Dolcetriz: diez años enseñando a cocinar, comer bien y amar la comida en León

Un curso de cocina básica en Dolcetriz, Cookery School

Jesús María López de Uribe

¿Cómo se aliña una mayonesa? ¿Cómo se consigue en plena crisis cumplir diez años con una escuela de cocina? Dolcetriz Cookery School en la calle Comandate Zorita, 3 de León cumple hoy, 7 de diciembre, diez años. Un proyecto de Eva Suárez, hoy más conocida como Eva Dolcetriz, que dejó el periodismo y aprovechó el extenso conocimiento culinario de su familia –es la primera de seis hermanas, y junto a su madre hay excelentes cocineras entre ellas–, su capacidad comunicativa y su gusto por lo hermoso para crear en 2011 lo que llamó entonces Pleasure Stores [“tienda de placer” en inglés].

Los comienzos fueron difíciles. La tienda abrió con venta de productos culinarios de calidad porque alguien le dijo que “se la iba a pegar” porque “en León nunca funcionará una escuela de cocina”. Pero comenzó a dar clases a los niños en un formato que bautizó como Minichefs; en los que son famosas sus fiestas de Halloween en las que cocinan ellos mismos “tostadas fantasmagóricas, bocatas de gusanos, dedos de bruja piruja, minipizza de arañas, momias de salchicha, ojos de troll, lombrices enterradas” y beben “pócima sangrienta”. También celebra cumpleaños.

Llegó a abrir una degustación de café, pero tampoco funcionó. Eran tiempos duros, justo durante la crisis de las subprimes que arrasó con casi todo en 2008, y tenía que pensar en todo tipo de cosas para atraer clientela: también acogió exposiciones, como una de muñecas Nancy, y vender un shushi que todo el mundo alababa (de hecho lo llamó Shusi Lovers). “¿Las claves del éxito? Los cursos de arroces y el sushi desde que abrimos”, reconoce. También comenzó a vender panettones en Navidad, algo que sigue haciendo y se ha convertido en tradición.

Eva Dolcetriz giró el negocio y le dio varias vueltas para seguir adelante. Diseñó campamentos de verano para enseñar a los niños y adolescentes a cocinar y a aprender a valorar la comida y comer saludablemente, ha llevado sus clases a pueblos (como sus showcooking en Boñar y Astorga) e instituciones como la Universidad de Washington ha llevado a sus alumnos estadounidenses a degustaciones; y ahora mismo está ofreciendo otro para la Cruz Roja. Además amplió sus instalaciones para que hubiera una sala para cocinar (The Room) y otra para comer, cenar o celebrar cualquier evento culinario (The Suite).

Todo con una espectacular y delicada decoración –en general en blanco y negro y con hasta una foto de La Torre Eiffel al lado de un armario con el lema Monsieur Le Champagne–, que hace de esta escuela de cocina un lugar perfecto para disfrutar de la gastronomía. Además, se puede alquilar para reuniones, fiestas y cualquier otro tipo de actividad... siempre y cuando se cocine o se degusten vinos y cervezas, cosa que también se ofrece desde Dolcetriz para conocer nuevas bebidas.

Han sido muchos años, aunque hayan pasado volando, y sus éxitos son una newsletter que tiene miles de suscriptores y las clases dedicadas externas; además de un acierto fundamental el haber contado con un cocinero para dar las clases, porque ella, aunque cocina excelentemente, no da abasto para todo. Han pasado cinco por allí: Cecilia Orallo, Rodrigo Vázquez, Diego Touceda y Pablo Galván fueron los cuatro primeros.

Hoy es Quique Rebollo –cuyo Instagram es @elcocinerofalton–, que estuvo trabajando en restaurantes como El Parador de San marcos, y el capricho de Jiménez de Jamuz (el de la carne de buey) y como jefe de cocina para banquetes y bodas con 25 años en el hotel vía de la plata de Astorga. Habla maravillas de su jefa: “Tiene una personalidad arrolladora, lo consigue todo y diseña los cursos con una profesionalidad que muchos ya quisieran”. “Eso sí, es cabezota, y como yo lo soy también al principio me costaba entender que un curso de cocina no es una cocina de un restaurante; pero lo que ha creado es digno de conocer y de disfrutar”. “Es una campeona”, asegura.

