El consumo de antibióticos cae en León a niveles de hace cinco años pero aún está por encima de la media nacional

Fábrica de antibióticos en León, foto de archivo.

S. Calleja / ICAL

El consumo de antibióticos en humanos cayó por debajo de niveles de hace cinco años en Castilla y León, un dato que anima al optimismo si se tiene en cuenta que la resistencia a estos fármacos va en aumento en la Comunidad y en todo el mundo. De hecho, se estima que provoca unas 25.000 muertes cada año en Europa y que en 2050 provocará más fallecimientos que el cáncer por falta de un tratamiento alternativo.

Los mapas de consumos de antibióticos en el sector comunitario que recoge el Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos (PRAN) indican que en el último año las dosis diarias por cada 1.000 habitantes se situaron en la Comunidad en 25,94, por debajo del dato de 26,13 de 2014. No obstante, las cifras están ligeramente por encima de la media del país, que se sitúan en 24,33. Hace cinco años España cerró el consumo con 25,15 dosis por cada 1.000 habitantes, también por encima del último ejercicio.

Lo cierto es que desde que España lanzó el Plan Nacional de Resistencia a los Antibióticos (PRAN), en 2014, las cifras han ido descendiendo, con una única excepción en 2015, cuando en el caso de la Comunidad subieron de 26,13 a 27,77 dosis, indicador que volvió a caer en 2016, con 27,89, y en los dos siguientes años, con 26,55 y 25,94 dosis. Lo mismo ocurrió en España, donde hubo un repunte en 2015, al evolucionar de 25,15 a 26,28, para luego ir bajando de manera paulatina con 25,86 dosis en 2016 y 25 y 24,33 en los dos ejercicios siguientes.

Estrategia global

El PRAN, que nació con un horizonte de cuatro años y se ha renovado en marzo de este mismo año hasta 2021, es un plan estratégico y de acción cuyo objetivo es reducir el riesgo de selección y diseminación de resistencia a los antibióticos y, el impacto de este problema sobre la salud de las personas y los animales, preservando de manera sostenible la eficacia de los antibióticos existentes. Fue aprobado por el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de la Salud y por la Conferencia Intersectorial de Agricultura como respuesta a la Comunicación de la Comisión Europea del 17 de noviembre de 2011, que solicitó a los Estados miembros un Plan de Acción sobre Resistencias Antimicrobianas.

A raíz de su aprobación, todas las autonomías han implantado medidas de manera conjunta o aislada. En el caso de Castilla y León, la Consejería de Sanidad dio varios pasos que ya en 2017 se colaron entre las líneas estratégicas de la Gerencia, y en las que volvió a insistir un año después. De hecho, en su último Plan Anual de Gestión, Sacyl marcó a los centros como acciones prioritarias difundir los programas de optimización de uso de los antibióticos (PROA) en Atención Primaria y Especializada y actuar con formación e información a los profesionales en las áreas terapéuticas en las que existe mayor desconocimiento y que requieren formación con mayor urgencia, para poder intervenir con acciones concretas en el abordaje de una enfermedad infecciosa o en el uso de uno o varios antimicrobianos.

Los equipos PROA se asientan en un grupo de trabajo multidisciplinar, integrado por un profesional de Medicina Interna, un farmacólogo y un microbiólogo, que son el grupo base, junto a un preventivista, entre otros profesionales. Su misión reside en mejorar los resultados clínicos de los pacientes con infecciones; reducir efectos adversos ligados al uso de antibióticos y garantizar el coste-eficiencia. Para ello, valoran la oportunidad de un tratamiento con un antibiótico o lo cambian por otro más adecuado. Sus estrategias parten de utilizar siempre los más básicos; ajustar los tratamientos a períodos indicados cada vez más cortos, y todo basado en la epidemiología local.

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