La ciudad poscoronavirus en la encrucijada: ocupar los bajos comerciales mientras se revoluciona la movilidad

Señalización del carril para el bus en la Avenida Independencia de León con bajos comerciales sin actividad.

César Fernández

Hay una imagen que ahora se repite en las ciudades y que habría sido inverosímil antes de la pandemia: colas habituales a las puertas de tiendas o bancos. Hay otra que sería muy rara sin haber mediado la crisis sanitaria: terrazas de bares invadiendo plazas de aparcamiento. Y hay una tercera que ya era habitual y se ha agravado a raíz de la crisis económica derivada de la sanitaria: escaparates vacíos de bajos comerciales.

La primera, que pasará seguramente a la historia cuando se extienda la vacuna, podría dar la razón a quienes piensen que el coronavirus dejará efectos más coyunturales que estructurales. La segunda, que podría consolidarse como herramienta de apoyo a uno de los sectores más castigados por la situación, abonaría el argumento de que la pandemia ejercerá de catalizador de ciertos cambios. Y la tercera, que tenderá a agudizarse con la recesión económica, agranda interrogantes sobre los nuevos diseños urbanos.

¿La crisis del coronavirus tendrá repercusiones coyunturales o estructurales en la arquitectura y el urbanismo? “No creo que tenga ninguna incidencia debido a que los tiempos de desarrollo de los proyectos son de larga duración”, contesta el arquitecto Martín Pérez. “No veo que pueda haber consecuencias estructurales si puede haber una vacuna eficaz en seis meses”, responde su colega Eloy Algorri. “Va a haber cambios, pero de otro tipo. Serán los que marque la tecnología en un mundo globalizado”, advierten los arquitectos responsables de Re-estudio, Rubén Pellitero y Elena Macías.

¿Una apuesta por la peatonalización?

Descartadas en principio grandes transformaciones, la pandemia podría consolidar tendencias. Varias de las principales obras de urbanización en León o Ponferrada caminan hacia la peatonalización o semipeatonalización (Ordoño II en la capital leonesa o Gómez Núñez en la capital berciana). Algorri pone en cuarentena la premisa al subrayar que los proyectos impulsados en León “no potencian la bicicleta” o “suprimen el paso de autobuses” por una arteria tan céntrica como Ordoño II. Y los acometidos en el entorno de San Marcelo, concretamente en las calles Legio VII y Arco de Ánimas, dejan la circunstancia de que “sentarse no es gratis”. “Hay una privatización del espacio público”, abunda con el ejemplo de la extensión de las terrazas en la Plaza Mayor.

Precisamente en el marco de las medidas para reactivar la actividad del sector hostelero, varias ciudades han acordado incluso habilitar plazas de aparcamiento de pago como lugares de servicio en el exterior. “Suprimir garajes por terrazas puede estar bien, pero para ciertos casos. Hay barrios como el de San Mamés en los que hay casas sin garaje y déficit de plazas”, contrapesa Algorri.

La situación actual es compleja de resolver para bares pequeños sin ventilación. Otros han encontrado alternativas ocupando como terrazas plazas de aparcamiento, una solución de emergencia que podría tener cierto recorrido

“Colonizar plazas de aparcamiento podría ser fantástico”, señalan Pellitero y Macías sin obviar que ahora se trata de una hipótesis “en el limbo” para un sector configurado principalmente para aprovechar sus espacios interiores. “Los bares están diseñados para eso. Y el paso lógico sería volver a espacios interiores que fueran sanos y habitables”, añaden sin esconder que la situación actual resulta compleja de solventar para locales pequeños sin apenas ventilación como algunos del Barrio Húmedo de León o del casco antiguo de Ponferrada.

Martín Pérez incluso sugiere la posibilidad de entablar negociaciones con la empresa concesionaria de la ORA para prolongar una fórmula que ha permitido dar un balón de oxígeno a la hostelería principalmente durante la desescalada del verano: “Y la gente ya se estaba acostumbrando incluso a estar al aire libre muy abrigada. Si hubiera más terrazas, creo que la gente hasta comería fuera”.

