La aplicación pionera contra la Covid-19 desde Ponferrada para el mundo que ha llegado para quedarse

El sensor (a la derecha) mide y registra datos de calidad del aire en interiores.

César Fernández

Una tecnología estaba dando sus primeros pasos para facilitar la monitorización de sectores tradicionales como la agricultura y la ganadería en una comarca como la del Bierzo ávida de alternativas. Llegó la pandemia y toda la infraestructura de datos abiertos generada al calor de esa iniciativa permitió abordar en tiempo récord una solución que permitiera sistematizar una de las principales recetas preventivas: saber cuándo ventilar los espacios cerrados para evitar contagios. Y la aplicación, un proyecto pionero nacido en Ponferrada y que ya ha despertado interés en varios países, está llamada a sobrevivir a la crisis sanitaria contribuyendo al mismo tiempo a generar una fuente de empleo tecnológico en un territorio que huye del monocultivo del carbón.

La demostración científica de la transmisión del coronavirus por aerosoles en espacios cerrados y mal ventilados ha puesto en jaque a administraciones públicas, instalaciones culturales, centros educativos o comercios. Ventilar era precisamente la respuesta. Pero se acumulaban las preguntas: ¿cuándo y en qué medida? La empresa berciana Redytel IOT ofrece la instalación de una serie de sensores en lugares críticos que dan en tiempo real información sobre cantidades de dióxido de carbono, humedad y temperatura que los usuarios pueden consultar en su teléfono móvil descargando gratuitamente una aplicación. Mide los datos, los registra y lanza una alarma cuando se llega al punto en que es necesario ventilar. No sólo previene contagios, sino que ahorra energía reduciendo al mínimo el gasto extra en calefacción. Y eso no es baladí en lugares de clima severo en invierno como la provincia de León.

El dispositivo mide los datos, los registra y lanza una alarma cuando se llega al punto en que es necesario ventilar. No sólo previene contagios, sino que ahorra energía reduciendo al mínimo el gasto extra en calefacción

El ingeniero industrial y director técnico de Redytel IOT, Óscar Cela, hace un poco de historia para poner en contexto la aparición de esta aplicación pionera en el mundo. Ahora que las revoluciones tecnológicas no se miden en siglos sino en años, sitúa la clave en 2017, a partir del cual empieza a tomar forma el proyecto denominado el 'Internet de las cosas' para abordar la necesidad de realizar mediciones y avanzar en el desarrollo de diferentes sectores. La respuesta llegó con la generación de una red de transmisión de datos abierta que salvara los costes económicos. Redytel hizo suyo el proyecto, que le sirvió de apellido (este Internet Of Things transformado en siglas). Y así pudo hacerse viable sensorizar el viñedo en una comarca en la que el minifundio característico habría multiplicado los gastos.

El salto tecnológico ya estaba dado cuando llegó la crisis sanitaria. “Sin esta infraestructura previa, igual ni se habría valorado la posibilidad de desarrollar esta aplicación”, reconoce Cela al cifrar en apenas un par de meses el diseño de una herramienta que tuvo su bautismo el pasado otoño en el Ayuntamiento de Ponferrada. El Consistorio berciano dio su visto bueno a la instalación de sensores en sus dependencias municipales, un puñado de edificios públicos sometidos a esta medición que da tranquilidad a los trabajadores, y también a los usuarios a la hora de visitar espacios muy concurridos como el registro. La alarma salta cuando se supera una concentración de 800 partes por millón de dióxido de carbono. Incluso en esa circunstancia adversa, cumpliendo las medidas de seguridad, las probabilidades de contagio no llegan al 1%.

Utilidad para los comercios y para refrendar la premisa 'la cultura es segura'

“Ventilar siempre es bueno. Pero ventilar de más es absurdo”, expone Óscar Cela tras subrayar la importancia no solamente de medir, sino de registrar los datos de calidad del aire. El dilema salud frente a economía que ha hecho aflorar la pandemia se sustancia aquí en prevención de contagio frente a ahorro energético. A la apuesta del sector público materializada en el Ayuntamiento de Ponferrada también se incorporó luego la sociedad civil. Y sin apenas haber realizado labores comerciales, la aplicación ya está presente en cerca de medio centenar de establecimientos de la comarca: desde farmacias hasta zapaterías pasando por tiendas de regalos o centros de estética. El Ayuntamiento de León se sumó justo antes de Navidad. Y ahora llegará el momento de llamar a la puerta de los comercios con una oferta poco costosa: apenas 300 euros por sensor.

