Las brigadas de limpieza de León recogen más de veinte toneladas de hojas cada año en la campaña de otoño

Recogida de hojas con sopladora en el Parque de Quevedo en León. // Uribe

Jesús María López de Uribe

Imagínense cuánto ocupa un kilo de hojas. Pues ahora multiplíquenlo por 18 o 20.000 (o más aún). Y pónganse todas las mañanas desde el 1 de noviembre hasta mitad de diciembre a recogerlas. Eso es lo que hacen dos brigadas de limpieza en León todos los años. Unas once personas. ¿Titánica tarea, verdad?

El otoño es esa preciosa época en que todos disfrutamos de las hojas de color marrón con estampas preciosas con ellas en el suelo... hasta que llevan dos días en él y se convierten en algo muy molesto. Pero todos los años los operarios del servicio de limpieza se encargan de retirarlas... como pueden, porque la labor es inmensa.

En los primeros diez días de este mes, el Ayuntamiento de León informó que se habían retirado unos seis mil kilos de hojas de las calles. Lo cual, teniendo en cuenta que la campaña dura unos 45 días, como poco se puede deducir que al menos se encargan de limpiar más de veinte toneladas (multipliquen por tres como poco) cada año. Y salen a casi dos toneladas cada uno: unos 50 kilos al día entre todos ellos y a unas cinco toneladas acumuladas por soplador.

Operarios de la limpieza municipal que en otoño se convierten en una especie de Sísifos, como el personaje de la mitología griega al que los dioses castigaron con la tarea de subir una roca a lo alto de una montaña... para que siempre se le cayera una vez llegara allí y tuviera todos los días que volver a empezar. Esto es lo que ocurre con las hojas de los árboles en esta estación. Que se retiran cada día... y siguen cayendo por la noche.

“De hecho mucha gente protesta porque dice que no limpiamos, pero es que los árboles no sueltan las hojas de golpe y todas las noches vuelven a dejar esta alfombra marronácea tan típica de invierno”, explica uno de los operarios dedicados a soplar las hojas para que las recojan los vehículos barredores aspiradores después y las lleven a contenedores.

“Pues todos los días estamos aquí, de vuelta y hacemos lo que podemos; y tampoco lo hacemos tan mal. La gente protesta por protestar, pero bueno, es nuestro trabajo”, reconoce.

Una decena de operarios para una ingente labor

Según los datos del Ayuntamiento de León, recopilados por ILEÓN el 12 de noviembre, sólo cuatro peones se encargan de soplar todos los días las hojas en una ciudad que tiene nada menos que unos treinta mil (29.840 según su web) árboles. Afortunadamente no todos son de hoja caduca, porque si no pasaría de ser una tarea ingente a imposible.

Además, siete conductores se encargan de recoger con cinco vehículos barredores aspiradores las hojas que amontonan, gracias a la tecnología, sus cuatro compañeros con sopladores. ¿Cómo lo harían antes con escobas? Pues afortunadamente ya no se recuerda este tipo de trabajo, pero debía ser tedioso y desesperante.

Se dividen en 2 brigadas compuestas por 1 conductor y 2 peones más otros 5 conductores en los cuartelillos. Cada una de ellas tiene una barredora y dos sopladores, y hay cinco vehículos de estos que cepillan la calle y se tragan las hojas (y los desperdicios urbanos en otras épocas) distribuidos por cuartelillos en los barrios. Las herramientas para limpiar todos los días (salvo los descansos de fin de semana) son siete barredoras y cuatro sopladores.

Las hojas se llevan a contenedores y luego se destinan a compostaje, una especie de abono. Secas, todas juntas, pesan lo suyo; así que mojadas ya no se puede determinar su peso real. En este reportaje se ha calculado de forma muy conservadora por abajo. Pueden ser veinte toneladas... o cuarenta. Hoja a hoja es una barbaridad.

Los leoneses ven durante estos meses de noviembre y diciembre a estos once trabajadores todas las mañanas trabajando. Desde fuera es hipnótico, ya que eso de ver cómo se amontonan las hojas soplándolas y elevándose un metro o dos del suelo es algo que no puede dejar uno de contemplar admirado.

Tanto como saber que todos los días, sin descanso, luchan sólo una decena de hombres para mantener el orgullo leonés de tener una de las ciudades más limpias de España. Los vídeos lo demuestran.

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