Nunca es tarde si La Bicha es buena

Paco atendiendo la morcilla en su plancha recién estrenada / C.J.D.

C.J. Domínguez

Si no tiene nada que hacer, por favor, no vaya a hacerlo detrás de la barra del bar La Bicha, en el Barrio Húmedo de León. Así se lo sigue recomendando un cartel dentro de este famosísimo establecimiento hostelero leonés, resumiendo el espíritu campechano, brusco y libre de Paco, su dueño desde hace 38 años.

Ese mismo cartel que resume el espíritu de La Bicha tanto como el olor a morcilla y chorizo de León, ha sido colocado de nuevo en un local totalmente remodelado pero que por dentro mantiene el mismo tamaño e idéntico espacio de La Bicha de siempre.

El interior del bar conserva el mismo aspecto de siempre, incluso en parte de la decoración / C.J.D.

Desde que causara conmoción hace meses el cierre sorpresa del bar situado en la plaza de San Martín, en el corazón del Húmedo, el propio Paco se encargó de derribar el edificio y volverlo a levantar con sus manos. Hoy el inmueble luce un aspecto remodelado y el bajo, donde se sitúa el bar, conserva el sabor de siempre pero con pinta de recién inaugurado. Ya dijo en una entrevista excusiva a iLeon.com que iba a “seguir siendo el mismo chiringuito” y lo ha cumplido.

Fin a medio año cerrado

Cuando se traspasa el viejo cartel de madera de siempre, que ha regresado a su lugar original en la fachada, la plancha inmaculada y reluciente, la campana lustrosa, la madera blanca interior perfecta, el techo de madera vista y nuevo mobiliario esperan a los clientes, que ya llenan por decenas este pequeño bar cada mediodía y cada tarde-noche desde hace dos semanas. Como si no hubiera permanecido cerrado medio año. En aquella entrevista dijo que abriría de nuevo al principio del verano y no ha fallado ni en un día.

Las paredes se han vuelto a decorar con las mismas fotos e imágenes: varias del Ché Guevara, animales autóctonos y paisajes leoneses, el escudo de la provincia leonesa y fotografías antiguas de la ciudad. Los servilleteros continúan amarrados para que nadie se los lleve y bajo ellos cuelgan modernos cubos verdes con aspecto de Ikea.

“Ya tenía ganas de volver”

Entran los parroquianos de siempre y Paco deja la morcilla en la plancha para tener una charla con todos. “Qué alegría volverte a ver, pareces más joven”. Y es verdad que Paco, con el pelo arreglado, camisa blanca y el mandil rojo parece otro, después de meses de uniforme de mono de obra. “Es que la obra quema mucho, ya tenía ganas de volver, esto es mejor que el maquillaje”, responde.

Política a voz en grito

Con la conversación regresa en su salsa el hostelero más veterano y controvertido del Barrio Húmedo, metiéndose de lleno en la actualidad política sin importarle quién le escuche. “En lo que llevo cerrado hemos conseguido dos cosas muy importantes: que el Rey se haya marchado y que Rubalcaba también; a ver si de la próxima tacada caen algunos más, Rajoy y compañía”.

Y como no, sale a relucir el efecto Podemos y Pablo Iglesias. “Es que la gente estamos hasta los cojones de ver a los mismos perros con distintos collares y de sostener con nuestro dinero a los que nos han arruinado, es lógico que destaque el que hable de acabar con todo eso de una puta vez”, opina a voz en grito.

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