Asaja cifra los perjuicios a 4.000 productores de maíz leoneses con la rotación de cultivos de la PAC

Plantación de maíz en Sahagún. / ICAL

La preocupación de los agricultores leoneses ante la obligación que pretende imponer la nueva PAC (Política Agraria Común) de rotar de cultivo las fincas cada año y como consecuencia de ello reducir las siembras de maíz, es mayor que la que tienen los productores de otros territorios y sobre todo de otras grandes zonas productoras de Centroeuropa.

Así lo afirma el secretario general de Asaja León, José Antonio Turrado, con varios argumentos. Entre ellos, apunta que en España, y en particular en León, el maíz se cultiva en regadío, por lo que para ello el Estado primero, y los agricultores después, han hecho unas inversiones “enormes” en sistemas de riego que hay que amortizar y ello solo es posible con cultivos que ofrezcan una rentabilidad razonable y el maíz cumple este requisito.

En León, añade, hay muchas épocas del año en las que las tierras están inaccesibles para las labores, tanto para recolectar el propio maíz, como para hacer siembras de otros cultivos que entren en la rotación. En definitiva, explica, las siembras de invierno, en las zonas productoras de maíz son imposibles agronómicamente muchos años, lo que limita la opción de cultivos alternativos como el trigo.

En la agricultura de regadío de León, apunta, con producciones de maíz de medias de 13.000 kilogramos por hectárea y producciones frecuentes de más de 15.000, es difícil encontrar otro cultivo que entre en la rotación que permita rentabilidades similares, y así por ejemplo el trigo de regadío tiene una rentabilidad un 40 por ciento inferior y porcentajes todavía mayores en cultivos oleicos como el girasol o la colza.

Por el contrario, en el resto de Europa, con unas producciones de maíz en el entorno de las 7,5 toneladas por hectárea, hay muchos cultivos que entran en la rotación con unas rentabilidades similares, entre ellos los cereales de invierno, los cultivos oleicos, las proteaginosas, muchos forrajes y por supuesto la patata y la remolacha. “Ellos sí tienen alternativas desde el punto de vista económico, mientras nosotros no”, subraya.

Turrado considera que los 4.000 productores de maíz de la provincia de León, con 78.500 hectáreas sembrada este año, se encuentran con unos cambios normativos que lesionan “grave e injustamente sus intereses”, y “como es un problema territorial muy limitado dentro de una Unión Europea de veintisiete países, está costando muchísimo hacerse oír en las instituciones que tienen la capacidad de legislar al respecto”.

“No es un mal de todos, que cuando es de todos o de muchos suele tener arreglo, es un mal de unos pocos agricultores leoneses a los que a estas horas del partido únicamente nos está entendiendo el consejero de Agricultura de la Junta de Castilla y León; el ministro Luis Planas presuntamente conoce el problema pero parece ignorarlo y en Bruselas nada saben de los problemas que se nos vienen a los cultivadores de maíz de León precisamente por ser los más eficientes de Europa”, detalla.

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