La tormenta destrozó carreteras en la comarca de La Cabrera y causó importantes daños

Estado en el que quedó la carretera LE-164. / Foto José Mayo

Las tormentas de ayer jueves en diferentes puntos de la provincia de León fueron más que las espectaculares granizadas, con diámetros pocas veces vistos y que se han llevado casi todos los titulares.

Y es que la tromba de agua incontenible que cayó en algunos lugares de la geografía leonesa, y muy particularmente en la comarca de La Cabrera, causaron auténticos ríos donde había carreteras y dejaron un importante balance de daños materiales e incomunicación temporal.

Algo así ocurrió en la localidad de Silván, en el municipio de Benuza, en la que los vecinos no daban crédito del panorama que se montó en un momento de lluvia torrencial.

El agua caía por su carretera general, la LE-164, como si de un río se tratara. Las calles aparecieron de pronto con corrientes que muchos cauces fluviales no tienen en esta época del año. Y en su bajada, el agua arrastraba todo tipo de materiales, causando destrozos abundantes en no pocos lugares del pueblo.

La propia carretera se vio afectada de lleno, arrastrándose grandes piedras, abundante material de tierra y barro y llevándose por delante incluso los quitamiedos. En un momento, el paso por la vía quedo impracticable y hubo que ponerse de manera casi inmediata manos a la obra, con ayuda de una retroexcavadora, para retirar todo el material acumulado y conseguir al menos reabrir la carretera.

No consta, al menos, que se produjeran daños personales a pesar de una tromba que hace años que no se veía en esta comarca, acaso la última vez en 2018, cuando las tormentas arrastraron hacia los ríos de la zona toda la ceniza del pavoroso incendio sufrido el año anterior.

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