponer para ellos, padre, madre, hermanos de alguien que viajó a Siria para identificar a miembros del Daesh, sacar la historia a la luz. Confían en las instituciones de su país, y en su gente, para lograr cuanto antes la libertad de Ahmed, la restitución de su honra y de su buen nombre.

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