Si somos (leoneses), estamos

La plaza de San Marcelo abarrotada de banderas de León.

David Díez Llamas

A lo largo de muchos años (más de treinta) he tratado de difundir a través de mis escritos tanto lo que ha sido el proceso autonómico leonés, como la pervivencia de la identidad leonesa a lo largo de los siglos o dibujar los rasgos que en mi opinión vendrían a definir la personalidad leonesa.

Diría que las cosas que se plantean en todos esos escritos apenas han sido objeto de discusión. Se admiten sus conclusiones, con lo que se reconoce que la existencia de una identidad leonesa ha permanecido a lo largo de los siglos hasta la entrada de la España de las Autonomías. También hay un consenso bastante generalizado en considerar que si hoy no se reconoce como tal esa identidad leonesa ha sido como consecuencia de un proceso plagado de irregularidades democráticas y contra la opinión de la ciudadanía y de sus instituciones (votación por 20 votos a 4 en la Diputación de León).

El debate no se ha tendido a situar en si eso que decimos “es o no es” sino más bien si ante esa situación “se puede hacer algo o no hay nada que hacer”. Es decir entre si debemos permanecer en el actual marco autonómico aún a costa de considerar que es injusto (permanecer anclados en la injusticia) o si bien hay que ser rebeldes ante ella y recuperar los valores de la libertad y la dignidad.

Hoy es un hecho innegable que la defensa de una autonomía leonesa se ha dado en todos los segmentos del electorado. Es la lucha de la dignidad frente a la indignidad. Incluso en algún caso se apunta en avanzar en esa destrucción de la identidad leonesa eliminando las Diputaciones y con ello el propio concepto de provincia. Todos ellos comparten que para avanzar (sus líderes) en sus respectivos partidos deben someterse a aquello que le digan desde fuera del ámbito puramente leonés. He tenido la oportunidad de comprobarlo incluso en las últimas elecciones. Había líderes que te decían “yo soy partidario de una autonomía leonesa” pero es que mi partido al ser de ámbito nacional no se plantea estas cosas. Había una abierta discordancia entre el sentimiento individual de ese líder y el planteamiento al que le obligaba el partido. No había un respeto a la voluntad de aquellos que en territorio leonés demandaban sus propios afiliados y votantes.

Mantener la identidad y la personalidad leonesa

Este artículo quiere ser un alegato para decir que “si somos, estamos”. Es decir que mantener la identidad y la personalidad leonesa también es algo que depende de nosotros mismos. Defiendo hoy que 'lo leonés' es hoy más que nunca una comunidad de sentimientos, y cuanto más extensa sea, más carta de existencia tendrá la propia condición de León como Región. Más allá de los valores identitarios, está es una lucha por la libertad y desde la libertad. Por no admitir la imposición que se hace a la ciudadanía sin ningún tipo de consulta y en abierta oposición a sus deseos. Es la defensa de la dignidad de ser lo que somos. Es como si a alguien que se llama Pedro (pongamos por caso) otro sin su consentimiento le pasase a llamar Federico y máxime sin pedirle permiso previamente.

La administración puede fijar marcos territoriales, pero la libertad de ser lo que soy, es algo que cada uno sigue teniendo. Hay que ejercer esa resistencia desde la individualidad con el afán de que en algún momento la suma de individualidades tenga la fuerza suficiente como para cambiar las cosas también en el ámbito administrativo. No es sostenible un marco territorial en abierta oposición a los sentimientos de las personas que conviven en él.

Por decirlo de otro modo la Región Leonesa existe en tanto haya leoneses que se sientan como tales y desaparecerá si también lo hace ese sentimiento de identidad. Por ello hay que alentarlo. 'Estaremos' en el reconocimiento social mientras 'seamos' y desapareceremos en el momento en que ese sentimiento de identidad como leoneses desaparezca.

Las autoridades no facilitan ser 'leonés'

Evidentemente no nos facilitan las cosas. El dinero público se invierte en fomentar el artificio, la historia se reescribe a la conveniencia del que administra el poder (y con la anuencia de los que aparentemente son su oposición). Esta situación tiene consecuencias directas en la economía y el bienestar de la ciudadanía. Aumenta el desempleo, disminuye la población... los datos son tan apabullantes al respecto (y yo mismo los he tratado en otros artículos) que creo que no merecen mayor discusión.

En definitiva en ese 'ser leoneses' debatimos no sólo una cuestión de sentimientos (muy importante también en todo caso) sino que el bienestar se vincula directamente a esa situación. Esa unión de cementerios y silencios que algunos nos proponen no parece que sea la mejor solución. Sigo prefiriendo a aquellos enfermos que aunque doloridos son capaces de expresar sus quejas a los otros que ya no la expresan por cuanto tampoco están vivos. Diría incluso que la expresión de esa queja es también un signo de vitalidad.

Mientras seamos, existimos y estamos.

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