Riaño recupera el pendón de difuntos perdido

Imagen del pendón, creado a partir de restos del antiguo.

Gracias a la colaboración de la Cofradía del Bendito Cristo de la Veracruz de la localidad de Valverde de la Sierra, el Museo Etnográfico de la Montaña de Riaño ha confeccionado de nuevo cuño el pendón de difuntos, partiendo de los restos del original, facilitado por la Cofradía, que se encontraba en estado ruinoso. Hoy se puede contemplar en una sala de este Museo.

Son muy pocos los pueblos leoneses que conservan este tipo de pendón. Existe referencia de su existencia en el pueblo leonés de Velilla de la Reina, documentado ya en 1678, que es titularidad de la Cofradía del Santísimo y se saca actualmente en los entierros de los vecinos. Es de tela de damasco negro.

El pendón de difuntos de Valverde de la Sierra es igualmente de damasco negro, de tres paños (el superior de 65 centímetros, central de 50 centímetros y 65 centímetros el inferior), separados por dos grecas doradas centrales de 4 centímetros de ancho cada una y fleco de algodón que lo bordea en todo su perímetro, con una combinación de hilos de color negro y pardo. El palo mide 3,80 metros. El ancho de la tela es en la parte superior de 2,20 metros y en la parte inferior es de 1,50 metros.

El pendón se utilizaba para ir a buscar al difunto de la Cofradía a su casa, con el fin de acompañarlo hasta la iglesia para la misa funeral, y desde la iglesia al cementerio posteriormente.

El negro simboliza tristeza, dolor, muerte. El pendón está cortado en disminución, de arriba hacia abajo, simbolizando el luto con la inclinación de la tela. Es el color también de los pendones de ánimas, cuando existiera en el pueblo Cofradía de las Ánimas. En Valverde de la Sierra también se recuerda la existencia de esta Cofradía.

La Cofradía del Bendito Cristo de la Vera-Cruz la forman actualmente 20 cofrades, una abadesa, Araceli Fernández, un secretario y dos claveros. Desde el año 1997 se admiten mujeres en la Cofradía. Su origen se remonta a los primeros años del siglo XVII. Entre sus bienes, se cuenta los restos de una ermita a la salida del pueblo, un arca, candelabros, fincas, el Cristo del altar mayor de la iglesia parroquial, talla de Santa Águeda, pendón y un esquilón hoy desaparecido, con el que se tocaba por cada casa de cofrade, anunciando la muerte de un miembro de la Cofradía.

Un estudio muy interesante sobre la Cofradía se publicó en el número de agosto de 2015 en la Revista Comarcal Montaña de Riaño, cuyo autor es Ramón Gutiérrez Álvarez.

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