Las colas en la calle por limitaciones de aforo en el interior de establecimientos comerciales son más sufridas con frío y lluvia de por medio. Pero si esta situación es provisional, no tendría sentido tomar medidas, dicen arquitectos que apuestan por citas telemáticas como solución

El caso es que la vida al aire libre se complica en las ciudades de la provincia en invierno. Las colas en la calle por limitaciones de aforo en el interior de establecimientos comerciales son más sufridas con frío y lluvia de por medio. Se trata de una estampa habitual en las últimas semanas. Y tampoco resulta fácil hallar la solución, admite Pérez al venirle a la cabeza las marquesinas de los hoteles de lujo. “Pero si esta situación es provisional, no tendría sentido tomar medidas”, asume.

“Habría que echarle un poco de imaginación. Pero somos poco innovadores y reticentes a las novedades”, abunda Algorri para sugerir la posibilidad de establecer un sistema de citas telefónicas. “Ahí tendríamos que convertir a la tecnología, que normalmente se ve como una piedra en el camino, como un aliado. Y que las colas físicas de ahora pasen a ser colas virtuales incluso porque la gente no tenga esperar en la calle sino porque se potencie el servicio a domicilio”, aportan Pellitero y Macías, conscientes de la importancia de buscar alternativas para mantener el protagonismo del comercio de proximidad en la configuración del tejido de las ciudades.

Se disparan las ventas por internet mientras cierra el comercio tradicional

Y es que la pandemia sí que ha podido acelerar procesos ya latentes como la compra masiva por internet. “Cada día se van imponiendo más las nuevas tecnologías y la gente con el confinamiento ha aprendido a comprar a través de la web”, señala Martín Pérez. Las consecuencias se agravan para el sector del comercio dejando un reguero de cierres que, a su vez, suponen el desmantelamiento de bajos con los consiguientes 'se alquila' o 'se traspasa'.

Frente a las previsiones expansionistas del Plan General de Ordenación Urbana de 2004 en León, Eloy Algorri aboga por redimensionar el planeamiento y adaptarlo a la actualidad. “Habría que eliminar suelos pensados para la expansión y recuperar la ciudad”, dice para remitirse al modelo que conjuga viviendas, oficinas y comercios, una fórmula “polifuncional” ya barrida en zonas como el Barrio Húmedo, donde “la hostelería ha liquidado todo lo demás”. Y, así, aboga por cambiar regulaciones de uso para fomentar la ocupación de bajos comerciales con un abanico más amplio de actividades.

Sectores que han ganado volumen de negocio podrían ser buenos candidatos a ocupar esos locales vacíos. “Los call center van a disparar su actividad”, dice Martín Pérez sobre la base de la industria del telemarketing ya asentada en torno al eje Ponferrada-Bembibre en la comarca del Bierzo. Y además de profundizar en vías ya abiertas como la instalación en bajos comerciales de peluquerías o clínicas dentales procedentes de entreplantas o incluso pisos, insta a explorar la vía de los nuevos negocios vinculados a la constante revolución tecnológica (incluso fórmulas relativamente recientes como los coworking) sin renunciar tampoco a aprovechamientos residenciales.

Sectores que han ganado volumen de negocio como los call center podrían ser buenos candidatos a ocupar bajos comerciales vacíos, aptos también para actividades puntuales sin descartar aprovechamientos residenciales

El candado a los bajos comerciales no es un problema de ahora. “A veces ha sido consecuencia del inmovilismo de los propietarios y a veces del inmovilismo de las normativas”, afirman Pellitero y Macías al referirse a altos precios de alquileres que incluso hicieron que algunos negocios “colonizaran espacios destinados a viviendas”. “Pero esos locales tienen que dialogar con la ciudad”, sostienen para citar como futuribles ocupantes de esos bajos actividades de comercio ambulante, así como representaciones artísticas o espacios expositivos incluso en régimen de alquiler en determinadas fechas.