Placer y sensualidad a través de la gastronomía

Eva Suárez define en su web su negocio así: “Dolcetriz es un espacio dedicado al placer y a la sensualidad a través de la gastronomía. Para mayores y pequeños, para parejas y singles, para familias, para grupos de amigos, para expertos y novatos... para todos aquellos a los que les guste disfrutar de la buena mesa. The Room (40 metros cuadrados), donde realizamos nuestras clases, es una cocina totalmente equipada con electrodomésticos de última generación y alta gama. The Suite (40 metros cuadrados) es nuestra sala multiusos, perfecta para aprender a catar (vino, cerveza, aceite, quesos...), para completar una actividad de empresa (sea un Team Building o fidelización de clientes) con una reunión previa o para sentarte a disfrutar con total comodidad de lo que antes has cocinado en una de nuestras cooking parties”. Es decir, eventos totalmente personalizados ya sea una despedida de soltera, un cumpleaños o invitar a una madre a comer, cocinando la familia y no ella.

Lo explica todo en este vídeo de arriba, de José Manuel Mures en el que se puede ver todo su negocio y cómo es ella de natural.

Además consiguió formar parte de la red de Love Cooking Points de Neff, puntos de encuentro para los amantes de la cocina. Y no es poca cosa, los electrodomésticos Neff son una de las líneas de alta gama del grupo BSH, que engloba marcas tan conocidas como Siemens, Bosch, Balay o Gaggeneau.

Con el diseño planteado por Dolcetriz, con una cocina especializada para dar los cursos. Y entonces vino la pandemia y también se puso a intentarlo con cursos por internet.

¿Cómo es un curso de Dolcetriz?

Para conocer cómo es la experiencia ILEÓN se incrustó en un curso de cocina básica –ya que este redactor más allá de la cocina de batalla con latas, ensaladas y todo a la plancha no sale– para conocer cómo era la experiencia. Y resulta que lo es, total.

El tema del día era 'Fondos, Salsas y Sofritos'. Según se llega, Eva Dolcetriz recibe a todos los asistentes (ocho): “Esta es una clase fundamental, los fondos, las salsas y los sofritos”, y deja el testigo a Quique Rebollo que introduce la clase como se puede ver en el vídeo de abajo.

Al llegar se les ofrece a todos un dossier con la clase del día. Explican los tipos que hay de fondos (y se aprovecha a hablar de caldos), salsas y sofritos; y también se indican los platos que van a cocinar divididos en equipos de dos personas: fondo blanco fácil, sopa de pollo, salsa de tomate, huevos al plato, salsa romesco y la más famosa de todas (al menos en España)... la mayonesa.

El método es sencillo, se van explicando las cosas una vez se van cocinando. Y los asistentes van tomando notas. Lo mejor, que al final se lo van a comer como si fuera la cena (el curso es de tarde, comienza a las ocho y termina a las once de la noche) y quien quiera puede pagar un poquito más para pedir un vino o una cerveza.

Los asistentes han conocido Dolcetriz de muchas formas. Incluso uno, Óscar –que se apuntó el año pasado porque le atraía cocinar, “pero le daba miedo”– ha vuelto a repetir en el básico y ha convencido a un amigo para que se venga con él. Otros lo han sabido por el boca a boca, por recomendación de amigos. Y alguno por las redes sociales. Todos están contentísimos y muy satisfechos de aprender a cocinar. Además, han hecho nuevas amistades, porque lo de comer (y beber) es un encuentro.

