Una escapada estival a la casa fuerte de los Quiñones en Riolago de Babia

La cerca-muralla de la casa fuerte de los Quiñones en Riolago de Babia. Foto: Ayuntamiento de San Emiliano.

Jesús María López de Uribe

Es Babia el lugar donde sentirse como un rey. El paisaje, con su característico e inolvidable color verde mágico de cuento, y esa comarca que da lugar a la expresión “estar en Babia”, que algunos dicen que tiene que ver con que los reyes de León veraneaban allí y no se enteraban de lo que ocurría en sus territorios. Un lugar perfecto para desconectar de tanta noticia de la pandemia de la Covid-19, más si tiene una casa fuerte, fortaleza o palacio donde 'refugiarse'.

ILEÓN.com comienza con la de la afamada familia nobiliaria de los Quiñones en Riolago de Babia una nueva entrega de su tradicional serie estival para que los leoneses conozcan la provincia, que se publicará todos los domingos. Esta preciosa localidad del municipio de San Emiliano se encuentra a 84,6 kilómetros de León (a poco más de una hora de viaje) y a casi la misma distancia de Ponferrada (pero a hora y media en tiempo) y de Oviedo (a 84,8 kilómetros y una hora).

En esta localidad, repleta de edificios interesantes, destaca esta casa fuerte montañesa que hoy es visitable por ser la Casa del Parque Natural de Babia y Luna. Pese a tener ese aspecto medieval que tanto gusta, no es de esa época, sino de la Edad Moderna. “Construido en el siglo XVI y reformado en sucesivas etapas, pasa por ser uno de los edificios de arquitectura civil más relevantes de la montaña occidental de León”, según se cuenta en la Wikipedia.

Y es que los Quiñones no eran unos don nadie, precisamente. Fue una de las familias más poderosas del Reino de León, en constante disputa con los Guzmanes por el poder. “Un linaje nobiliario español originario de Quiñones del Río, sus miembros llegaron a ostentar títulos nobiliarios como el Merino mayor de Asturias, condado de Luna, el condado de Bañuelos, el ducado de Sasso, el marquesado de Lorenzana, el marquesado de Alcedo, el marquesado de San Carlos, el marquesado de Montevirgen, el señorío de Riazo y el señorío de Coladilla”, según la enciclopedia colaborativa. Si los reyes veraneaban en Babia, uno de sus territorios, no es menos importante decir que el tesoro real legionense estaba custodiado en su castillo de Luna.

Según el Ayuntamiento de San Emiliano, su escudo de armas preside el portalón de acceso y la entrada principal. El emblema heráldico alardeaba de su fama con la divisa “A costa de mi Quiñón, dí a España el mejor Blasón”. Una versión un tanto idealizada que casa mucho con el romanticismo del siglo XIX que solía inventarse este tipo de cosas a modo de propaganda, pero que es muy efectiva a la hora de promocionar a la familia.

Parece ser que fue Suero de Quiñones Lorenzana, el de las justas del Paso Honroso de Hospital de Órbigo, el primer señor de Riolago por merced del rey Enrique IV. Su familia -de la que uno de sus herederos, como Lorenzana, fue el que erigió el palacio donde hoy se encuentra el Hotel París en la capital leonesa, dicen que permaneció en el lugar hasta que tuvo exiliarse a Francia siguiendo a la reina Isabel II tras la Revolución de 1868 llamada La Gloriosa.

Tras pasar el palacio por muchas manos, sufrió un incendio en 1915 que causó su ruina. Adquirido por Fernando Geijo, éste lo reconstruyó según su estilo original; aunque a finales de los noventa, para garantizar su mantenimiento en buenas condiciones y no se perdiera todo su esfuerzo personal lo cedió a la Junta de Castilla y León que adquirió su propiedad y lo terminó convirtiendo en la Casa del Parque de Babia y Luna.

Precioso edificio de piedra

Según esta página de la Junta de Castilla y León, que lo compró en 1999, “este conjunto palaciego se compone de un edificio principal rematado en su lado norte por un torreón de tres plantas. Además incluye un patio ajardinado cerrado por una muralla a la que se adosan una pequeña edificación, la capilla, y unos almacenes de reciente rehabilitación”.

