Riaño recuerda a los pueblos inundados del valle lanzando capilotes al agua del pantano

Imagen de una procesión durante la Fiesta del Capilote de 1986.

Redacción ILEÓN

La asociación Riaño Vive organiza el sábado 11 de mayo una procesión en recuerdo al pasado inundado del valle de Riaño tras la creación del pantano en 1987. El acto se enmarca dentro de la Fiesta del Capilote, que ha alcanzado su 15 edición y que incluye conciertos, bailes y concursos, y consiste en lanzar capilotes (o narcisos), las flores que simbolizan la resistencia del valle, a las aguas del embalse de Riaño.

El primer 'Día del Capilote' tuvo lugar en el viejo Riaño en el año 1985. La abundante flor amarilla de la montaña surgió como símbolo de la protesta contra el derribo y desalojo de varias viviendas de Riaño para realizar la nueva carretera previa a la destrucción completa del valle y su inundación.

El origen del pantano data de finales del S. XIX con el diseño de las grandes infraestructuras hidráulica del país, bajo el nombre del pantano de Bachende. En 1963 el Gobierno del dictator Franco retomó el proyecto aprobando su construcción en 1966 y el Gobierno del PSOE de Felipe González las remató con urgencia en 1987, antes de que entraran en vigor las normas europeas de medioambiente en 1988 que habrían imposibilitado su construcción. En cuatro días las crónicas narran cómo fueron demolidas 60 viviendas y desalojadas a la fuerza 33 familias.

Alfonso (Fonso) González Matorra, quien forma parte de la asociación Riaño Vivo, especifica que este tipo de manifestación ya se había hecho hace 37 años, aunque de forma improvisada. El autor del libro, 'Tocan las campanas a Concejo' (Letrame Grupo Editorial), reconocido también por su campaña para vaciar el pantano 'caldero a caldero', aprovecha esta fecha para conmemorar el 15 aniversario de las Jornadas del Caldero y de la asociación que lidera la resistencia de los vecinos del valle anegado por las aguas del pantano.

González no ceja en su empeño de reivindicar justicia contra “el monstruo que es este pantano y que vemos como normal, pero que no lo es”. Asegura que, a pesar de haber pasado 37 años, no ha dejado de dedicar un solo día al valle: “Trabajamos caldero a caldero y el trabajo es grande, pero no hacerlo es como aceptar la injusticia y eso no es ninguna virtud”, cita.

Entre las reclamaciones más históricas de Riaño Vivo se encuentra el vaciado del pantano, aunque González reconoce que todavía no se ha dado la circunstancia para negociar esta situación: “Es algo que está ahí, sigue estando, pero cuando lo propusimos recibimos una respuesta muy negativa de las administraciones de la montaña”.

La procesión partirá a las 12 horas desde el Museo Etnográfico de Riaño. Los organizadores animan a participar a riañeses, pero también a “todas aquellas personas que sienten que han perdido algo importante bajo esas aguas; lejos de cuestiones materiales”. González, por su parte, ya confirma que sus capilotes irán dentro de un caldero.

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