La Junta cancela cirugías en cuatro de 20 quirófanos de León y rebaja la actividad de tarde por la “tensión” del coronavirus

El vicepresidente, portavoz y consejero de Transparencia, Ordenación del Territorio y Acción Exterior, Francisco Igea, y la consejera de Sanidad, Verónica Casado, comparecen en rueda de prensa telemática posterior al Consejo de Gobierno. / Leticia Pérez / ICAL

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La Gerencia Regional de Salud ha tenido que comenzar a cancelar cirugías programadas no urgentes en nueve hospitales de la Comunidad, debido a la elevada “tensión” que se vive en los centros por el impacto del COVID-19 que obliga a extender camas ucis para atender a los enfermos. En estos momentos, hay ingresados 1.716 pacientes con COVID-19 en los hospitales, de los que 1.486 están en planta y 230 en las unidades de críticos. Esto supone una ocupación general en planta del 73 por ciento (el 25 por ciento de COVID) y en las UCI extendidas del 70 por ciento.

En concreto, en el Hospital Universitario de Burgos hay sólo siete quirófanos funcionando, en el Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid se han cerrado cuatro; en el Clínico, nueve de 21; en el de Medina del Campo están cerrados dos y operativo uno, mientras que en León hay cuatro de 20 cerrados y se ha reducido la actividad de tarde; en el Palencia hay tres cerrados más; en Soria, uno de seis, y en Zamora, uno de ocho. De momento se mantiene la actividad ordinaria y programada con normalidad en los hospitales de Ávila, Aranda de Duero, Miranda de Ebro, El Bierzo y Segovia.

La consejera de Sanidad, Verónica Casado, reconoció que el cierre de los quirófanos para extender camas uci para atender la patología COVID-19 tendrá su impacto en la cirugía programada y en la lista de espera, ya que se están retrasando las intervenciones no urgentes. “Van a empeorar las demoras”, pero no en los procesos oncológicos y en las patologías urgentes, donde se trabaja para atenderlos con planes de contingencia que, por ejemplo, en el caso de Burgos ya ha llevado a derivar cirugías a las privada.

La diferencia con la primera ola, explicó la consejera, es que entonces se puso todo el sistema al servicio del COVID-19, y ahora se trabaja para que conviva con el resto de patologías graves e importantes.

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