La Universidad de León estudia las secuelas de la cuarentena en los estudiantes

Carlos S. Campillo / ICAL Imagen de archivo de universitarios en el campus de León

Un total de 16 universidades españolas, entre ellas la de León, impulsan un proyecto de investigación para analizar las consecuencias del confinamiento sobre el estado de salud de sus estudiantes. En él participarán 20 grupos de investigación de estos centros, que suman 500.000 alumnos, lo que representa más del 30 por ciento de la población universitaria española.

Así lo precisó este miércoles a través de un comunicado la Universidad de Granada, una de las participantes en esta iniciativa que coordina la Universidad del País Vasco y que se desarrollará en el marco de Exernet, una red de investigación que integra a grupos de investigación españoles en actividad física y salud, con el objetivo de coordinar, armonizar y divulgar la investigación en esta área.

El proyecto 'Actividad física en la población universitaria durante el confinamiento por Covid-19: determinantes y consecuencias sobre el estado de salud y la calidad de vida' pretende conocer cómo adapta el alumnado sus hábitos de actividad física y estilo de vida a la situación de confinamiento, así como los “determinantes y consecuencias” de dicho cambio.

Según los expertos, los resultados permitirán diseñar estrategias para hacer frente a las consecuencias negativas “tanto para el periodo posterior al confinamiento, como para situaciones similares que puedan ocurrir en el futuro”.

Con este fin, los 20 grupos de investigación participantes en el proyecto han diseñado y consensuado un cuestionario en el que se preguntará a los consultados acerca de la actividad física que realizan, su peso y talla, su calidad de vida, las características de su hogar y de la unidad familiar con la que conviven así como sus datos sociodemográficos y socioeconómicos.

Este cuestionario se difundirá mediante el correo electrónico corporativo de cada universidad y se cumplimentará online de manera anónima durante el confinamiento, al mes y a los seis meses de que este concluya.

Los investigadores consideran que el proceso de adaptación a la nueva situación, junto a la incertidumbre respecto a la evaluación, puede generar un aumento de la carga de trabajo para los estudiantes y, en consecuencia, una mayor ansiedad y estrés, lo que puede influir en el rendimiento educativo y en la salud física y mental.

A su juicio, la reducción de oportunidades para desarrollar actividad física durante el confinamiento “puede tener efectos adversos a corto, medio y largo plazo”, por lo que ven necesario conocer la adaptación en los hábitos de vida que se producen en esta población, dado que, a su entender, “puede impactar en su salud y su rendimiento académico actuales, pero también en el riesgo cardiovascular y de discapacidad futuros”.

En el proyecto también participan la Universidad de Zaragoza, la Universidad de Castilla- La Mancha, la Universidad de Cádiz, la Universidad de Sevilla, la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, la Universidad de Les Illes Balears, la Universidad Miguel Hernández de Elche, la Universidad Politécnica de Madrid, la Universidad de Extremadura, la Universidad Jaime I de Castellón, la Universidad de Valencia, la Universidad Pública de Navarra y la Universidad de Cantabria.

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