La desesperante misión imposible de que Sanidad de Castilla y León certifique a tiempo un caso de coronavirus

Un joven se somete a una prueba de cribado de antígenos, archivo. / César Sánchez / ICAL

C.J. Domínguez

La nueva y acelerada curva de contagios de coronavirus que tiene como protagonistas principales a los jóvenes suma varios enemigos que la impulsan y multiplican. Y uno de ellos, paradógicamente, es la propia administración pública responsable de la Sanidad, la Junta de Castilla y León.

Los casos se multiplican enredados en una maraña apenas operativa de recursos: rastreadores que no rastrean, aplicaciones para móvil que desembocan en un contestador fallido, imposibilidad casi total de contacto telefónico con los centros de salud, información contradictoria, plazos de mínimo cuatro días para conseguir una consulta ordinaria para alguien que sufre con dureza los síntomas de la enfermedad y barreras constantes para realizar pruebas diagnósticas que certifiquen si hay o no un positivo y poder obrar en consecuencia, aislándose e impidiendo la propagación.

Elevados precios

Tales dificultades abocan a las familias a resolver por la vía rápida. Se trata de de acudir a centros médicos privados, un problema que no es sólo económico, aunque también, ya que la más simple prueba de un test de antígenos cuesta un mínimo de 40 euros y una PCR alcanza los 110 por paciente sospechoso. Y pueden ser más dinero.

Otro grave inconveniente de verse abocados a acudir a la vía privada es que si es resultado es positivo de la presencia de la covid, no todos los afectados notifican este resultado a su médico de atención primaria o pediatra públicos, en el caso de mejores de 14 años.

Eso quiere decir que a la Sanidad no le constan en ningún momento estos positivos, lo que incapacita al sistema público a realizar un seguimiento y poner freno de los casos de contagio. Es una peligros pescadilla de la sanidad pública de la Junta que se muerde la cola de la inoperancia y con la que, de paso, se llenan los bolsillos los centros privados.

Un caso concreto que son muchos más

Veamos un caso concreto y reciente ocurrido en León esta misma semana, que en realidad es una cadena de muchos otros casos similares. Un chico joven le informa de manera personal a otra joven amiga con la que ha mantenido contacto estrecho que tras sentir algunos síntomas ha acudido con sus padres, preocupados, a un hospital privado de la capital que oferta pruebas para realizarse en este caso un test de antígenos. Tras pagar 40 euros.

El motivo es que ni por aplicación de móvil Sacyl Conecta ni por teléfono ni tampoco a través de internet ha resultado posible obtener esa misma prueba con tiempo suficiente a través de su médico.

La única cita posible con el médico es para dentro de cuatro días, fin de semana de por medio, y sólo el doctor de cabecera, tras una consulta telefónica, puede ordenar que se le realice una prueba de este tipo en su centro de salud. No hay que olvidar que, además, lógicamente un paciente con sospecha de covid no debe acudir ni en persona a su consulta ni tampoco a urgencias, aunque sufra síntomas.

Ni sufriendo síntomas

El caso es que esta joven paciente no tiene sólo sospecha y contacto directo fehaciente. Es que, además, ha comenzado a sentir con fuerza algunos síntomas de la dolencia: fiebre alta, dolor de cabeza y vómitos.

Lo primero que llama la atención es que, para empezar, ni un sólo rastreador ha llamado ni al afectado ni a ninguno de sus contactos personales de las últimas jornadas. Todos ellos se enteran tan sólo porque el joven trata de recordar con quién salió y avisarles. Que podría no hacerlo por despiste o por dejadez, o no recordarlos a todos.

En nuestro caso, el joven positivo de covid sí ha avisado a su amiga. Y la familia de ésta tiene otra hermana que salió con el mismo grupo y el mismo día. Ambas deberían hacerse las pruebas y salir de dudas de si han contraído la enfermedad, aunque los rastreadores no siguen sin contactar. Y mientras, aislarse. Coincide que en este caso así lo hacen escrupulosamente.

