El Barrio Romántico de León y la hostelería leonesa despiden a la cocinera y empresaria Mercedes Valderrey
Si uno de los espacios hosteleros más conocidos de la capital leonesa, el Barrio del Cid de León, también conocido como Barrio Romántico, tiene algunos impulsores más destacados, Mercedes Valderrey, empresaria hostelera y cocinera, es sin duda uno de los nombres más relevantes. Pero hoy, el sector entero y este céntrico barrio leonés viven un día triste al conocer la muerte, a los 47 años de edad, de una emprendedora de libro a la que la ciudad le debe mucho.
María de las Mercedes Valderrey Prieto, natural de la localidad de Castrillo de la Valduerna, donde este sábado 3 de julio será enterrada tras un funeral a las cinco y media de la tarde, falleció este viernes tras una enfermedad.
Hacía unos cuatro años ya que no regentaba el pequeño bar-restaurante, templo del picoteo, que era La Jouja, situado en la Calle de Fernando G. Regueral pero con vistas a la Plaza de Torres de Omaña, y en el que Mercedes supo hacerse un enorme hueco en la hostelería de la zona. Incluso para convertirse durante varios años, en la primera década del nuevo siglo, en una de las empresarias que más dio a conocer el Barrio Romántico para cosechar el éxito que hoy tiene como zona de alterne en pleno centro de León.
No en vano, por aquellos años estuvo al frente a la recién nacida Asociación de Hosteleros del Barrio Romántico de León, de la que fue presidenta varios ejercicios pero también con otros cargos como tesorera. Junto al Centro Comercial Abierto León Gótico y con apoyo municipal, impulsaron numerosos eventos promocionales de la zona, como los ciclos 'León es +', con conciertos y actuaciones artísticas en plena calle que atraían a cientos de personas. Por aquel entonces también regentaba otro no menos mítico local, el Café Ékole, en la misma calle que La Jouja, que bajo su dirección se convirtió en otra referencia de los cocteles y la sobremesa.
Mercedes Valderrey era una emprendedora de excelente mano en la cocina. La carta de La Jouja, en la que reinaban con firmeza su contundente cocido maragato o los “borrachillos de mi abuela Mercedes”, conjuntando tradición de su comarca natal e arriesgada innovación culinaria, se convirtió durante los años que permaneció abierto en un lugar muy apreciado para disfrutar los sabores de León.
En los últimos años, además, fue socia fundadora, de entre las dieciocho pioneras, de la Asociación Entretantas, Cocineras de Castilla y León, que aunaba el mejor talento femenino de la Comunidad de Castilla y León.
Su compromiso en todos los ámbitos, también en el cultural, la llevó a ser una férrea defensora de asuntos tales como el patrimonio, destacando por ejemplo su implicación con la protesta por el proyecto de reforma que el Ayuntamiento de León pretendía ejecutar en la Plaza del Grano del Barrio Húmedo de León.
Ahora, a raíz de su temprana muerte, el Barrio Romántico y la cocina leonesa tienen una estrella menos. Y también un mito más.