“La edificación principal, el palacio propiamente dicho, es de planta rectangular, consta de dos alturas con línea de imposta de separación, que continua también en el torreón. Actualmente, después de varias reformas, la distribución de carácter residencial se ha modificado dejando las plantas diáfanas para acoger la dotación expositiva. La fachada de ingreso ubicada al sur cuenta con dos balcones en la planta alta y escudo de los Quiñones en el centro. La obra original es de finales del siglo XVI y principios del XVII, habiendo sido restaurada en su integridad en los años 70 por un vecino de la localidad, tras sufrir un incendio que destruyó por completo su estructura interior”, apuntan en la web de Patrimonio Natural.

Más cosas que ver

En Riolago de Babia hay más cosas que ver, como la iglesia parroquial de San Salvador la Ermita del Cristo de la Puente y la Capilla de la Casa del Escribano. En la web AsturNatura hablan de sus particulares casas de piedra, como la última del Escribano que es de 1619 y dicen que “sólido ejemplo de casa tradicional babiana. Perteneció a la familia Flórez, durante muchos años notarios de Babia, lo que confirma la importancia que en su momento llegó a tener este mayorazgo. Se trata de una gran casona de planta rectangular, distribuida alrededor de un patio central”.

Aparte, el visitante pude moverse desde esta localidad por la inmensidad de Babia y de Luna y disfrutar enormemente de las vistas de la Cordillera Cantábrica en los pueblos de alrededor. Nada como entrar en la Casa del Parque para ver todo lo que puede ofrecer una zona tan bella... y que además tiene unas temperaturas muy agradables en verano; pero en la que hay que tener cuidado de llevar siempre una rebequina o una cazadorina por si acaso caen más de la cuenta. Hay que andar con cuidado, porque este julio empezó en Babia con cinco grados bajo cero (aunque no es normal y por supuesto es de madrugada) y llevarse ropa de abrigo siempre a la montaña leonesa. Ese “por si acaso” es norma en toda ella y Babia y Luna no son la excepción.

Un espacio natural espectacular

Este espacio natural, uno de los tantos que tiene la provincia de León –la zona administrativa con más Reservas de la Biosfera del mundo, según la Unesco– tiene zona osera y es espectacular, ademá de que la zona “tiene un indudable valor tanto histórico-cultural, ya que en estos valles y montañas se han desarrollado pasajes fundamentales de la historia de los reinos Astur y Leonés, como etnográfico, ya que se mantienen formas y modos de vida propios de la montaña leonesa relacionados con la trashumancia de merinas y otras razas autóctonas como los caballos hispano-bretones o los mastines españoles (sic)”, según Patrimonio Natural.

La localidad tuvo otros nombres, el primero Rioladelago, porque el río que pasa por ella surge de una laguna de origen glaciar. Los valles de esta pedanía están coronados por una cadena montañosa con picos de más de dos mil metros de altura: Penouta, La Veiga la Muñeca , Rabinalto, la Peña L'Arena, Terreiros y la Braña Vieja.

Históricamente fue un pueblo que albergó un número considerable de cabezas de ganado, merinas y más recientemente vacuno. Lo cierto es que en la actualidad y, a consecuencia de las emigraciones, principalmente hacia la ciudad de León, apenas unas pocas familias conservan y explotan ganado, predominando el vacuno y el equino; y con la presencia de uno de los perros ganaderos de montaña más apreciados, el mastín leonés. En invierno viven treinta personas, aunque vuelven sus descendientes en verano y dichas cifras aumentan.

Otra cosa que ver es la panadería de leña, con medio siglo de historia en la que se produce pan de leña y variada repostería. Además, también hay que destacar que pese a estar en medio de la montaña, durante el siglo XIX tenía un altísimo grado de escolarización.

Para preparar el plan de escapada:

  • Dónde comer: en los restaurantes Fuensanta y Casa Anita, cerca de la localidad (llamar con antelación para consultar disponibilidad).
  • Dónde comprar: no se puede ir uno de Riolago de Babia sin un buen montón de chacinería leonesa que se puede adquirir en la fábrica de embutidos La Montaña de Babia (donde también se puede comer).
  • Dónde alojarse: si se quiere disfrutar de unos días en Riolago, y no ir corriendo un sólo día, hay dos casas rurales en Riolago llamadas el Mirador de Babia I y II (aunque si están ocupadas hay muchas más en localidades cercanas que se pueden consultar aquí).
  • Más información: en esta búsqueda de Google se pueden consultar más opciones para preparar la escapada.

[Puedes leer los demás artículos de la serie de Refugio de Verano pinchando aquí

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