El accidente minero que la democracia olvidó

Imagen del entierro de los mineros en Caboalles de Abajo. Revista El Mixto

Antonio Vega

Mientras en estos tiempos se dirime en despachos de Ministerios y juzgados de lo Mercantil el negro futuro de la minería española, en Laciana se recuerda el accidente minero más grave de su historia. El sucedido un 17 de octubre de 1979 en el pozo María de Caboalles de Abajo y en el que perdieron la vida diez mineros como consecuencia de una explosión de grisú.

35 años después Laciana vive una de sus mayores crisis con una tasa del paro que roza el 38% (37,4% según datos de agosto del SEPE) y una despoblación que no contribuye a la mejora de sus cifras económicas. Y 35 años después no hay ninguna mina en funcionamiento en Laciana, cuando siempre ha sido considerada una de las capitales mineras del país.

Pero el carbón y la minería son parte del ADN 'tsacianiego' y la mirada se torna melancólica y triste sobre un suceso en el que fallecieron diez personas y que hasta 25 años después no logró que la verdad de lo sucedido formara conciencia sobre sus habitantes. La publicación en el 2004 en la Revista El Mixto de Laciana de un reportaje, firmado por Victor del Reguero, sobre lo sucedido provocó una ola de recuerdo e impresión sobre una verdad silenciada, una verdad oficial impuesta y no cuestionada sobre la que no hubo responsabilidades y que contribuía a aclarar lo que pasó en el pozo María para que diez personas perdieran su vida.

Fallecidos en el trágico accidente del 17 de octubre de 1979 en el pozo María. Extraído de la Revista El Mixto de Laciana.

El accidente minero tuvo lugar en la capa 13 del pozo María, a unos 150 metros de profundidad, y en él perdieron la vida Basilio Uría Cangas, Manuel Gómez Díaz, Adolfo Real Suárez, Emilio Pinillas Álvarez, Arselí Fernández Díez, Otilio Álvarez Fernández, Antonio Restrepo Vior, Manuel González Acero, José Auviaña Díaz y Alfredo Prieto Suárez. Todos tenían entre 19 y 46 años y seis de ellos tenían hijos. La versión de la empresa explicó que el terrible accidente se había debido a un derrumbamiento, y aunque ya se apuntaba incialmente a una explosión de grisú como causa lo negaron, pese a que varios cadáveres salieron quemados.

La entonces Minero Siderúrgica de Ponferrada (MSP) era dueña del grupo María desde 1920. La empresa estaba en manos de algunas familias pertenecientes a la oligarquía franquista que se reconvertía a la democracia para mantener sus negocios como los Ussía (Banco Central), los Villalonga o los Botín (Banco Santander). Los restos de MSP hoy deambulan por el menguante imperio minero español del empresario Victorino Alonso.

El contexto histórico de la época, con una democracia recién estrenada y apenas asentada, y la fragilidad de las nuevas estructuras sociales -sindicales, políticas y sociales- pudieron contribuir a que un manto de olvido cubriera los hechos y obviara responsabilidades en lo sucedido. Este accidente ocurrió apenas meses después de las elecciones municipales de 1979, las primeras democráticas, y en las que los comunistas del PCE lograron hacerse con la alcaldía de Villablino en medio del turbulento clima político de la época.

El rescate de los mineros fallecidos duró dos días y en él intervinieron 2.000 compañeros de labores del pozo y del resto de la comarca. Los entierros en sus localidades fueron multitudinarios y emotivo sobre todo el de Caboalles, de donde eran la mayor parte de las víctimas. Cuentan las crónicas periodísticas de la época que el silencio en Villablino en aquellos días era impresionante y que las calles estaban llenas de banderas de España con crespones negros como nunca se ha vuelto a ver.

Versiones no coincidentes

Los informes de los sindicatos apuntaban a una explosión de grisú como causa y a una posible responsabilidad por falta de medidas de seguridad y materiales deficientes. El oficial, el que contaba de verdad, explicaba que se trataba de un hundimiento y una posterior explosión de grisú que provocó más derrumbes y la presencia de monóxido de carbono en la galería, resultando todo ello fatal para los mineros. Sobre los problemas de seguridad que denunciaron los sindicatos y mineros no hubo responsabilidades.

Desde el 2004 los testimonios y la investigación recogidos en la Revista El Mixto contribuyeron a dar luz a los hechos reales de este terrible accidente, el más grave de la historia minera de Laciana. El grupo María fue cerrado en el año 2000 y hoy es pasto del inexorable paso de la naturaleza.

1979 fue el el primer año de pérdida declaradas por la MSP tras la Guerra Civil y el comienzo de su lento declive que finalizaría en 1992 con su quiebra y posterior traspaso al polémico Victorino Alonso. En el año 2008 la empresa desapareció al fusionarse para crear Coto Minero Cantábrico. Actualmente esta sociedad está en concurso de acreedores y pendiente de su adjudicación a un nuevo propietario o de su liquidación.

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