35 años desde la fatídica explosión de grisú en Fabero que se cobró la vida de 8 mineros

Este lunes se cumplen 35 años de uno de los accidentes mineros más graves de la historia de España./ Foto: Infobierzo.com

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Lunes, 19 de noviembre del año 1984. Los mineros de Fabero comienzan el primer turno a las 8:30 horas. La localidad de Fabero comenzaba la mañana sumida en una apacible calma, sin saber que en el piso 17 sur del Grupo Río de Combustibles (Cofasa), una bolsa de gas grisú había estado acumulándose durante todo el fin de semana. Sucedió la tragedia: el gas acumulado provocó una deflagración que arrebató en el acto las vidas de Luciano Iglesias (41 años), Adelino Alonso (32 años) y Manuel García (28 años).

Los mineros del piso 18, alertados por el estruendo de la explosión, acudieron a intentar socorrer a sus compañeros en un caos de humo y olor a carne quemada que hacían temer lo peor. Los habitantes de Fabero se congregaron en las inmediaciones de la mina con el miedo en la garganta. El entonces doctor Agustín Rodríguez ordenó la evacuación de los heridos al Hospital Camino de Santiago de Ponferrada.

Siete hombres fueron enviados al Hospital La Paz de Madrid y uno más a la Unidad de Quemados de la Cruz Roja, también en la capital. Con quemaduras en más del 85% de sus cuerpos, Ramiro Guerra (24 años), Santiago Álvarez (21 años), Tomás Abella de la Mata (35 años), Emilio Álvarez González (24 años) y Manuel Tejón (26 años), sumaron sus vidas a las que se cobró el gas grisú aquel fatídico día en la localidad berciana. 12 mineros más sufrieron heridas graves.

En total, ocho familias destrozadas. El alcalde de Fabero, Felipe del Castillo, visitó las ocho viviendas del municipio minero para trasladar sus condolencias, en una jornada política aciaga. Los Reyes y el presidente del Gobierno, Felipe González, así como muchas otras autoridades, emitieron telegramas de pésame a los familiares de los fallecidos en el que se considera uno de los peores accidentes mineros del país.

El dolor se convirtió en rabia. La opinión pública y los sindicatos hablaban de negligencia, de carencia en los protocolos de seguridad. El 22 de noviembre, el diario El País informaba de la réplica de Combustibles Fabero, negando la versión de los propios trabajadores de la mina. Ningún responsable al que señalar por la muerte de ocho hombres. Tribunales y peritos fueron incapaces de determinar las causas del accidente. Pasaron años hasta que el ingeniero director de Combustibles Fabero, el capataz-jefe del tajo y el vigilante encargado de las mediciones del gas fueron condenados a penas menores de cárcel.

Andrés Calvo tenía 21 años cuando sobrevivió al accidente y explicó al diario El País el día después de lo ocurrido que empezaron a notar un aire caliente muy extraño. “Después había mucho polvo negro e inmediatamente algo estalló”, recogía su relato. El joven dijo entonces que fue “el único que no perdió el conocimiento”, pero que “muchos de mis compañeros quedaron secos en el suelo”. Combustibles Fabero cerró en el año 1993 y la plantilla fue trasladada a la empresa de Victoriano González, que más tarde adquirió Victorino Alonso.

Cinco años antes, en octubre del año 1979, otra deflagración de gas grisú arrebató la vida a diez mineros en el pozo María de la Minero Siderúrgica de Ponferrada en Caboalles de Abajo.

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