La incontenible emoción del adiós de los alumnos al director del colegio San Claudio de León

Un momento del vídeo grabado en la emotiva despedida del director.

El dire, Enrique, no se lo podía creer. Acudía a su último día de clase en el colegio del que ha sido director durante los últimos años, el centro público San Claudio de León. Le tocaba jubilación después de una vida dedicada a la docencia y a la salud física de sus alumnos, como profesor de Educación Física que es. Abrió la puerta principal, llaves en mano, y al otro lado, esperándole dentro, le sorprendió una salva de aplausos y felicitaciones.

No era más que el principio. Enrique Pardo Clérigo fue animado a continuar un recorrido que le llevo por todo el centro educativo público de la capital leonesa, subiendo escaleras, recorriendo pasillos, atravesando el patio, saliendo incluso a la calle para internarse en el edificio cercano que alberga a las aulas de los más pequeños.

Y en cada metro de este largo recorrido, paso tras paso, se emocionaba con los aplausos de los niños y niñas que han estado bajo su responsabilidad. Aplausos a los que, por supuesto, se unieron madres y padres de los críos, así como compañeros del colegio, que no quisieron perderse tampoco la emoción que le iba embargando al homenajeado, abrumado por el cariño que le iban mostrando.

Una vez en el patio, finalmente, los escolares ya sin poder contener la emoción, se abrazaban a él de manera compulsiva, haciendo piña con el director y el profesor que lo ha sido tantos años, mientras él apenas podía manifestar un constante “gracias, gracias” ante tales muestra de afecto y agradecimiento.

Ocurrió en el cole de San Claudio, aquel que por decisión de la dirección recibe cada mañana a los alumnos con motivadora música rock por los altavoces. Aquel centro que ha sufrido intentos de la administración por recortar, por cerrar aulas, por dejarlo debilitado frente a otras alternativas no muy lejanas. Pero que bajo la dirección de Enrique, el aplaudido Enrique, ha sobrevivido con fuerza ofreciendo una educación de calidad en pleno centro de la capital leonesa. No eran vano era su cole: allí estudió de pequeñín el director.

“No puede haber nada más grande que enseñar donde a ti te enseñaron”, rezaba el homenaje que en la página de Facebook del centro también se sumaba al homenaje. Recordaban aquí que aprobó la oposición en 1984 en Barcelona, y tras cinco años de trabajo en colegios de Manresa, Barcelona, Badalona y La Rápita, pudo volver “a su León del alma” en el Criele, que centralizaba al alumnado de zonas rurales de toda la provincia para realizar actividades a las que no tenían acceso en sus localidades de origen, como piscina climatizada, educación vial, cine, teatro, museos... “¡Y todo esto sin pin parental!”, ironizan en el perfil no sin una crítica muy actual.

Tras algunos años en la Dirección Provincial de Educación, volvió “a la vida de tizas y pizarras” en el colegio Martín Monreal de Veguellina de Órbigo y recaló en León en “su” San Claudio en 2010, primero como profesor de Educación Física y desde 2018 como director, compaginándolo con enseñar Psicomotricidad a los más pequeños.

De ahí el adiós de emoción tan incontenible que se aprecia en este vídeo colgado en las redes sociales:

Si no ves el vídeo, pincha aquí para visionarlo.

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