La creación previa de una red de datos abierta allanó el camino para lanzar esta aplicación en tiempo récord en plena pandemia. Sin esta infraestructura previa, igual ni se habría valorado la posibilidad de desarrollar esta aplicación, reconoce el ingeniero industrial y director técnico de Redytel IOT, Óscar Cela

Con las restricciones a la orden del día a cada oleada de casos, la aplicación puede consolidar premisas como aquella de que 'la cultura es segura', capital para sectores cuya actividad se encuentra bajo mínimos desde marzo del año pasado. Así lo acredita el director técnico de Redytel IOT al admitir el recelo sobre la seguridad sanitaria en un recinto que ha mantenido una cierta cuota de actividad como el Auditorio Municipal Ciudad de León. “Y las mediciones han revelado que tiene una muy buena calidad del aire”, refrenda.

El debate sobre la seguridad también está latente en las aulas. Y la reciente adquisición y distribución de medidores de CO2 por parte de la Junta de Castilla y León reactivó la reclamación de contar con purificadores de aire. “Pero lo primero es medir. Si no mides, qué vas a purificar. Y no sólo se trata de medir, sino de registrar”, advierte Cela con otro argumento añadido: el desarrollo de la aplicación permite consultar los datos a distancia sin necesidad de acercarse al sensor, que debería ubicarse en el lugar más crítico de las estancias sometidas a medición.

Las pandemias cambian las formas de pensar de la gente, dice el cerebro de la aplicación, convencido de que su uso sobrevivirá a la crisis sanitaria por su capacidad para ahorrar energía y mejorar las condiciones de trabajo y consumo: Muchas veces entramos a un bar y notamos que el ambiente está cargado. Pero eso nadie lo estaba cuantificando

En la actual coyuntura sanitaria, la aplicación es una herramienta muy valiosa. ¿Lo seguirá siendo cuando pase el coronavirus? “Las pandemias cambian las formas de pensar de la gente”, responde el director técnico de Redytel IOT, convencido de que esta tecnología tendrá vida más allá del virus por su capacidad tanto para ahorrar energía como para mejorar las condiciones de trabajo, así como las de consumo. “Muchas veces entramos a un bar y notamos que el ambiente está cargado. Pero eso nadie lo estaba cuantificando. Y la ley es muy estricta”, añade sin obviar que “todos los virus se transmiten de la misma manera”.

Creación de un polo tecnológico, un empleo con valor añadido

La empresa ya ha generado sinergias en otras materias como el diseño de mecanismos de protección del patrimonio rural y otros proyectos con la Junta de Castilla y León, el Ayuntamiento de Ponferrada, la Universidad de León o la UNED (Universidad Nacional de Educación a Distancia), entidad esta última que baraja ahora la posibilidad de extender la aplicación a sus centros educativos. También el Principado de Asturias y ayuntamientos de autonomías como la Comunidad Valenciana, Madrid o Galicia, así como países como Italia y Suecia han mostrado su interés en una tecnología que la compañía berciana quiere hacer accesible sin dejar de ser consciente de que sería “muy golosa” para una gran firma del sector de las telecomunicaciones.

Y, en clave económica, el desarrollo del proyecto ha puesto sobre la mesa la capacidad tecnológica de una tierra que tiene que reinventar su tejido industrial. “Nos sobra talento. Y hay que exportarlo”, presume Óscar Cela, la cabeza visible de una iniciativa que ya ha implicado a una treintena de personas sin haber activado todavía la vertiente comercial. “El empleo tecnológico da, además, valor añadido”, sentencia desde una comarca a la que insta a dejar de lamerse las heridas y mirar al pasado para orientarse a un futuro en el que cree que medir la calidad del aire en interiores sobrevivirá a los tiempos del coronavirus.

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