La siembra de leguminosas se dispara un 87,4% en los últimos cinco años en Castilla y León

Lenteja Pardina Tierra de Campos

S. Gallo / Ical

El campo de Castilla y León está haciendo una apuesta importante por el cultivo de las leguminosas. La superficie sembrada de estos productos ha crecido de manera relevante, en especial en los últimos cinco años, con un 87,4 por ciento más de hectáreas que en 2013. También creció el número de hectáreas dedicadas a estos cultivos respecto al año 2016, aunque lo hizo de manera más ligera, en un 20,3 por ciento.

La mayor apuesta se ha hecho en el caso de las habas secas, que en el último año ha duplicado la superficie sembrada en la Comunidad -de 2.385 hectáreas en 2016 a 4.837 un año más tarde-, aumento mucho más llamativo en los últimos cinco años si se tiene en cuenta que en 2013 apenas se cultivaron 176 hectáreas de este producto, o que hace una década no había superficie destinada a esta leguminosa en Castilla y León.

También es relevante el crecimiento de la lenteja, que ocupó en 2017 un total 8.881 hectáreas en la Comunidad, y que casi dobló en un año las 4.579 hectáreas sembradas en 2016, una tendencia que ya viene mostrándose desde hace tiempo con un aumento de la superficie cultivada de esta legumbre de más de un 72 por ciento en los últimos cinco años. La veza, también sigue en aumento, en el último año en casi un 18,5 por ciento, y es la leguminosa que, con casi 80.000 hectáreas, más superficie ocupa en Castilla y León.

Así lo reflejan los datos de la Encuesta sobre Superficies y Rendimientos de Cultivos (Esyrce) publicada por el Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (Mapama), que evidencian el crecimiento de las hectáreas de garbanzo sembradas en Castilla y León en más de un 30 por ciento en el último año -un 80,4 por ciento en los últimos cinco años-. Incrementos más modestos han experimentado respecto a la siembra de 2016 otros cultivos como los guisantes secos (21,4 por ciento), los yeros (20,8 por ciento) o la veza (18,4 por ciento).

Según esta misma encuesta, se han producido caídas de importancia en la siembra de otras leguminosas, que se han convertido en minoritarias en Castilla y León. Es el caso de los altramuces y las algarrobas, que cuentan en cada caso con alrededor de un centenar de hectáreas sembradas y que han descendido de manera importante en los últimos años en cuanto a la superficie de la que disponen, ya que los altramuces llegaron a ocupar casi 1.500 hectáreas y más de 850 las algarrobas.

Referente nacional

Los resultados de Esyrce 2017 indican la disminución de la superficie de cereales y más ligeramente la de los cultivos forrajeros mientras que leguminosas y tubérculos de consumo humano la aumentan notablemente. Las leguminosas grano incrementaron su superficie un 14,68 por ciento respecto a la del año anterior -hasta las 466.420 hecatáreas- de las que casi el 36 por ciento se encuentran en Castilla y León.

Las hectáreas que ocupan algunas leguminosas en la Comunidad respecto a la superficie nacional de ese mismo cultivo son mayoritarias. Es el caso del altramuz -135 hectáreas de las 197 en España-, la veza -79.513 hectáreas de las 116.806 nacionales- o las judías secas -con 3.560 hectáreas de las 5.407 totales-. Los cultivos que menos superficie ocupan en el referente nacional son, por el contrario, las algarrobas (13,5 por ciento), los yeros (14,4 por ciento) y las habas secas (16,1 por ciento).

Buenos datos

Desde las figuras de calidad se muestran contentos por la evolución de estos cultivos en los últimos años y destacan el momento de estabilidad que están atravesando en términos generales. Desde Legumbres de Calidad -que engloba a los garbanzos de Pedrosillo y Fuentesaúco, la lenteja de La Armuña y la judía del Barco de Ávila- su director técnico, Nicolás Armenteros, estima que la conmemoración en 2016 del Año Internacional de las Legumbres supuso “un punto de inflexión” a la hora de poner las bases para que estos productos se tengan en cuenta “como un plato interesante” y de generar “más sensibilidad e interés” por su recuperación y “mayor visibilidad”.

Armenteros explicó a Ical que las figuras de calidad que aglutinan se encuentran “más estabilizadas” frente a otras que “han crecido más”. De todas ellas, quizá el garbanzo de Pedrisillo es el más favorecido con un crecimiento en los últimos años de entre un 70 u 80 por ciento respecto a otros años. La lenteja de La Armuña está “estabilizada” y el garbazo de Fuentesaúco “varía de un año a otro”. Por el contrario, la judía del Barco de Ávila “no está en su mejor momento” y la confianza es que “no disminuya” dadas las condiciones en las que se encuentra.

Desde Legumbres de Calidad se confía en que los garbanzos “sigan creciendo” porque el mercado se encuentra en un momento “interesante”. En una etapa en la que parece que se demanda más legumbre nacional, se tiene la esperanza d que se produzca “cierta sensibilización”, en especial en el caso de las lentejas y que cada día se incremente la venta de este producto con su etiqueta y contraetiqueta porque ahí es donde se tiene “una espinita clavada”.

Falta de agua

En el caso de la IGP Alubia de La Bañeza, se reconoce que en la cosecha del año pasado se produjo el aumento “más acusado” aunque “sin ser una exageración”, explicó la directora técnica de la IGP, Eva del Río. De hecho se alcanzaron las 500 hectáreas cuando hace alrededor de una década apenas se llegaba a las 300, además de que se han alcanzado unos rendimientos “muy razonables”. Este aumento en el último ejercicio se atribuye a algo “sobrevenido” en la zona como consecuencia de la sequía y la consiguiente falta de agua, lo que llevó al agricultor a la siembra de esta leguminosa, que “no es tan exigente”.

De cara a la campaña de este año se cuenta ya con unos 15 inscritos que están a punto de empezar a sembrar, siempre y cuando las condiciones climatológicas no lo impidan, lo que supone un número muy similar al de otras campañas, aunque se percibe una cierta tendencia “al alza” que se espera que se pueda seguir manteniendo en el tiempo.

Ayudas PAC

Desde la IPG Lenteja Tierra de Campos, su director técnico, Javier Alonso Ponga, recordó que la marca de calidad arrancó en 2005 con apenas 600 hectáreas, superficie que ha ido creciendo hasta alrededor de 3.000, si bien el año pasado se llegaron a superar las 5.000 y este año no se llegará a esa cifra pero se aproximará. Este aumento se atribuye en este caso al incremento del precio de la lenteja, desde los 48 o 50 céntimos hast alos 60, lo que convierte a este cultivo en “rentable” de forma inmediata.

Además, las leguminosas tienen que entrar en alternativas de cultivo y el apoyo del cultivo de legumbres en la Política Agraria Común (PAC) también ha sido determinante. Por otro lado, la lenteja de Tierra de Campos empieza a ser conocida y empieza a demandarse. En cuanto a la producción, la fluctuación “es muy grande” y mientras que hace dos años se alcanzaron los tres millones de kilos, el año pasado la producción se redujo a la mitad porque fue “un desastre” por culpa de la falta de agua. Pese a todo, el sector se encuentra “contento en general” porque “se está sembrando” y se confía en que los años puedan ser “normales” para, en el caso de las lentejas de Tierra de Campos, poder llegar a las 10.000 hectáreas.

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