CSIF reclama más plantilla en la prisión de León y denuncia un 25% de vacantes sin cubrir

Imagen del interior de la prisión de Villahierro, en Mansilla de las Mulas. / Vimeo

ICAL

La Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) reclamó hoy más personal para el dentro penitenciario de Villahierro, situado en Mansilla de las Mulas, donde la plantilla tiene un porcentaje de plazas vacantes de cerca del 25%, y en el que en los últimos meses ha recibido a presos calificados como '91.3', es decir, con mayor índice de peligrosidad, aquellos que se consideran inadaptados al sistema y que cuentan con incidentes reiterados.

Para el sindicato, la cobertura de las plazas vacantes permitiría evitar incidentes como el último ocurrido el pasado miércoles 16, en el que dos trabajadores del centro resultaron heridos por una agresión de un recluso al ser reducido en su celda del módulo de aislamiento.

CSIF recordó que este centro penitenciario “no se encuentra preparado para recibir a este tipo de reclusos”, ya que “cuenta con una de las plantillas más envejecidas” de toda Castilla y León, a lo que se suma el porcentaje del 25 por ciento de plazas vacantes, lo que “redunda en el buen funcionamiento diario de la prisión”, en la que “ha aumentado la conflictividad de manera significativa con la gran cantidad de presos peligrosos que recibe en los últimos tiempos”.

Por ello, el sindicato solicitó a la administración “soluciones inmediatas” para evitar que “este tipo de agresiones periódicas se conviertan en aún más habituales”, para lo que “el primer paso es aumentar la plantilla y acabar con el gran número de vacantes”. De Igual manera, pidió que “no se retrase más” la consideración de los trabajadores penitenciarios como agentes de la autoridad y que se revisen sus condiciones laborales, “que tanto hace que no se negocian”.

Agresión

La última agresión producida en Villahierro tuvo lugar sobre las 20 horas del miércoles, 16 de junio, cuando un interno, de los clasificados en el Art. 91.3 y considerado muy peligroso, rompió la silla de su celda, un cristal de la ventana y el colchón y comenzó a tirar por la ventana al patio trozos del colchón ardiendo.

Cuando los funcionarios fueron a su celda, se encontraron al interno armado con dos objetos punzantes que había obtenido al romper la silla y se los intentó varias veces en el cuello, aunque no lo logró gracias al material de protección disponible.

Durante la reducción del interno resultaron lesionados dos funcionarios de carácter leve que, al igual que el interno, fueron atendidos en la enfermería del centro penitenciario.

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