Una cita... dentro de cuatro días

Pero con el intento de someterse a las pruebas, de antígenos o PCR, comienza interminable laberinto administrativo al otro lado del teléfono. Primero, cita urgente con el médico. La opción más cercana en el tiempo es para dentro de cuatro días. Demasiado tiempo para esperar, evidentemente.

La familia acude primero a la posibilidad de cita telefónica y, tras varios intentos fallidos, atiende un contestador de opciones, no una persona. La opción que indica desemboca en un sistema de mensajes en inglés que pide marcar una extensión desconocida para transferir la llamada. Al final, como es lógico, “no es posible transferir la llamada” a ningún sitio.

Posteriormente acuden a la nueva y supuestamente mejorada aplicación para smartphone Sacyl Conecta. El Test Covil-19 de esta aplicación confirma que, con los síntomas indicados, hay riesgo. La instrucción es “llama a tu centro de salud y selecciona la opción 0”. En este caso es José Aguado, en concreto el servicio de citas.

“El fin de semanas no se hacen pruebas”, aunque es jueves

Un operador, esta vez humano, nos indica que siendo jueves hay que pedir cita con la doctora de cabecera de las hermadas afectadas, cita que ya está fijada para el lunes. Como son cuatro largos días de espera, se piden instrucciones para poder hacerles la alguna prueba a las hermanas.

“Imposible, el fin de semana no se hacen pruebas”, responde, a pesar de que aún falta más de un día para el fin de semana. “Tampoco es posible” poder hablar directamente con la doctora de Atención Primaria ni con la enfermera, a pesar de que una de las niñas lleva horas sufriendo los síntomas de enfermedad mencionados. Y por supuesto, “nada de acudir a Urgencias”.

El teléfono de atención oficial Covid CyL

No satisfechos con la respuesta que nada ha resuelto, se marca el número 900 222 000, el supuestamente reforzado teléfono de atención oficial sobre coronavirus de Castilla y León impulsado por la Junta. Un operador vuelve a preguntar por las circunstancias del posible contagio aún no confirmado y con la información recibida aclara: las jóvenes deben permanecer totalmente aisladas en habitaciones individuales preferentemente con baño y, sin embargo, los padres no tienen por qué seguir tales instrucciones porque no se ha confirmado aún contagio de ninguna de ellas. “Pueden hacer vida normal”.

Pero cuando se solicita poderles hacer alguna prueba para saber si son positivos de coronavirus, idéntico muro: esperar a la cita médica cuatro días más tarde. Ante la insistencia, el operador propone llamar al Hospital de León, cuyo número facilita, y exponer la situación.

Sin éxito en el Hospital y vuelta a empezar

En el Hospital de León, una mujer que atiende la llamada se muestra literalmente “sorprendida”, porque “en el Hospital no podemos hacer nada, no sué quién le ha dicho eso, es cosa del centro de salud”. Y “lo siento”, se excusa amablemente, dejando sólo una puerta abierta: volver a la casilla de salida, llamar a citas de José Aguado. Con el resultado consabido: el fin de semana -ni tampoco un viernes- no se hacen pruebas.

Hay que esperar al lunes, a que llame la doctora. Y mientras, las niñas aisladas y atendidas por sus padres y éstos, vida normal. Con el evidente riesgo que eso supone.

La única alternativa, al final, es la realización de dos pruebas en un centro privado, con el elevado coste arriba mencionado. Una de las jóvenes da positivo, la otra no. Así, sólo pagando, averiguan sus padres con cuatro días de antelación, y si son responsables, que deben aislarse ellos también si no quieren propagar la enfermedad.

No es un caso único. Las familias de no menos de otros dos chicos de aquella pandilla que salió una tarde con el primer positivo han vivido la misma situación: cero rastreadores avisando, cero éxito con las diferentes vías habilitadas por la Consejería de Sanidad de la Junta de Castilla y León, por lo tanto cero posibilidad de prueba o analítica en un centro sanitario público antes de cuatro días y solución final pasando por la caja privada.

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