Quique Rebollo explica las cosas de forma muy cercana, pero a la vez muy seria. Se nota que le encanta la cocina y la gastronomía, pero también la Ciencia. Comenta cosas indicando el por qué de las ligazones. “El amor por la cocina lo transmite la ciencia”, indica mientras recomienda documentales y podcasts. Y también da consejos de cómo llevar un cuchillo para no cortarse, qué tipo de ellos debe comprarse. Y enseña a cortar las cebollas (ojo al vídeo inferior, que es un pelotazo porque es un crack comunicativo) y da consejos de seguridad alimentaria y explica con sencillez y mucha gracia toda clase de trucos y técnicas de cocina.

El curso está diseñado al dedillo –es fundamental también mirar los costes y enseñar platos que se puedan hacer en un tiempo razonable, no de un día para otro– resutando muy completo, sencillo, agradable y muy divertido. ¿Tres horas dura el curso? Pues parece que ha sido una. Y lo que se cena... espectacular: si fuera un restaurante estarían recomendándolo a todos los amigos.

Y lo han hecho novatos que hace pocas semanas no tenían ni idea de cocinar. Los platos están para chuparse, literalmente, los dedos.

¿Cómo lo ha conseguido Eva Dolcetriz?

Las cosas no eran fáciles en 2010. Le costó muchos meses tener listo el local, lo que fue un poco desesperante. Pero al final abrió aquel 7 de diciembre de 2011 con una pequeña fiesta. Los años le han dado conocimiento del negocio y hoy puede celebrar el décimo aniversario.

“Ahora ya tengo la experiencia y la realidad del negocio”, comenta, para reconocer que no todo ha sido un camino de rosas, más como madre: “Al principio a mí me salvó vivir encima del negocio, porque mis hijos eran pequeños y yo tenía que estar aquí muchas noches. Algunos días he subido a dar cenas y he bajado, y he metido a los niños en la cama. Eso ha sido así. Ahora son mayores y ya pues ningún problema”.

“Sigo aquí porque sigo haciendo algo que me divierte y me gusta. De alguna manera el negocio se ha automatizado, porque de alguna manera ruedas muchas cosas y eso lo hace más sencillo. Fue un acierto enorme poner en marcha los grupos, que tardamos en ponerlos hasta 2016-2017 porque supuso un ingreso regular. Y empezamos con uno de tarde y uno de noche, nada más. Y después hemos ido creciendo, generando más contenidos. Esa es de esas cosas que dices que por qué no las he hecho esto antes”, se confiesa.

“Lo que sí ha sido un acierto, pero eso fue desde el principio, pensar en la escuela no sólo como escuela de cocina sino como lugar de ocio a través de la cocina. Todos los grupos privados, las cooking party que llamamos, que ahí están los cumpleaños con cocina, despedidas de soltera o de soltero, grupos que vienen a León como tuvimos hace poco uno de chicos vascos que estuvieron pasando un fin de semana en León un puente y decidieron que el último día nos preguntaron si podían hacer un brunch aquí cocinando ellos y, claro, les diseñamos todo a medida y se fueron de aquí a las doce y media para con sus maletas para volver al País Vasco”, explica para mostrar las inmensas posibilidades de sus espacios.

Cumpleaños de niños (y mayores)

“Cumpleaños de niños hacemos un montón y tienen muchísimo éxito y siempre digo cuando dicen las madres 'Ay, es que se lo pasan genial porque les encanta cocinar' que no, que no es porque les encante cocinar, que también, sino porque están todos juntos de verdad conviviendo porque aquellos cumpleaños que nosotros conocimos de estar en tu casa y estar jugando todos de verdad eso ya se acabó. Cuando están aquí lo que tienen es que cuando están aquí sentados se están viendo, y se están riendo, están haciendo juntos una cosa con sus complicidades, más pequeños más mayores, y lo que les mola es que están celebrando el cumpleaños todos juntos”, comenta Eva Dolcetriz; a la que los chavales adoran. Por supuesto, también los mayores pueden contratar su espacio para este servicio.

La vuelta a la normalidad

La reapertura tras la eliminación de las restricciones ha hecho que vuelvan sus clientes –ha llegado a tener medio millar al año, justo antes de la pandemia– y le ha dado un respiro: “La cosa se puso muy mal, con unas letras que pagar todos los meses y sin poder dar clases presenciales, pero logramos sobrevivir; a duras penas pero aquí estamos”, explica orgullosa.