En el fondo de muchas de las posibles transformaciones urbanas subyace el impacto de la revolución tecnológica, también para dar respuesta a contradicciones de la pandemia como la de prescribir el uso del coche particular (incluso con el conductor como único ocupante) frente a la teórica apuesta por el transporte público colectivo. “Yo al transporte público tal y como lo conocemos hoy le veo poco futuro. Al taxi le quedan cuatro días porque el vehículo sin conductor está a la vuelta de la esquina, y los vehículos de alquiler, autónomos y por kilómetro ya son una realidad en grandes ciudades”, advierte Pérez.

El vehículo sin conductor será una revolución brutal para las ciudades. Acabará con el aparcamiento en superficie. Ahora hay una circulación evitable enorme que se reducirá en las vías urbanas, dice el arquitecto Martín Pérez

El desarrollo de esta tecnología vinculada al ámbito del automóvil marcará un antes y un después, advierte este arquitecto. “Será una revolución brutal para las ciudades. La nueva situación acabará con el aparcamiento en superficie. Ahora hay una circulación evitable enorme que se reducirá en las vías urbanas”, señala para presagiar la potenciación de otros medios como los patinetes o las bicicletas. “Pero”, añade, “necesitarían de un carril exclusivo como el bus. Los políticos andan muy despistados. Y la normativa siempre va muy por detrás de las nuevas tecnologías”.

“La solución al transporte”, opina Algorri, “sería la bicicleta en León, que es una ciudad básicamente plana. Tiene un clima que no es lluvioso y el frío no sería un obstáculo. Y eso sí marcaría un cambio de modelo, pero no se ha hecho un buen sistema de préstamos de bicis ni se ha apostado por ello”. El arquitecto pone como último ejemplo la flamante remodelación de Ordoño II, cuyo proyecto de peatonalización no ha contemplado un carril específico. “La bici”, concluye, “sería el medio idóneo tanto para el antes como para el después del coronavirus”.

“Repensar los espacios urbanos con el peatón como protagonista”

El peatón está llamado, en cualquier caso, a ganar espacio en las futuras ciudades. El confinamiento obligado por el coronavirus podría acelerar ciertas tendencias, apuntan Pellitero y Macías al referirse a las imágenes de grandes urbes como Madrid vacías con amplias calzadas y aceras estrechas. “Habrá que repensar los espacios urbanos con el peatón como protagonista”, afirman. Tras declararse partidario del cierre de la hostelería, Algorri incluso sugiere que esa circunstancia ha contribuido a interiorizar en una sociedad tan adepta a los bares la adopción de “medidas extraordinarias”. “Porque, mientras no haya vacuna y la enfermedad sea asintomática en una parte, es una bomba”, advierte.

A la espera de la reapertura de la hostelería, otros lugares de ocio también han visto su funcionamiento condicionado por la pandemia. Pellitero y Macías creen que recintos como cines y teatros “pueden ser seguros como limitación de aforo y buena gestión de las entradas y salidas para no generar cuellos de botella”. Y van más allá hasta sugerir la posibilidad de aprovechar “espacios de oportunidad” en la reconversión de salas de gimnasios, lo que posibilitaría su funcionamiento siempre que la administración pública “abra un poco la mano”.

De eso precisamente se trata en el caso de grandes infraestructuras deportivas o recreativas. Martín Pérez, que diseñó hace veinte años el Pabellón Lydia Valentín, el Estadio El Toralín y el Auditorio Municipal de Ponferrada, cree que recintos cerrados podrían reabrir con una cuarta o quinta parte del aforo, que se ampliaría a un tercio en el caso del aire libre. “Pero nadie se atreve a dar el primer paso”, señala con el argumento añadido de que las jornadas futbolísticas dan margen de 15 días, lo aplicable a una cuarentena en términos epidemiológicos. Eloy Algorri considera esta cuestión “un tema muy secundario”. Y se remite precisamente a la declaración de los servicios esenciales, que dejó a un futbolista en un papel “irrelevante” frente al empleado de un supermercado, dentro de una crisis sanitaria que el tiempo dirá en qué medida cambió las ciudades.

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