La gastronomía leonesa como activo para reactivar el turismo de la región

Catedral de León

Tal y como os relatábamos los últimos días, el Consejero de Transparencia, al tiempo que vicepresidente y portavoz de la Junta de Castilla y León, Francisco Igea, declaró, durante la inauguración del Primer Foro Virtual de la Comunidad, que “viajar por Castilla y León es una experiencia única que merece la pena y cambiará la forma de ver las cosas”, en el marco de la necesidad de relanzar el turismo en la región.

Entre las claves que expuso para conseguir este reto, se encontraba el ambicioso objetivo de ser una Comunidad que “lidere definitivamente el turismo de interior” a través de activos como la gastronomía, la seguridad, las ofertas deportivas o los espacios abiertos.

El primero de estos elementos, la gastronomía, puede ser, precisamente, uno de los componentes que puede marcar la diferencia a la hora de conseguir la tan ansiada revitalización de una fuente económica como es el turismo. Además, la podemos complementar con otras variables, como es la naturaleza o el deporte.

Y es que, precisamente, no sólo nos referimos al aspecto más lúdico de la gastronomía. El hecho de poder combinar el deporte y una comida sana aportará al visitante una gran sensación de bienestar cuando, por ejemplo, haga una buena caminata por los parajes de la región, para culminar dicho ejercicio con un buen ágape.

De hecho, la relación entre alimentación y deporte es algo bien conocido: hemos visto como muchos deportistas, ya sean deportistas de ejercicio físico o mental, de primer nivel cuidan estos aspectos, sea cual sea la disciplina que practican. Y si podemos complementar el deporte con una muestra de nuestra sana y tradicional cocina, mejor que mejor.

Sí, dentro de los platos típicos de León están la archiconocida cecina de León y el botillo de Bierzo, todos ellos platos contundentes para degustar con calma. Pero no se trata sólo de eso: sus sopas, ya sean de ajo o de truchas ofrecen una gran opción para aquellos que rehúyen de las carnes. Y si no tienen problemas con éstas, la morcilla de León, de cebolla y realizada con la sangre de la matanza, es un plato exquisito y muy natural.

Para los que gusten del pescado, el bacalao es el rey. Al ajo arriero lo podremos degustar, sobre todo, en Valderas. E, igual que os hemos hablado del botillo del Bierzo, cada zona tiene su plato estrella, como ocurre con el cocido maragato o la olla berciana, todos ellos muy recomendables y que pueden hacer las delicias de los viajeros ávidos de descubrir nuevos manjares y lugares idílicos donde disfrutarlos.

La tendencia de los últimos años de realizar lo que se conoce como “cocina fusión” es siempre una posibilidad innovadora y de la que ya hay varios ejemplos en León. Sin embargo, la gastronomía leonesa tiene sus propios secretos tradicionales como para presentar una oferta culinaria que atraiga a muchísimos visitantes, ya sean éstos amantes de la cocina de siempre o de las nuevas formas de presentar los productos de toda la vida. De una forma u otra, siempre hay ganas para probar los productos de la tierra, sea como sea el formato.

Y por supuesto, no puede faltar el buen vino para regar tan apetitosas viandas. El enoturismo es un valor al alza, que atrae un tipo de visitante muy codiciado. No nos vamos a extender aquí en lo que significa la Denominación de Origen de Ribera del Duero en el mundo del vino, tanto de España como del mundo. Baste decir que tanto esta DO, como las de la Ruta del Bierzo y la Ruta del Vino de Rueda están certificadas por ACEVIN (Asociación Española de Ciudades del Vino).

Pero aunque hayamos hecho mención a estas tres, tenemos otras siete Denominaciones de Origen más, como las de Arlanza o Toro, entre otras. En definitiva, un conjunto vitícola de los más interesantes del país que complementa a la perfección la gastronomía y la ruta de ocio que puede ofrecer la región.

¿Es, por tanto, un objetivo demasiado ambicioso el hecho de desear que la región lidere el turismo de interior, como ha manifestado el vicepresidente? Bien, no es un reto fácil, pero las posibilidades están presentes. Y en todo este proyecto no puede faltar el elemento gastronómico, para el que Castilla y León se encuentra en primera línea.

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