Podría decirse, ahora diez años después, que es un ejemplo de lo que llaman resiliencia.

Cursos de cocina personalizados

Eva Dolcetriz ha pensado y llevado a cabo muchos más proyectos todos los años, tantos que casi habría que escribir un libro en vez de un reportaje, con lo que lo mejor es resumir lo que al final –pese a que le vaticinaron que no, que la clientela en León no daba para ello– sí que ha funcionado.

Son sus cursos de cocina personalizados tanto para novatos (el básico) como gourmets (a los que dedica sus masterclass con cocineros de renombre); específicos con minicursos y monográficos que define como WeCook donde trabajan “un aspecto concreto de la cocina como la técnica, el producto, el origen que ”normalmente ocupan un día pero a veces se extienden a dos o tres jornadas.

Temáticas variadas que se pueden resumir en que se enseña todo: desde aperitivos, carnes, chocolate y dulces, frutas, frutos secos, masas, mariscos, pescados, arroces o repostería. Y también a usar los electrodomésticos, los cuchillos, las baterías y los útiles de cocina. Es decir, todo lo que tenga que ver con cocinar. En su web están descritos todos los que están activos o vendrán próximamente.

Y también cursos completos, “grupos que funcionan desde octubre hasta junio con dos clases al mes entre semana en los que se puede incorporar uno incluso iniciado el curso. La creación de estos grupos está supeditada a la demanda y pueden cambiar cada año. El objetivo es aprender y pasar un buen rato, tanto para los novatos que quieren defenderse en la cocina como para los aficionados con más tablas y ganas de practicar, y aprender cosas nuevas”.

“Ahora mismo ofrecemos clases de cocina nada más. Queremos retomar las líneas de cata, que tuvimos que dejar por falta de profesores. Ahora tenemos clases de cocina con la línea estrictamente de grupos que funcionan durante el curso escolar. Este año hay un grupo de iniciación a la cocina, dos grupos de platos nuevos en horario de tarde y de noche –ya en un nivel medio-avanzado, pero que se sale del recetario clásico para gente a la que le gusta cocinar pero quiere hacer cosas que no sean las cotidianas del recetario clásico español– y uno de cocina creativa, que esas son las clases top, las de restaurante gastronómico. Cada 15 días tienen clase”, especifica.

Y también recuerda que “los monográficos son clases que no tienen fecha fija en el calendario y que tienen contenidos temáticos. Las vamos convocando cuando toca. Las que tienen más éxito son las de arroces y sushi”, asegura. “Ahora son las de cocina de Navidad: haremos cosas de picar navideñas, otra de grandes platos de esta época. Estamos pendientes, y no hemos conseguido este año hacer la clase de setas, porque a pesar de que llovió no hay mucha seta”.

El aliño de todo esto

¿Por cierto, cómo se aliña la mayonesa? “En primer lugar, no se dice que se aliña –corrije el cocinero Quique Rebollo–, se le da sabor”. Y segundo, enseña cómo: si le pones una cucharadina de mostaza y la bates, a mostaza; si le pones aceite de oliva (recomienda hacerla con el de girasol) se convierte en una suave mayonesa de aceite de oliva; si le pones picante... pica; y con cualquier otra, el que se quiera.

¿Y cómo ha podido cumplir diez años Dolcetriz Cookery School? Pues porque Eva Suárez sabía lo que quería: que la gente disfrutara con lo que realmente quería ofrecer, aprender a amar la cocina. Ya que el negocio del futuro, se decía en 2010 cuando comenzó a crearlo, que serían “las experiencias” más que los productos físicos.

Y vaya que sí. Es toda una experiencia inolvidable que uno no se puede perder. Vean la foto de aquí abajo de los alumnos. Lo deja meridianamente claro.

Para contactar con Dolcetriz se puede hacer en su página web o en el WhatsApp (y teléfono) 722439347

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