El medio siglo de un mili diferente para los primeros quintos de Instrucción Técnica Especial de La Virgen

Grupo de la primera promoción de la ITE de La Virgen del Camino (arriba en Gando en 1970, abajo en la base leonesa más de medio siglo después).

César Fernández

La mili fue más plácida en 1970 para los 350 integrantes de la primera promoción de la ITE (Instrucción Técnica Especial) de la base aérea de La Virgen del Camino. Ahí tuvieron suerte. No fueron tan afortunados a la hora de celebrar las bodas de oro. Una pandemia acabó retrasando sus planes más de un año hasta poder reunirse el pasado fin de semana en León un nutrido grupo de aquellos alumnos que, tras cursar estudios de FP, estrenaron una formación que duraba un año y les convalidaba el servicio militar de la época.

De la mili en aviación precisamente trajo a casa la noticia sobre una nueva fórmula formativa el hermano del leonés Carlos Voces, que acababa de terminar los estudios de maestro industrial en electricidad. Y decidió inscribirse para aspirar a entrar en la primera promoción de la ITE de La Virgen del Camino, que ofrecía plazas para mantenimiento, electrónica, armero-artificiero y administrativo. El Boletín Oficial del Ministerio del Aire publicó la orden en agosto de 1970. “Yo iba a ir a la mili...”, recuerda. Unos días después ya formaba parte de la primera promoción de la Instrucción Técnica Especial.

La formación en La Virgen del Camino consistió en tres meses de adaptación a los aviones con sesiones que incluía nociones de física o electrónica, entre otras. “Luego nos ascendían a cabo y nos destinaban a otras bases aéreas”, recuerda Voces, que ejerció como anfitrión del encuentro en León que estos pasados días reunió fundamentalmente a quienes, como él, se trasladaron a la de Gando, en la isla de Gran Canaria. Frente al frío de León, el clima canario pesó en una elección que también daba la oportunidad de hacer un gran viaje cuando esto no era habitual.

Su función consistía en el mantenimiento de aviones militares, de entre los que cita los DC-3 o los Saetas. No había ningún conflicto en el horizonte. Incluso de haberlo habido, su misión se limitaba a operar en las bases aéreas. Carlos Voces se recuerda haciendo un viaje de ida y vuelta a El Aaiún, en el Sahara Occidental, donde apenas cinco años después se desataría la Marcha Verde.

Un “buen sueldo”

Liberados de cargas propias de la mili, los 'ites' tenían un “buen sueldo” de 3.000 pesetas de la época. Y algunos incluso pudieron 'redondearlo' con otros trabajos en horario libre de tarde, que el leonés aprovechó para emplearse durante aquellos meses en un taller de electricidad en Telde. Otro compañero de promoción, el gallego Manuel Cortizo, lo hizo en un taller de ventanas de aluminio; y luego se pondría al frente de una empresa del potencial de Aluminios Cortizo.

La mayoría optaron por desarrollos profesionales vinculados a la rama de FP que habían cursado. Hubo quienes pudieron en parte reciclar aquella formación militar al entrar a trabajar en el mantenimiento de la compañía Iberia o de aviones de fumigación en Andalucía

Terminados aquellos doce meses, los integrantes de la primera promoción de la Instrucción Técnica Especial debían abandonar esas funciones. La mayoría optaron por desarrollos profesionales vinculados a la rama de FP que habían cursado, como hizo Carlos Voces para dedicarse como autónomo encargado de instalaciones eléctricas. Hubo quienes pudieron en parte reciclar aquella formación militar al entrar a trabajar en el mantenimiento de la compañía Iberia o de aviones de fumigación en Andalucía.

“Tuvimos una mili diferente. Fuimos unos afortunados tanto en el trato que recibimos como en el dinero que cobrábamos”, señala Voces. El recuerdo dulce de aquella experiencia se ha podido revivir desde que, llegada la hora de la jubilación y gracias a un grupo de whatsapp, miembros de aquella promoción inicial se reunieron en Santo Domingo de Silos (Burgos), encuentro al que siguieron otros en Santander y Gijón para reservar el cincuentenario en agosto de 2020 en León en un doble aniversario redondo puesto que la propia base cumplía 100 años. La pandemia abortó los planes iniciales. Y por el medio incluso falleció el también leonés miembro de aquella quinta Manuel Ángel Ortiz Sánchez, que llegó a hacer carrera militar y que era el teórico encargado dados sus contactos de gestionar la visita a la base de La Virgen del Camino.

Y es que, además de conocer la gastronomía leonesa y emblemas turísticos de la provincia como las Cuevas de Valporquero, los reunidos el pasado fin de semana en León regresaron a La Virgen del Camino. “Fue una ilusión grande venir aquí. Y el núcleo de la base está igual”, constata Carlos Voces al agradecer el trato dispensado en la visita y al hacer memoria de una fórmula formativa que se mantuvo en España durante década y media hasta desaparecer en 1985. Los primeros tienen el recuerdo muy vivo de aquella mili diferente que pasaron hace ya más de 50 años.

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