En recuerdo del mejor amigo

César Sánchez / ICAL El tanatorio crematorio para mascotas Simas, situado en Cabañas Raras.

D. Álvarez/ ICAL

Las multitudinarias visitas a los cementerios son la estampa habitual del día de Todos los Santos, cuando miles de personas aprovechan la jornada festiva previa al Día de Difuntos para depositar flores en el lugar de reposo de familiares y amigos ausentes. Ese recuerdo de los seres queridos se extiende, cada vez con más frecuencia, a los animales de compañía que se convierten en un miembro más de muchas familias y que no disponen apenas de lugares para ser enterrados. La alternativa más usada son los crematorios, como Simas (Servicio de incineración de mascotas), el primero de este tipo que abre sus puertas en la comarca del Bierzo, ubicado en el polígono industrial de Cabañas Raras y con clientes en las áreas de Laciana, Astorga y El Barco de Valdeorras (Orense), según explica su responsable, Lidia Blanco.

“Una mascota a día de hoy forma parte de nuestra vida cotidiana”, resume Blanco, que asegura que los ciudadanos cada vez valoran más este tipo de servicios en los que se ofrece “una despedida digna” al que durante años ha sido el mejor amigo, “con el mismo respeto y cariño que a los familiares humanos”, señala.

Vinculado a la red de clínicas Bierzoo, que dispone de establecimientos en Ponferrada, Cacabelos, Toreno, Villafranca y Bembibre, el crematorio ofrece servicio a las clínicas de la compañía pero también es muy importante para el resto de centros veterinarios que hay en la zona, señala su responsable, ya que se enfrentan al mismo problema a la hora de gestionar los restos mortales de un animal.

Pocas opciones

Cuando muere una mascota, además del inmenso dolor que siente el propietario, se presenta el problema de qué hacer con los restos mortales, un panorama en el que las opciones legales se reducen. En Ponferrada, existe un servicio municipal de recogida de cadáveres de animales domésticos gestionado por la empresa que se encarga de la recogida de basuras, que exige que los restos se entreguen en una bolsa cerrada. En ese sentido, Blanco destaca que Simas ofrece un servicio de recogida con furgoneta adaptada, tanto en el domicilio particular como en la clínica veterinaria del cliente, para aliviar unos momentos que suelen ser muy duros.

En el resto de poblaciones, “el que tiene finca, lo entierra, aunque no es del todo legal”, recuerda la responsable de Simas. De hecho, la normativa prohíbe este tipo de enterramientos y sólo autoriza los sepelios en los cementerios de mascotas autorizados. El problema es que en España aún existen pocas instalaciones de este tipo y la mayoría se concentran en el entorno de grandes ciudades como Madrid, Barcelona o Valencia. En el año 2010, una empresa berciana dedicada al mármol proyectó construir un camposanto para animales en un terreno de más de 4.000 metros cuadrados, en la localidad de Narayola, aunque finalmente la iniciativa quedó en agua de borrajas.

La otra opción que existe llegado el momento de despedir al mejor amigo es la incineración. En el caso de las incineraciones colectivas, lo que habitualmente busca el cliente es resolver el problema medioambiental que causa el cadáver. Este sistema, más pragmático, tiene un coste inferior al de la incineración individual, en la que el propietario recibe las cenizas de su mascota en una urna. “La familia que desea despedir a su mascota entra en una sala privada donde su mascota está expuesta, colocada de una forma que parezca que está dormida”, explica la responsable de la empresa. En estas salas de velatorio, las familias disponen de un lugar íntimo para dar el último adiós a sus amigos. Además, desde la misma sala, a través de un cristal, el que así lo desee puede asistir a la incineración.

Semillas de futuro

Una vez finalizado el proceso, el cliente dispone de un abanico de posibilidades para llevarse los restos de su mascota, desde joyas hasta diferentes modelos de urnas de madera o cerámica. También las hay de material biodegradable para poder enterrarlas y que desde ellas crezca un árbol. Desde su puesta en marcha, en noviembre del año pasado, más de un centenar de usuarios han llevado a cabo incineraciones individuales. Además, la compañía lleva a cabo un “minucioso registro” del horno crematorio y de la entrada de animales en el caso de las incineraciones colectivas. “La legislación es muy severa y nos sometemos a inspecciones periódicas, como no podía ser de otra manera”, explica la responsable de las instalaciones.

De entre los clientes que han tenido que usar este novedoso servicio, Blanco recuerda anécdotas como la despedida de un perro que congregó a una veintena de personas en las dependencias, a la manera de un funeral, o una familia que desenterró los restos de su perro para incinerarlos y poder llevarse las cenizas, antes de vender la finca donde descansaban los restos del animal. “Hay propietarios a nivel particular, incluso gente a la que todavía no le ha fallecido la mascota, que se han acercado a conocer las instalaciones y el servicio para el día que pase”, explica Blanco.

Más de 13.000 perros en la ciudad

El primer centro de incineración de mascotas de Castilla y León abrió sus puertas en 2008 en la localidad leonesa de Villanueva del Carnero. Desde entonces, centros de este tipo han proliferado en las distintas provincias de la Comunidad ante una necesidad que cada vez se hace más presente en la sociedad. Y es que el aumento de la presencia de mascotas en los hogares españoles ha sido una constante a lo largo de los últimos años, con un total que supera los 13 millones de animales de compañía censados, de los que más de un 90 por ciento son perros.

En el municipio de Ponferrada, según datos oficiales, hay en la actualidad más de 13.000 canes registrados, cuando una década atrás apenas se superaba la cifra de 5.000. Puesto en perspectiva, el número de perros en la ciudad supera al de menores de edad y equivale a una quinta parte de la población total. El Ayuntamiento dispone de un albergue municipal en el que se custodian los perros abandonados hasta que encuentran una familia que los adopte y también colabora en la gestión del banco de alimentos para mascotas. Además, desde hace varios años, cada 2 de septiembre se abren las puertas de las piscinas del barrio de Flores del Sil para que los compañeros peludos puedan disfrutar de un chapuzón con sus dueños antes del final del verano.

Esta realidad también tiene su repercusión económica, con la demanda cada vez más común de personas que desean pasar sus vacaciones acompañados por sus fieles amigos. En la comarca, la campaña 'El Bierzo Dog Friendly', impulsada por la asociación de propietarios y amigos de los perros, cuenta con 232 establecimientos adheridos, entre los que figuran alojamientos, restaurantes, centros culturales y tiendas de todo tipo. El colectivo también ha puesto en marcha una página web específica que recoge la oferta turística destinada a este tipo de visitante que viaja con su mascota.

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